Full text: 1.1911=Nr. 4 (1911000104)

NUEVE DE JULIO 
Ha constituído una de las notas 
sociales simpáticas de la temporada 
en Nueve de Julio (F. C O), el en- 
lace de la señorita María Echaniz 
con el señor Pedro J. Cabanellas, 
dando lugar 4 la fiesta que repre- 
senta nuestro fotograbado. 
Imposible nos sería poder dar los 
nombres de las personas que asis. 
tieron á esta fiesta; sólo diremos 
que estaban allí representadas las 
familias más caracterizadas de Nue- 
ve de Julio. 
Enlace Echaniz-Cabanellas Fot. Adobato 
Hay niños que revelan desde el claustro 
materno aptitudes excepcionales, 
Y hay padres bondadosos, sí que - tam- 
bién pueriles, que confían ciegamente en la 
precocidad de sus hijos y deducen de tal 
fenómeno la futura felicidad del precoz. 
Don Juan Pérez y Fernández habla de 
su Crispín—una criatura de ocho años, con 
la dentadura completa — verdaderamente 
obsesionado. 
— Miren ustedes — decía la otra noche en 
una reunión de confianza, —es un caso pa- 
tológico. ! 
—¿Pato... qué...?—objetó doña Augusta, 
viuda del concejal X, madre del joven Pe- 
drito, y casada en segundas nupcias con 
an rico confitero, por lo cual era llamada 
la señora de X por I. , , 
— Pato lógico —la replicó Pedrito; joven 
gracioso, sangriento, en el sentido chistoso 
del vocablo. Y va hi:io de un concejal. 
PRECOCIDADES 
—Patológico siguió el papá; - rorque de 
otra manera no se explica. A los cinco 
meses de existenci1... ¿Comprenden uste- 
des? : A los cincol Cuatro antes de nacer... 
— Basta, don Juan; comprendido. Mire 
usté el rostro de Purita como una guinda 
madurada. 
— Bueno; pues así dió muestra— continuó 
D. juan, entusiasmado - de una precocidad 
sin precedentes. 
- Cuente usted, cuente usted, 
Purita miró á Pedrito; Pedrito miró 4 Pt- 
rita y los dos se encendieron y Casi se in- 
cendiáron 
- Estaba mi mujer, .. 
- ¡Por Dios, Juan! ¿Vas 4 contar lo de la 
espontaneidad peética? le objetó amorosa- 
mente la afortunada madre de Crispín. 
Ya lo creo. Verán ustedes: ésta. en su vida 
h1 hecho un verso. No tiene idea de la rima. 
Nunca ha hablado más que en prosa.. 
— Siga usted, siga ustea, . 
—Conque una noche... ¿Te acuerdas? 
¡Juan, por Dios! 
Vamos, doña Concepción, que le gusta 
usted el recuerdo. 
Cállate, Pedrito. 
¡Silencio, ..! Eran las doce. 
- Las doce menos cinco, Juan, 
—Justo; que mi reloj estaba adelantado. 
Eran las 11.55 del 7 de Enero de 1901, 
— Don Juan, con permiso de usted; yo he 
leído ese comienzo en alguna parte. 
— Cállate, Pedrito. sí, en la primera em- 
trega de cada novela de Luis de Val. 
—Se prohibe la sátira. 
— Y las interrupciones. 
— Continúo; á dicha hora, observo con 
sorpresa que se incorpora ésta en el lecho; 
mira hacia el mosquitero color de rosa pá- 
lido, que estaba recogido sobre la cabecera 
con un cordón, granate por más señas, y 
dice tiernamente - 
“ Juan, yo siento molestarte; 
pero, con gran alegría, - 
ahora mismo tomaría 
una onza de chocolate,” 
— ¡Qué barbaridad! 
- ¡Qué atrocidad! 
- ¡Qué prodigio! 
—Pues hubo más: su voz, la voz de mi 
señora, tenía otro timbre, nunca oído hasta 
que habló mi Crispín. Yo creo que fué 
Crispín el aque diio la cnarteta .
	        
© 2007 - | IAI SPK
Waiting...

Note to user

Dear user,

In response to current developments in the web technology used by the Goobi viewer, the software no longer supports your browser.

Please use one of the following browsers to display this page correctly.

Thank you.