Full text: 1.1911,28.Okt.=Nr. 1 (1911000101)

N 
  
  
E 
Gueno, muchachos, les vi hacer el gusto; pero deje- 
men pegarle un beso á la cariñosa, pa después contar- 
les de un tirán el rilato € unhistoria que parece cuen- 
to por las embroyas que tiene ..... ¡qué sé yol.., 
y La.cosa es qu'en es'entonces yo trabajaba é pión en 
Esnatcia “Los Alisos» lo mesmo que Luciáno Oríbe un 
Mocetón que cuales quiera que lo vía quedaba prendao 
de él por su trato delicao y una sonricita que ya tenia 
Screnciaga en la boca, com hombre que nunca ha pe- 
ue Ts lo pantanos de la vida, á más era bíen plan- 
e. € mejor presencia, como somos tuitos los que 
S s dentre los terrones é ias costas del Uruguay. 
No esa mesma estancia y á cargo de un puesto; tam- 
EN trabajaba un mozo que, por lo encopetao lo llama= 
Maban 7rueno, siedno su nombre Ramón Flores; este 
Era un endevi lo d'esos que no entienden más razones 
Men que salen d'eyos y después resultan ser unos 
arras no más: pa roncador era pior que bagre éla- 
tu y más compadrón que taco torcido é botas pa- 
5. ; 
b Las relaciones d'ese pata é catre con Luciano anda- 
an muy filosas por cansa de una mujer, que á cuentas 
Vine á saber que á los dos les patió el nido é las ilu- - 
Po que se habian formáo deya; pero no era Lucia- 
e. . dentro el pecho yebaba almacenado la rabía 
debe ores, que ansina lo demostraba en los tiros é 
A. sinificao que divan como puñaladas pal lao é Lu- 
u , pero Éste ini medio! con la indiferencia le hacia 
Yar más fiero el picaso al beyaco é Flores, 
—_ pionada creia que Luciano era un mándria 
y E esando vian á Trneno toríarlo desa manera, 
——— qu el lo que hacía era cuerpiarle el bulto é 
ALO A era; pero yo no pensaba ansina, conocía 
o en Valtura e corazón é “Luciano y por eso pre” 
-_ Ne Áálgo muy sucio diba á pasar á juerza de 
sino. ironiar, porqueel cristiano no domina la pacencia 
asta hay no más. 
cio charabones! otro beso á la cariñosa quíel ca- 
dj quedando como garguero é loro, y áura en 
0. e aparezco yo también metiendo la pata en 
q os é los varones... 
ut. que hablar! habia que buscar la ocación 
Una s os en el yugo é l'amístá ó que se patiarán 
a vez, 
E ana me cuadró enel velorio é la finada 
0 onda el Gueno la tenga á su lao) Ayí estaban los 
Fientes pena dentro el _raacho acompañando a los pa- 
eno a pobre finaita, y Fiores ea la cocina yer- 
Quienos unos cuantos que aura no me recierd) 
boca a. a Aquí, Agapito, te viene todo e pedir á 
No que E. pa mi mesmo, y por eso le grité á Lucir,. 
en A. iera juera, abedeciendomé sobre el pucho 
dole E m le puse á palabriar lindo y parejo, dicie:.- 
Qu'era ue ejara á un lao los resentimientos con Flores 
duvieran ue dos varones cuasi una mesma laya an- 
Viejo. - sm. achuriandose con las miradas.- Pero 
Cuando S e rucó-si yo no soy el que lleva la contra 
CM no másle brindo mi amistá como un 
Ústo - , mas no puedo hacer, ¡Líndo! - le contesté 
ro a Aguardaoa é vos, atra anda nomás paden- 
E emás corre por mi cuenta. De ái enderecé 
ande estaba Flores, y, conel mesmo bor- 
eo - : 
ds quee le hablé á Luciano, lo hice con él 
-OS de 
Suena in 
nm 
don 
Mixue estaban en la rueda, ál comprender la 
Ención de mi palabrerio con satisfacción reci- 
¡Prudencia no es cobardía! 
  
    
bieron la idea, menos él, que se me descartó con una 
tormenta é palabras que jueroa como puñaladas pal lao 
de Luciano.... ¡Caracho me ñublaron los ejos é rabia 
al verlo tan ranfañoso y, sino hubiera sido qu' estába- 
mos en ese momento en un lugar sasrao; le hubi=ra de- 
mostrao quién es Agapito Amores. 
¡Jué al ñudo! por emparejarlos, los distancie ms e1l 
el campo é l'amistá; pero nó era mia la cu'p , sino é 
Flores que no tíene ningun p:cho é nobleza en l'a'ma. 
¡Canejo! no eran ansina los varones é mis tiemros; se- 
rian más rudos, eso sí: pero agradecidos ¿saben? Flo- 
res no se parese ni esto á esos crioyos é lay, es un 
calandraca é porra..., degenerao. 
Guzno pasaron dos estaciones disnues d'esto sin no 
vedá, hasta que una noche, cuando menos lo aguaitába- 
mos, vino á pasar lo que yo presentía é tiempo atrás. 
Estábamos tnita la pionada é la estancia ansina como 
estamos auru, revolviendo-con la conversación [as ceni- 
zas del pasao, cuando en lo mejor é los recuerdos sen- 
timos el ladrido é los cuzcos cue atropeyaban pal lao 
é la tranquera. ¿Quien será á esta hora?-:o0s preguntá 
bamos con las miradas - hasta que Luciano se levantó 
del banco pa dir á ver quien era; pero en eso; qué 
barbaridad! al yecar en la p 1erta del ga'pón se topa 
con el mesmo Ramó: Flores. 
¡Santa Tomasa! yo no sé si jué sin querer ó adredes 
que Flores al dentrar se pechó con Luciano y es-e qu- 
*estaba cargao e pacencia como nube: preñada e aguo, 
reventó al empuje del pechazo. 
—Diga, ¿Está avichao € los ojos?—le preguntó Lucia- 
no á Flores. No tan avíchao como le parece, le retru- 
có Trueno, mientras quedé hito en h'to l'echaba una mi- 
rada é ficra— Mire, amigo le replicó Luciano—usté all- 
da buscando tres pieces al gato y puede que los en- 
cuentre, ¿sabe?—A la guasca encojedora yo poca fé le 
tengo —contestó el roncador Flores—y váyase defen- 
diendo sotreta € los diabios, que le voy á ciir sin lás- 
tima, ¿comprende? 
No.se cruzarOnmás palabras; á un mesmo tiempo s- 
“enroyaron el poacho en la zurda mientras que con 
la derecha sacaron á luz los envenenaos. 
¡Comenzó el baile! Luciano aguaítaba sereno á Flores 
pero éste questaba h=cho un mand: 1ga. empezó ádam- 
betiar á lo ñandú po el yalpón. - En esta no te me:ca- 
pás, hijo é mala madrina - relinchó con rabia Flores v, 
¡zás!... ¡Zis!., ¡zas!... cuando en eso, 'aliós patria! vemos 
que la daga de Fiores va á parar al diablo y quel muy 
palandara se quz2da bequiando solo; entonces ¡tocaron 
polca! Luciano ajarró un rebenque queste ba colgao en 
un clavo y empezó á cairle á Fiores como en lonja 
ajena. 
—Tomá malo—leé decía - Toma guapo; v entre guasca- 
zo y guascazo me lo jué vebando pa juera. : 
Nosstros 10 pudimos suje ar la risotada cuando vimos 
Á Fiores como gato revolcac en.la cenisa y no pude 
menos de orttarir: ch: Trueno, andate á ver á la curai- 
dera pa at e te frie uz unguento en lo qie ya sabés, di- 
cile que to mando yo, pero ¡que pucha! ya estaba te os 
el roncador sctreta. 4 
Pasó la tormenta y volvimos otra vez como antes á 
hacer rueda en el focó1 y, entorces, yo les hice ver á 
algunos é los p:esentes que cr ciban que Luciano era 
un mándria, aprendiesen pa otr: vez y tuviesen por en- 
tendido que: prudencia, noses cobardía. 
ALBERTO NOVION 
   
    
  
  
  
  
  
 
	        
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