Full text: 1.1911=Nr. 2 (1911000102)

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EL HOMBRE ODIOSO 
Al cruzarse con aquel hombre todas las 
mañanas cuando se dirijía 4 la casa de mo- 
das, á la que estaba adscripta como primera 
oficiala, Inés sufría, ella tan buena, una 
como exasperación dolorosa. Era una an- 
tipatía intensa, un odio mejor dicho, naci- 
do en su corazón generoso, como una plan- 
ta tóxica entre flores.. 
Joven, tenía 20 años, un tipo de modisti- 
lla francesa, picaresco y gracioso con su 
sombrerito diminuto, se transformaba en 
señoril cuando en el taller, entre amigas y 
risas, se encasquetaba esos sombreros gran- 
des y exornados con grandes plumas. Era 
su tez blanca, y esto, que viene bien á to- 
do cuentista para dar realce á la belleza 
de sus nersonajes femeninos. en el caso de 
nés, sólo servía para trasparentar aquel 
oro expontáneo é injusto. En efecto, al 
encontrarse con aquel hombre joven, que 
llamaremos Juan, su rostro se velaba de 
una sombra terrosa, que se diría una gran 
ojera de dolor. 
El mozo aquél tenía, no obstante, una 
apariencia de pobreza y negligencia en el 
vestir, cierto aire distinguido y arrogante 
en cuanto al porte, bien que sus ojos, gran- 
des y plácidos, irradiaran algo de manse- 
— ó humilde resignación. La había 
mirado alcuna vez en aguellos encuentros 
y tenía él la conciencia de aquella impre- 
sión adversa en el espíritu de la mucha- 
cha: nunca aventuró un piropo, ni siquiera 
un giro de cabeza. 
Ella, sin embargo, sufría en su concien- 
cia de mujercita buena. Al fin, qué mal le 
había hecho? Ninguno; pero el corazón no 
se manda y repelía á aquel ser. Además, 
aquella antipatía le sugería reflexiones acer- 
ca de la vida de aquel desconocido. 
Por de pronto era soltero, pensaba. Aquel 
descuido en la indumentaria dejaba ver la 
carencia de un alma femenina: un calave- 
ra y egoista. 
Aquel semblante un si es no es abatido 
traducía noches de orgía, sin duda, y aquel 
aire de militar vestido civilmente, no era 
otra cosa que un alarde de don Juanismo 
Arrabaleño...; y concluía aquí el corto cir- 
cuito que recorría su razonamiento impul- 
sado por la repugnancia ó alimentándola. 
Cierto día, después de tres meses de co- 
nocerlo y cuando se había familiarizado yá 
con aquellos encuentros diarios, hasta el 
punto de haber como anestesiado su alma 
para la impresión cruel de su vista, su ma- 
dre le recordó la deuda de una visita pen- 
diente con una vieja relación. 
Irían á lo de las «Pensamiento», cuatro 
hermanas á quienes las llamaban así, por su 
afición desmedida á las postales con autó- 
grafos masculinos. Las pobres! Eran bue- 
nas y honradas, después de todo, y hacía 
mucho tiempo que no las visitaban. 
Inés faltó al taller y fueron á pasar el 
día con sus buenas amigas. 
Llegaron. Las «Pensamiento» batieron 
palmas, hablaron por ocho, rieron y mos- 
traron sus álbums. 
Lavida se arrastraba;tenían muchas costu- 
ras y dos de ellas novio en puerta; además, 
un buen inquilino... un inquilino que les deja- 
ba, mientras concurría á su conchavo, una 
nena de cuatro años para que la cuidaran. 
Ahí estába, jugando en el cuarto de la cos- 
tura. La presentaron. 
Era bonita, con sus cabellos castaños 
claros, rosadita, fresca y parlanchina. 
Pero... Cosa rara! Aquella chica simpá- 
tica, que se hacía querer con sólo mostrar 
sus dientecillos y mirar con sus grandes 
ojos, tenía un gran parecido al hombre 
odioso... 
Inés la contemplaba... sí; era una imagen 
en pequeño de su antipático incógnito. Tan 
parecidos eran, á pesar de ser una mujer- 
cita y el desconocido un hombre. que se 
diría que aquella era una oleografía de un 
original al carbón, 
Inés la tomó en brazos y la besó por que 
aquella chica le fué expontáneamente sim- 
pática. La chica se apegó á la joven y fue- 
ron grandes amigas... . . 
Después la hicieron confidente del ori- 
gen y orfandad de la pequeña inquilina. 
Era hija de un hombre joven, que habíase 
casado por amor con una muchacha pobre, 
atrayéndose el anatema de la familia, y es- 
pecialmente del padre, que le destinaba una 
“ica heredera... 
Na señora falleció. desniás de una larga
	        
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