Full text: 3.1918,9.März=Nr. 135 (1918013500)

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El corazón se me estremece al ver un man- 
tel bien extendido, en cuyo, centro se aroma- 
tiza una kenafa (1) madando sobre la man- 
'eca y la miel en una gran bandeja, 
¡Oh kenafa! ¡kenafa fina y sedosa como 
:abellera! mi deseo por saborearte ¡oh Ke- 
vaja! Ucga a la exageración! Y me pondría 
2» peligro de muerte el pasar un día sin 
que estuvieses en mi mesa, ¡Oh Renafa! 
¡Y tú, jarabe! ¡Addrable y delicioso Jura” 
de! Aunque lo estuviera comiendo y bebiendo 
día y noche, volnería a dranarlo en la vida 
futura. 
Después de esto dejé la pluma y el tinte- 
ro, y me senté respetuosamente a alguna 
distancia. Y mo bien leyó el rey lo que yo 
había escrito, se maravilló maravillosamente 
y exclamó: “¿Es posible que un mono posea 
tanta elocuencia, y sobre todo una letra 
tan magnífica? ¡Por Alab!... ¡Es el pro 
digio de los prodigios!” 
En aquel instante trajeron un juego de 
ajedrez, y el rey me preguntó por señas si 
sabía jugar, contestándole yo que sí con la 
cabeza. Y me zcerquá, coloqué las piezas, 
y ne puse. a jugar con el rey. Y le dí mate 
dos veces. Y el rey no supo entonces qué 
pensar, quedándose perplejo, y dijo: “Ti 
éste fuera hijo de Adán, habría superado 2 
codos los vivientes de su siglo!” 
Y ordenó luego al eunuco: “Ve a las 
habitaciones de tu dueña, mi hija, y dile: 
“¡Oh mi señora! Venid inmediatamente jun- 
to al rey”, pues quiero que disfrute de este 
espectáculo y vea un mono tan maravi- 
lloso.” 
Entonces fué el eunuco, y no tardó en 
volver von su dueña, la hija del rey, que 
en cuanto ma divisó se cubrió la cara cop 
el velo, y dijo: “¡Padre mío! ¡Como me 
mandas llamar ante hombres extraños?” Y 
el rey dijo: “Hija mía, ¿Dor 
quién te tapas la cara, si no 
hay aquí más que nosotros?” 
Entonces contestó lx joven: 
“Sabe, ¡oh padre mío! que 
ese mono es hijo de un rey 
llamado Amarus, y dueño de 
un lejano país. Este mono 
está encantado vor el efrit 
(1) 
elillo 
ns. 
Kenafe: especie de pas- 
hecho con fideos muv 
L7> E 
E 
Jeorgirus, . descendiente de Eblis, después 
le haber matado a su esposa, hija del rey 
Aknamus, señor de las Islas de Ebrno. Este 
nono, al cual crees mono de veras, es un 
10mbre, pero un hombre sabio. instruído y 
»rudente.” 
Sorprendido al oir estas palabars, me pre 
runtó el rey: “¿Es verdad lo que dice de 
1 xi hija?” Y yo, con la cabeza, le indiqué 
somo era cierto, y rompí a llorar. Enton- 
>es el rey le preguntó a su hija: ¿“Por qué 
sabes que está enrantado?” Y la princesa 
ontestó: “¡Oh padre mío! siendo yo pe- 
jueña, la vieja que había en e:sa de mi 
Ladre era una bruje muy versada en la 
nagia 'y me enseñó este arte. Mas urde 
de perfeccioné en “él, y aprendí mas de 
xento setenta artículos mágicos, de 10s cua- 
es el ás insignificante me permitiría trac»- 
ortar tu palacio con todas sus piedras y 
a ciudad entera detrás del Cáucaso, y con- 
rertir en mar esta comarca y en neces a 
mantos la habitan.” 
Y el padre exclamó: “¡Por el verdadero 
10ombre de Alah sobre tí! ¡Oh hija mía! des- 
canta 8 ese hombre, para que yo le nom- 
dre visir. Pero ¿es posible que tú poseas 
se talento tan enorme y que yo nada su- 
plese? Desencanta inmediatamento a ea 
mono, pues debe ser un joven mmy intelis 
zente y agradable” Y la princesa respondió: 
“De buena gana y como homenaje debido.” 
En este punto de su relato, Schahrazada 
rió que se aproximaba la mañana. y <a 
«21ló discretamente. 
PERO CUANDO FUE LA 14a, NOCHE 
Ella dijo: 
He llegado a saber, Joh rey afortunado! 
que el segundo saziuk dijo a la dueña de 
'a casa: 
JOh mi señora! al oir la princesa el rue- 
go de su padre, cogió un cuchillo que tenía 
1ngs inscripciones en lengua hebrea, trazó 
:on él un círculo en el suelo, escribió alí 
rarios renglones talismáticos y después s«: 
solocó en medio del círculo, murmuró al- 
sunas palabras mágicas, leyó en un libro 
antiquísimo unas cosas que nadie entendía, 
y así permaneció breves instantes, Y fe 
aquí que de pronto nos cubrieron unas ti- 
nieblas tan espesas, que nos creímos ento 
*rados hrio las ruinas del mundo. Y súl: 
(eontinuará) 
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