Full text: 1.1911=Nr. 3 (1911000103)

AÑo I. 
BueNOS AIrEsS, AGosto 7 DE 1911, " N".8 
REVISTA BIMENSUAL ILUSTRADA 
DE LITERATURA, ARTE, MODAS Y ACTUALIDADES, METROPOLITANA Y DE LAS PROVINCIAS 
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DEL Dr. £ ANTOS EF S.NDC 
e 
“ (Médico uruguayo) 
E 
Es sumamente curioso lo que se observa 
en algunos pueblos, bajo el punto de vista 
de sus inclinaciones á4 ciertas y determina- 
das. substancias. Bajo la influencia del 
hábito, su uso se-ha”- éonsiderado de tal 
manera necesario, que quizás su supresión 
acarrearía serias consecuencias. El habi- 
tante, de la zona tórrida, para oponerse 4 
la influencia deprimente del medio cálido 
en que vive, echa mano de ciertas substan- 
cias que estimular, siqúiera momentánea- 
mente su organismo asténico: el del polo, 
viviendo en un medio de cualidades com- 
pletamente contrarias, saca de los hongos 
de sus helados desiertos alguna bebida 
excitante ó narcótica. El árabe busca en 
el café, que le prodiga su suelo, un estimu- 
lante contra su apatía, hija de un enerva- 
dor fatalismo 
y de su clima 
deprimente, 
como el indio 
americano pi- 
de fuerzas á la 
coca para re- 
sistir á las fati- 
gas y al ham- 
bre. El chino 
se harta de té, 
para luego 
recrearse en los sueños fantásticos produ- 
cidos por el opio ó haschichs, placer por 
cierto más duradero, pero tan nocivo como 
los goces que otros buscan en el periodo 
de excitación del alcoholismo agudo, Noso- 
tros, los americanos, hemos sido más felices 
en Ja elección de nuestra bebida favorita. 
En las selvas de nuestro vasto continente, 
donde la naturaleza reviste sus más lujosas 
galas y prodiga sus más brillantes dones, 
hemos encontrado, al lado del majestuoso 
araucaria y mezclado entre mirtáceas y 
lauríneas, al elegante Ylex, cuyas hojas 
pulverizadas, halago de tantos paladares, 
encierran en pequeñísimo volumen, el poder 
nutritivo del alcohol, sin sus perniciosos efec- 
tos, y la fuerza estimulante de la coca, sin 
su poder hipertérmico y sin su acción hipo. 
trófica. 
Con el mate, se deleita á la 
vez que se mutre, el rico como 
el pobre, el que habita en la ciu. 
dad como el que, huyendo de 
su bullicio, mora en la campaña. 
El gaucho, si es que puede com- 
pararse el gaucho de hoy, que 
empieza á frecuentar zapaterías 
y sastrerías, con el legendario 
de ayer, cuyos rudos dedos aser 
man á la abertura de en hor 
de potro y que por todo traje lleva su 
tradicional poncho ó su ancho chiripá, 
ha saboreado sendos mates antes de que 
enel. Oriente aparezcan los tintes de l.: 
aurora; y en invierno, al volver á la no. 
che al hogar, yerto quizás de frío, y re:- 
dido por las rudas faenas del día, antes de 
pedir al-sueño el reposo para sus músculos 
fatigados, ha cebado y tomado ya. varios 
mates, entre el bullicio de sus hijos y las 
caricias de su dulce compañera, mientras 
el vendabal hace estremecer el pajizo techo 
y azota al corpulento ombú, que cual, soli- 
tario centinela, cuida su modesto rancho. 
Aún el más refinado si- 
barita, antes de abando- 
nar el muilido lecho, ne- 
cesita unos mates para im- 
primir,aunque sea momen-, 
tánea energía á su afeminado organismo 
y para desperezar sus entumidos miembros 
El uso del mate se pierde en las nebulo- 
sidades de los tiempos prehistóricos de 
América, Los Incas lo usaban, y la misma 
palabra mate, significa en su idioma, el 
quichúa, calabaza. La fábula, consigna que 
San Bartolomé descubrió á los paraguayos 
el uso de la yerba, recetándola con motivo 
de una peste que se desarrolló entre ellos, 
de la que morían todos los que no hacían 
uso del mate, El licenciado Diego de Ce: 
ballos.,dice por su parte, que Santo Tomás 
al pasar por Baracayú, enseñó su uso á 
los indígenas. Dejando esto 4 un lado, pues 
es muy probable que tanto San Bartolomé 
como su colega Santo Tomás, se ocuparan 
muy poco de propagar el mate, y sí tal 
vez de tomarlo. lo cierto es que cuando 
los españoles llega: 
ron á América yá 
los naturales lo usa- 
ban, y se cuenta de 
un personaje que al 
ver las fatigas que 
sufrían los indios pa- 
ra satisfacer las exi- 
gencias desus amos, 
dijo: «Presiento que 
la yerba va á ser 
una-causa de deca- 
dencia para los guaraníes», 
Es muy probable también que los indí- 
venas hubieran llegado á descubrir el modo 
de fabricar la yerba, en vista de las pro- 
piedades vomitivas que tienen, algunas 
especies de Ylex, especialmente el Y/ex 
vomitoria y el Cahuimá, con el que suele 
mezclarse Y aude produce violentos cálicos
	        
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