Full text: 1.1911/12=Nr. 5 (1911000105)

6 EL FOGON PAMPEANO 
  
Como perturban el alma, 
El dolor y la tristeza, 
Pierde el hombre su entereza, 
Al declararse vencido; 
Dobla su frente abatido, 
Y envuelto en el sufrimiento, 
Tan solo queda un lamento 
En su pecho dolorido. 
Sopla benéfico viento 
Y á las nubes dispersando, 
Muestra, risueño y brillando 
El azul del firmamento. 
Pero á aquel que su contento 
Empañó la desventura. 
Solo piensa, en su amargura, 
Que el fin de su triste suerte 
Será el viento de la muerte 
Soplando en la sepultura. 
Sacude el hombre su frente 
Para desechar sus penas, 
Y por romper las cadenas 
De su destino inclemente 
Más, al ver que inutilmente 
Llama á la dicha perdida 
Sobre la alfombra extendida 
De la realidad terrible 
Se oyc el grito indefinible 
Del desplome, de una vida! 
D:V. Lombardi. 
Quilmes. 
e 
BORDONEO 
Lo criollo no ha muerto. Todavía 
existe el sentimiento nacional en nues. 
tro suelo patrio. Todavía vibra en 
las cuerdas de muestras vigilelas, el crio- 
llo acento de nuestros gauchos . Y, 
viven aún en las nostalgias de sus vida- 
litas, las sentidas endechas del idilio crio- 
llo... Se alzan foperas que fueron ni- 
dos de amores y se divisa en el extenso 
campo el solitario rancho donde la crio- 
lla espera al trovador pampeano... 
¿Lo criollo se vá...? Nó; no es ver- 
dad; 
En la gieya del progreso se alzan 
también las junciones de la yerra, y entre 
un himno que adelanto canta, se mez- 
clan las paisanas notas de un pericon.-. 
Canta Regules; inspira Leguizamón, y 
en el pampeano ambiente se elevan 
magestuosas las décimas de Corona 
do!... 
Lo criollo no ha muerto! 
E..T, Salvatierra. 
  
ABATIMIENTO 
A mi esposa. 
Me es muy sensible el vivir 
separado de quien quiero; 
si te digo Adios, me muero, 
pero te lo he de decir. 
Adios, á quien tanto amé 
á costa de un sacrificio, 
tu ausencia me es un suplicio 
adonde mi vida acaba; 
la ausencia precipitada 
me ha obligado á preferir, 
la muerte, muerte venir 
para no vivir penando 
y estar ausente llorando, 
¡me es muy sensible el vivir! 
Verme desfavorecido, 
sin tu compañia ¿que haré? 
noche y días lloraré 
hasta acabar con mi vida, 
y mi alma ya abatida 
al verse sola, no espera 
y es lógico que prefiera 
la muerte para morir. 
¿De que le sirve el vivir 
separada de quien quiera? 
Venga un cielo á disponer 
de un corazón abatido; 
ya no tengo que perder 
si lo que quiero he perdido; 
la ausencia con su poder 
me quita lo que más quiero, 
si me acuerdo desespero 
y crece más mi dolencia, 
siendo la causa tu ausencia, 
si te digo adios, ¡me muero! 
Liborio Zeballos Bustos. 
Rosario. 
  
 
	        
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