PASATIEMPOS DE UN. PROVINCIANO 181
—Pero, eso es trastornario todo. Eso es predicar la Revo-
lución,
—Tú lo has dicho. Sólo cambiándolo todo —radicalmente
todo— podríais redimiros o encontrar el sendero de vuestra libe-
ración,
—No me explico cómo en tu cabeza de gorrión se albergan
tales ideas.
—Ya te he advertido que los gorriones constituimos una
especie solidaria. Tenemos una concepción concreta de la vida y
nunca divagamos. Vivimos unidos; viajamos unidos; y en los
fracasos ajenos, fundamos nuestra experiencia, Nuestra sabiduría
es razonada y práctica. Somos lógicos, sensatos, calculadores.
—Nosotros los chingolos preferimos la soledad o el aisla-
miento. Vivimos en parejas; cantamos a las estrellas en las noches
de primavera; y nos reconforta la creencia en un destino ulterior.
—Guari, gurí! Nunca llegaremos a entendernos. El dualismo
es una ley universal; y es vano empeño conciliar las realidades
upuestas: el bien y el mal, la vida y la muerte, el día y la noche,
la vigilia y el sueño... El antagonismo cesará cuando la tierra
haya dejado de girar.
—Me desconciertas con tus paradojas,
— Todo en la vida es paradojal; y la realidad misma no es
sino una engañosa ilusión.
—eEntonces, ¿no crees ni en la realidad histórica? -
—Pero, si la historia es una cadena de mitos, de fábulas y
de contradicciones. Como sus doctrinas están en desuso, ahora
comadrea con las habladurías de los viejos archivos. Los histo-
riógrafos pertenecen al orden de los roedores... Nosotros, siendo
trashumantes, no nos preocupamos del culto de los dioses y de
los héroes, Por el contrario, solemos a menudo burlarnos de los
próceres que hallamos a nuestro paso. Hace algunos años, en
Buenos Aires, pernoctaba en las barbas de un tribuno de la plebe,
en las proximidades del Retiro: a poco, era más milonguero que
Martín Fierro!... Más tarde, construí mi nido en las charre-
teras del vencedor de Ituzaingo... Mirándolo por dentro, conocí
“el horror al vacío”. No degradeis tanto el mármol y el bronce!..
—Observo que eres versado en crónicas,
—i Qué quieres! ¡Es la familiaridad con los varones ilustres !