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NOSOTROS
Critique de Charles Maurras, muestran que los escritores quie-
ren actualmente reintegrar al individuo en su grupo, en su fa-
milia, en su raza, colocar al hombre en una sucesión de genera-
ciones solidarias, en cuya cadena halla su verdadero valor,
Todos advierten que la inteligencia es una de las condicio-
Les esenciales y necesarias de la obra artística. La Razón, vuelve
a tener su valor de antaño pero sin estrecheces, Existe una como
transposición del fruto de una expresión individual en lo uni-
versal. Un nuevo humanismo se desarrolla. El sentimiento vuel-
ve, la fide'idad es bella. Todos hallaron una Razón de vivir en
la vida misma.
Una vez que hemos paseado una mirada panorámica por
este período de de quince años, tenemos el derecho de preguntar
:quedará algo de esta literatura? El futuro tiene la palabra. Pe-
ro ya podemos notar que esa literatura ha practicado ejercicios
que nos dieron más flexibilidad espiritual, acostumbrándonos a
“otar coloraciones fulgurantes, penetrar en el laberinto del pen-
samiento y conocer la idea en su compiejidad frondosa.
La fantasía ebria que hallamos en las obras contemporáneas
hos facilitó el modelo según el cual podemos reventar como una
burbuja fuera de lo real. Seguimos en la caverna de Platón, pero
sabemos introducir periscopios en sus grietas, y tener una visión
quizás poco extensa pero nítida de lo absoluto.
Ya sabemos captar el pensamiento en el preciso momento
de su nacimiento, en su espontánea. profusión milagrosa. Las
pa:abras ya no se colocan como antes sino que las alineamos se-
gún reglas nuevas, logrando sonoridades mágicas, ,
Técnicamente, el ideal de todo escritor es asemejarse a aquel
pescador de las leyendas arábigas, que se zambullía hasta las en-
trañas del mar y arrancaba de su matriz palpitante al fruto
albino de la belieza verbal.
Y el artista puede emplear ese nuevo idioma para los muchos
que poseen un oído suficientemente afinado como para percibir
el sutil murmullo etéreo, vibrar al unísono de las ondas produ-
cidas por el hervor de los cuerpos siderales, adivinar el susurro
impalpable de la personalidad oculta.