Full text: T. 80.1933=Nr. 292-295 (1933008000)

A 
NOSOTROS 
no abordemos temas tan escabrosos, porque podríamos disentir. 
—¿Y eso qué importa? ¿O temes emitir tus opiniones? No 
conozco mayor cobardía que ésta. El mundo cambia de aspecto 
a cada instante y el pensamiento, que es su centro originario, 
no puede permanecer inmutable. Los gorriones no aceptamos pre- 
conceptos. ¿Por qué dictar leyes contra los comunistas, por ejem- 
lo? El comunismo ¿no es acaso una doctrina política como cual- 
quier otra, o una forma social de convivencia? ¿No fueron comtt- 
nistas tus antecesores los quichuas y los aimarás? Y las misiones 
jesuíticas ¿no estaban asentadas sobre un régimen comunista? ¿Por 
qué predican tanto contra el sistema los obcecados nacionalistas 
y los implacables católicos de hoy? 
—No te exaltes, ni levantes la voz, porque alguien podría 
irte; y acaso te aplicaran alguna sanción terrible, - 
—¡Ah! sí. Ya me informaron al llegar que estáis por reim- 
plantar la pena de muerte. Vaya un progreso el vuestro! No me 
explico, en verdad, qué nueva civilización váis a construir. En 
tiempos ya remotos, nosotros aplicábamos la ley del talión, cruci- 
ficibamos a los ladrones y lapidibamos a las mujeres adúlteras. 
¡Por qué volvéis al pasado? Si tanto evangelio altruista divulgado 
en el mundo no ha modificado los instintos; si el espanto de 
tanta guerra no ha conmovido a las generaciones, ¿imagináis que 
una simple ley penal va a contener a la fiera atávica hospedada 
en el fondo de tantos seres? 
—Pero, nuestros grandes maestros... 
—;¿ Creéis aún en la ciencia de vuestros maestros? ¿No véis 
como cruje el mundo a despecho de todas las doctrinas? Esos 
ancianos presuntuosos cuyas palabras he oido en el Senado me- 
recen la conmiseración de nuestra raza. Es doloroso llegar a la 
senectud cargado de vanidad y de prejuicios. Vuestra república 
se está tornando tenebrosa. Ignacio de Loyola es el siniestro 
mentor de vuestros gobernantes. 
—¿Y qué debemos hacer? 
Sembrad los campos, repartid la riqueza, desarraigad el fa- 
natismo religioso, romped los moldes de vuestra justicia arcaica, 
no reavivéis el antagonismo entre las agrupaciones, no cimentéis 
la autoridad en la fuerza... Y dejad que Europa se momifique 
detrás de sus fronteras.
	        
© 2007 - | IAI SPK
Waiting...

Note to user

Dear user,

In response to current developments in the web technology used by the Goobi viewer, the software no longer supports your browser.

Please use one of the following browsers to display this page correctly.

Thank you.