Full text: 1.1911,11.Nov.=Nr. 3 (1911000103)

  
  
  
  
TEATERO NACIONAL: 
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También nosotros queremos subir á la pa- 
lestra donde han caído tantos sinceros y er 
guido tantos mentirosos. El Arte, náufrago en 
la ciénaga de un mercantilismo ramplón, nos 
guía. Buzaremos recto hasta el fondo de donde 
suben las burbujas blancas. ¿Quijotada? No; 
calor de arte y de verdad. h 
Presentimos las sonrisas incrédulas de. los 
viejos fracasados que también entraron á la 
liga altivos y ansiosos, pero que nos intimida 
la derrota ajena. A pesar de la borrasca, cada 
día salen barcos nuevos al océano. 
Sanos. Los chismes de escenario y los co- 
mentarios de café no nos han pervertido. Trae- 
mos el ansia inacabable de la verdad, la lla- 
neza de una rueda de fogón y la altivez del 
gaucho que baja á la ciudad á criticar ó á ad- 
mirar. Criticar, es un dolor; admirar, una sa- 
tisfacción. Es decir, que sufriremos ante una 
obra mala y gozaremos, como si' propia, ante 
una buena. Dolor alma y alma contento. Con 
ese aliento se podrá hacer mucho entre la 
farándula de alegría-odio que llena nuestros 
escenarios de “autores” sin meta artística, pero 
con fines fijos de egoístas. 
Nuevos. Venimos sedientos de superlativos; 
Nuestro ideal sería trazar páginas de admira- 
ción, pero tenemos que... en fin, subimos á la 
lidia sin convicciones, porque en materia de 
Crítica cada idea propia es un defecto más; 
Sin programa, es decir, sin amigos. Esperamos 
conseguirlos entre aquellos que nos estrechen 
las manos después de haberles dicho la verdad 
llana y sencilla, como la expresa en una char: 
la de fogón el paisano simple y orgulloso. 
También habrá enemigos, ¡oh, los más!... 
bero no importa. La sinceridad domina al fin, 
Y nos estrecharán las manos, uno á uno, en 
Cada hora de desahogo, á raíz de cada verdad 
Nuestra exteriorizada llanamente, con dolor 
Ó con alegría. 
Será nuestra única satisfacción, nuestra úni- 
ca compensación. 
: qué más palabras; nuestras columnas 
Ututras, palpitantes de actualidad, dirán más 
que toda promesa inoficiosa. 
. 
FLORENCIO SANCHEZ 
No es este un elogio póstumo. Huelga. A los 
que nos supieron perfumar con flores la vida 
ao derrotado triunfante—mártir de su ce- 
a TO y de su corazón—no se les debe permitir 
hositar coronas de trapo sobre su tumba; 
Súlto que admiramos al titán latiente, nos re- 
E ridículo remover la ingratitud para salpi- 
Tlos de mezquindad. 
To iHars un año!... Murió en tierra extraña, pe- 
Se a Sorpresa ciertamente, del silencio en ques 
o acostumbrado á vivir su vida en 
indife € extraños, bajo el mutismo de todas las 
Macia y sobre la gritería de todas las 
abrip es Como vivió, murió. El sólo se hizo 
del q el cielo de la gloria. Solo. El que no sepa 
esierto de una ciudad grande, que sonría. 
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Solo para su ansia. Y así, como era casi impo- 
sible creer en su obra, al verlo con aquella su 
actitud tan” simple, tan apocada, arrastrándo 
su nostalgia sonriente—nostalgia de fuerte,— 
debe haber concluído: con un gesto de pig- 
meo y un pensamiento de coloso. 
Después... y como siempre, se comenzó á 
llamarle inmortal. Fué necesario morir! ¡Oh, 
la inmortalidad de los mortales!... 
Y hace pocos días, entre el gran número de 
memoristas piadosos, que dieron funciones de 
holocausto, se organizó una en Montevideo, 
“ en su honor y á beneficio de los Empresa: 
rios”. La ironía se ha hecho sarcasmo. 
¡Ah! pero al fin de cuentas, cuando se hace 
obra buena, obra grande, cuando se deja entre 
las piedras del camino trozos de carne y á 
las fieras del- bosque corazón para repartir, 
y á los contemporáneos hermosas páginas de 
dolor para trazar, algo se grana: la posteridad: 
r 
CONCURSO DEL TEATRO NACIONAL 
Electo el jurado por votación pública en la 
siguiente forma: señor Alberto Ghiraldo, Ro- 
berto Cayol, Joaquín de Vedia, doctor David 
Peña, Enrique García Velloso, E. Daly Ma. 
chado y T. Lavalle, comenzó el martes 7 la 
representación de las 25 obras escogidas para 
optar á los 6 premios, entre las 354 que se pre- 
sentaron con idéntica pretensión. ¡Trescientas 
cincuenta y cuatro!... 
No se llega á comprender por qué razón 
filosófica todo ignorante quiere ser autor dra- 
mático. 
Nuestra sincera felicitación á Carcavallo, 
factótum de todo ese movimiento teatral, siem: 
pre, y á pesar de todo beneficioso y nuestra 
más sentida admiración á los mártires de la 
Comisión selectora que con su secretario se 
entregaron á la tarea con un ardor digno de la 
causa. ! 
LA HORA DEL BALCÓN 
Así se titula la primera obra, estrenada el 
martes ppdo., del concurso. 
La pieza revela á un comediógrafo de mano 
firme, avezada. No hay en su transcurso ni un 
titubeo de técnica, ni una falla de mecánica. 
teatral. Al contrario, se palpa la habilidad ma- 
nifiesta en los toques de observación felices de - 
que está salpicada la comedia y en el ir y ve- 
nir de cada personaje. El que escribió esas pá- 
ginas es autor y autor inteligente. 
Sería difícil trazar su argumento, por cuan- 
to casi no lo tiene. Es una de esas comedias de 
ambiente porteño en que sus, seres palpitan 
entre si una hora... de comedia. Sus pasiones, 
son las superficialidades del aliento mismo que 
los reune y que llegan á la platea envueltos en - 
una sonrisa 6 en una carcajada. Tres niñas 
que hacen su “toilets” para “La hora del bal- 
cón”, ó tres niñas que buscan novio, que es lo 
mismo; dos provincianos que les traen bom- 
bones y dos porteños que no les traen. Una 
  
  
 
	        
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