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LA INCOMPRENSIBLE ALBION
SUS MUJERES Y SU MORAL
EN EL PAÍS DEL EUFEMISMO allí? Nada. Conversaban, Echiban un pa-
— rrafito. Es admirable.
, : e —
La moral inglesa esincomprensible, pro- . Aquí no existen lugares de perversión;
bablemente ae carece To existencias. pero hay Hyde Park y todos los otros
Aquí la cuestión está en parques. Se toman cons-
no ser ostensible. Un se- Uipedos y comas peores.
ductor meridional—Don . los Hoteles. 00 ss
Juan Tenorio ó el terri- es da nunca habitación
ble Pérez—se moriría a, hombre Y UNA
de tedio entre estás mu- mues a menos de que
chachas, que quieren : parla: leve, consigo
hacerlo todo sin que se va VANA. > Quise
entere nadie. Cuando divertirse un poco
vean ustedes en Lon- va Lonares, provéase
dres á un pobre hombre la y e ana vahia, Sin
con un aspecto muy des- la valija no hay diver-
dichado, envídienio us- sion POR e Be con
tedes! Esos hombres ana he En a horro
que no inspiran sospe- se poe en hacer norro-
chas, son los hommes . t
á femmes de la rubia Este es el país donde
Albión. una gran dama le escri-
Hay muchos que sus- bía al director del Daily
piran aquí por la liber- Mail, á propósito de su
tad francesa. La liber- célebre campaña sobre
tad francesa no es nada las atrocidades de Bul-
al lado de la hipocresía garia: "Es espantoso.
inglesa: Aquí á los hom- Que tales cosas se ha-
bres perdularios se les zan, pase. Lo inadmisi-
llama nueces; pues bien, ble es que un periódico
en Francia es mucho se ocupe de ellas”.
más el ruído que las Yo suelo ir muchas
nueces. “Todos los fran- mañanas á Hyde Park,
ceses son un poco de Hasta las siete, los hom-
Tarascón”, lo mismo bres pueden bañarse en
cuando van á cazar leo- el gran lago, comple-
nes que cuando van á tamente desnudos. Las
cazar muchachas. Por miss que se pasean por
mi parte, yo doy la li- allí y contemplan á los
bertad de París por un nadadores, con esa tran-
poquito de la hipocre- quila mirada inglesa
sía de Londres. que es igual para un
Aquí estamos en el poste telegráfico. «La
país del eufemismo. Así educación inglesal—se
es cómo hablamos de dice uno. La mujer
todas las cosas, sin que emancipadal» ¡Sí, síl
nuestra conversación ¡Que dén las ocho y que
tenga nada de particu un nadador permanezca
lar. Cuando un viejo, . , enellago! A las ocho y
por ejemplo, le da dinero á una chica, aquí an minuto, la 7n¿ss que le haya visto antes
no se dice que le da dinero, sino que le da :on más tranquilidad, se llenará de rubor
consejos financieros. Dar y tomar el di. y llamará á un guardia para que detenga
nero, está bien: ¡decirlo sería espantoso! al escandaloso. La moral inglesa, si exis-
¡Consejos financieros! Hé aquí, verdadera- te, es una moral de precisión.
mente, unos buenos consejos. Por eso hay La última anécdota: En una casa que da-
en Londres tantas muchachas que, sintién- ba sobre el Támesis, vivía durante el ve-
dose apartadas del buen camino, andan en rano un joven extranjero. Por las maña-
busca de un hombre de experiencia que nas, este extranjero se metía en una bar-
las aconseje convenientemente. ¿Y el fla- quita, se alejaba un poco de la orilla, se
grante delito? ¿Cómo creen ustedes que se desnudaba y se lanzaba al agua. Un día
llama en inglés el flagrante delito? Pues “ué 4 verle el clerygman de la parroquia.
se llama conversación pecaminosa. Mister —Tengo que pedirle á Vd. un gran fa-
John Bull encuentra á un amigo en el le- vor—le dijo. Hay dos señoras de edad que
cho de mistres John Bull. ¿Qué hacían viven en la orilla opuesta. Parece que Vd.