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Gueno, muchachos, les vi hacer el gusto; pero deje-
men pegarle un beso á la cariñosa, pa después contar-
les de un tirán el rilato € unhistoria que parece cuen-
to por las embroyas que tiene ..... ¡qué sé yol..,
y La.cosa es qu'en es'entonces yo trabajaba é pión en
Esnatcia “Los Alisos» lo mesmo que Luciáno Oríbe un
Mocetón que cuales quiera que lo vía quedaba prendao
de él por su trato delicao y una sonricita que ya tenia
Screnciaga en la boca, com hombre que nunca ha pe-
ue Ts lo pantanos de la vida, á más era bíen plan-
e. € mejor presencia, como somos tuitos los que
S s dentre los terrones é ias costas del Uruguay.
No esa mesma estancia y á cargo de un puesto; tam-
EN trabajaba un mozo que, por lo encopetao lo llama=
Maban 7rueno, siedno su nombre Ramón Flores; este
Era un endevi lo d'esos que no entienden más razones
Men que salen d'eyos y después resultan ser unos
arras no más: pa roncador era pior que bagre éla-
tu y más compadrón que taco torcido é botas pa-
5. ;
b Las relaciones d'ese pata é catre con Luciano anda-
an muy filosas por cansa de una mujer, que á cuentas
Vine á saber que á los dos les patió el nido é las ilu- -
Po que se habian formáo deya; pero no era Lucia-
e. . dentro el pecho yebaba almacenado la rabía
debe ores, que ansina lo demostraba en los tiros é
A. sinificao que divan como puñaladas pal lao é Lu-
u , pero Éste ini medio! con la indiferencia le hacia
Yar más fiero el picaso al beyaco é Flores,
—_ pionada creia que Luciano era un mándria
y E esando vian á Trneno toríarlo desa manera,
——— qu el lo que hacía era cuerpiarle el bulto é
ALO A era; pero yo no pensaba ansina, conocía
o en Valtura e corazón é “Luciano y por eso pre”
-_ Ne Áálgo muy sucio diba á pasar á juerza de
sino. ironiar, porqueel cristiano no domina la pacencia
asta hay no más.
cio charabones! otro beso á la cariñosa quíel ca-
dj quedando como garguero é loro, y áura en
0. e aparezco yo también metiendo la pata en
q os é los varones...
ut. que hablar! habia que buscar la ocación
Una s os en el yugo é l'amístá ó que se patiarán
a vez,
E ana me cuadró enel velorio é la finada
0 onda el Gueno la tenga á su lao) Ayí estaban los
Fientes pena dentro el _raacho acompañando a los pa-
eno a pobre finaita, y Fiores ea la cocina yer-
Quienos unos cuantos que aura no me recierd)
boca a. a Aquí, Agapito, te viene todo e pedir á
No que E. pa mi mesmo, y por eso le grité á Lucir,.
en A. iera juera, abedeciendomé sobre el pucho
dole E m le puse á palabriar lindo y parejo, dicie:.-
Qu'era ue ejara á un lao los resentimientos con Flores
duvieran ue dos varones cuasi una mesma laya an-
Viejo. - sm. achuriandose con las miradas.- Pero
Cuando S e rucó-si yo no soy el que lleva la contra
CM no másle brindo mi amistá como un
Ústo - , mas no puedo hacer, ¡Líndo! - le contesté
ro a Aguardaoa é vos, atra anda nomás paden-
E emás corre por mi cuenta. De ái enderecé
ande estaba Flores, y, conel mesmo bor-
eo - :
ds quee le hablé á Luciano, lo hice con él
-OS de
Suena in
nm
don
Mixue estaban en la rueda, ál comprender la
Ención de mi palabrerio con satisfacción reci-
¡Prudencia no es cobardía!
bieron la idea, menos él, que se me descartó con una
tormenta é palabras que jueroa como puñaladas pal lao
de Luciano.... ¡Caracho me ñublaron los ejos é rabia
al verlo tan ranfañoso y, sino hubiera sido qu' estába-
mos en ese momento en un lugar sasrao; le hubi=ra de-
mostrao quién es Agapito Amores.
¡Jué al ñudo! por emparejarlos, los distancie ms e1l
el campo é l'amistá; pero nó era mia la cu'p , sino é
Flores que no tíene ningun p:cho é nobleza en l'a'ma.
¡Canejo! no eran ansina los varones é mis tiemros; se-
rian más rudos, eso sí: pero agradecidos ¿saben? Flo-
res no se parese ni esto á esos crioyos é lay, es un
calandraca é porra..., degenerao.
Guzno pasaron dos estaciones disnues d'esto sin no
vedá, hasta que una noche, cuando menos lo aguaitába-
mos, vino á pasar lo que yo presentía é tiempo atrás.
Estábamos tnita la pionada é la estancia ansina como
estamos auru, revolviendo-con la conversación [as ceni-
zas del pasao, cuando en lo mejor é los recuerdos sen-
timos el ladrido é los cuzcos cue atropeyaban pal lao
é la tranquera. ¿Quien será á esta hora?-:o0s preguntá
bamos con las miradas - hasta que Luciano se levantó
del banco pa dir á ver quien era; pero en eso; qué
barbaridad! al yecar en la p 1erta del ga'pón se topa
con el mesmo Ramó: Flores.
¡Santa Tomasa! yo no sé si jué sin querer ó adredes
que Flores al dentrar se pechó con Luciano y es-e qu-
*estaba cargao e pacencia como nube: preñada e aguo,
reventó al empuje del pechazo.
—Diga, ¿Está avichao € los ojos?—le preguntó Lucia-
no á Flores. No tan avíchao como le parece, le retru-
có Trueno, mientras quedé hito en h'to l'echaba una mi-
rada é ficra— Mire, amigo le replicó Luciano—usté all-
da buscando tres pieces al gato y puede que los en-
cuentre, ¿sabe?—A la guasca encojedora yo poca fé le
tengo —contestó el roncador Flores—y váyase defen-
diendo sotreta € los diabios, que le voy á ciir sin lás-
tima, ¿comprende?
No.se cruzarOnmás palabras; á un mesmo tiempo s-
“enroyaron el poacho en la zurda mientras que con
la derecha sacaron á luz los envenenaos.
¡Comenzó el baile! Luciano aguaítaba sereno á Flores
pero éste questaba h=cho un mand: 1ga. empezó ádam-
betiar á lo ñandú po el yalpón. - En esta no te me:ca-
pás, hijo é mala madrina - relinchó con rabia Flores v,
¡zás!... ¡Zis!., ¡zas!... cuando en eso, 'aliós patria! vemos
que la daga de Fiores va á parar al diablo y quel muy
palandara se quz2da bequiando solo; entonces ¡tocaron
polca! Luciano ajarró un rebenque queste ba colgao en
un clavo y empezó á cairle á Fiores como en lonja
ajena.
—Tomá malo—leé decía - Toma guapo; v entre guasca-
zo y guascazo me lo jué vebando pa juera. :
Nosstros 10 pudimos suje ar la risotada cuando vimos
Á Fiores como gato revolcac en.la cenisa y no pude
menos de orttarir: ch: Trueno, andate á ver á la curai-
dera pa at e te frie uz unguento en lo qie ya sabés, di-
cile que to mando yo, pero ¡que pucha! ya estaba te os
el roncador sctreta. 4
Pasó la tormenta y volvimos otra vez como antes á
hacer rueda en el focó1 y, entorces, yo les hice ver á
algunos é los p:esentes que cr ciban que Luciano era
un mándria, aprendiesen pa otr: vez y tuviesen por en-
tendido que: prudencia, noses cobardía.
ALBERTO NOVION