Full text: 1.1911=Nr. 3 (1911000103)

  
  
EL GAUCHO RELAMPAGO 
  
COLABORACION 
Con sumo placer, publicamos las colabora- 
ciones que nos han remitido los Señores Federi- 
co Badía, Cruz Peñalosa y Antonio V. Tabares, 
las cuales además de demostrar el interés y la 
simpatía que ha despertado la aparición de 
nuestra revista, es un estimulo para los demás 
amigos lectores que desean enviarnos sus tra- 
bajos intelectuales, advirtiéndoles al mismo 
tiempo que sean breves y, sobre todo, morales 
Señor Director de la revista 
«EL GAUCHO RELAMPAGO>» 
— Soy un humilde escritor sin preten- 
siones, que me honro enviándole este 
humilde trabajo, por si puede publicar- 
se en su simpática revista. Y al mismo 
tiempo lo felicito por la aparicion de la 
misma, deseándole una larga vida. 
Dándole las gracias anticipadas, que- 
da á sus órdenes de verdad 
FEDERICO BADÍA SOLER. 
OBEDIENCIA 
Doña Ama, es una señora regordeta, 
coja, vizca y viuda. Su difunto espo- 
so, que E. P. D., la dejó una buena 
pensión que la permite pasar la vida, 
hablando de sus propiedades y 'su ser- 
vidumbre, y tiene por junto, una sir- 
vienta de veinte pesos. 
Teresita, su bija, educada en los prin- 
cipios aristocráticos de su señora ma- 
dre, siente an desprecio profundo á 
todo lo vulgar....... + 
Su mamá, quiérala. entrañablemente, 
y constantemente le hace toda clase de 
observaciones para que su única hija 
sea un modelo de virtudes y honradez, 
como ella había sido. | 
y en caso de hacerln, sería á 
  
—Sé honrada, hija mía, le decía. La 
honradez es un medio de vida más lu- 
crativo que el vicio. ¡Ya te darás exac- 
ta cuenta del valor que tiene una mu- 
Jer honrada. Desconfía del sexo mas- 
culino, no accedas nunca á sus inicuas 
y ridículas pretensiones; muéstrate in- 
diferente, pues la juventud de hoy, na- 
da de bueno trae en si; y para evitar- 
te lo que te digo, júrame, en el caso 
de que admitas relaciones sin mi con- 
sentimiento, que tu movio no tendrá 
menos de cincuenta años. 
El tono de la viuda era patético, y 
Teresita juró sin vacilar. 
E 
* + 
Pasaron unos meses, cuando una car- 
ta anónima, seguramente de alguna en- 
vidiosa amiga, no dejó á la madre du- 
da alguna, sobre las relaciones que man- 
tenía secretamente su hija con un afi- 
lador de oficio y un poeta de grandes 
melenas. 
Para doña Ana, el golpe fué terrible. 
No podía creerlo. ....... no obstante 
“las pruebas eran evidentes, palpables. 
Decidió llamar á la acusada, para que, 
ante el tribunal familiar, explicase el 
“porqué de su desobediencia. 
Así lo hizo. 
—Dime, desgraciada, ¿es asi cómo si- 
gues mis consejos? ¿Es así, cómo cum- 
ples el juramento aquel, de que no en- 
tregarías las primicias de tu corazón, 
un hom- 
bre que tuviera por lo menos cincuen- 
“ta años? 
— No he faltado á mi promesa, mamá, 
¡Precisamente para no fartarla, he teni- 
do que hacer esta doble intriga! 
  
  
La Pún “ERA es la que mo raya el DiSeo. 
  
 
	        
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