EL GAUCHO RELAMPAGO
COLABORACION
Con sumo placer, publicamos las colabora-
ciones que nos han remitido los Señores Federi-
co Badía, Cruz Peñalosa y Antonio V. Tabares,
las cuales además de demostrar el interés y la
simpatía que ha despertado la aparición de
nuestra revista, es un estimulo para los demás
amigos lectores que desean enviarnos sus tra-
bajos intelectuales, advirtiéndoles al mismo
tiempo que sean breves y, sobre todo, morales
Señor Director de la revista
«EL GAUCHO RELAMPAGO>»
— Soy un humilde escritor sin preten-
siones, que me honro enviándole este
humilde trabajo, por si puede publicar-
se en su simpática revista. Y al mismo
tiempo lo felicito por la aparicion de la
misma, deseándole una larga vida.
Dándole las gracias anticipadas, que-
da á sus órdenes de verdad
FEDERICO BADÍA SOLER.
OBEDIENCIA
Doña Ama, es una señora regordeta,
coja, vizca y viuda. Su difunto espo-
so, que E. P. D., la dejó una buena
pensión que la permite pasar la vida,
hablando de sus propiedades y 'su ser-
vidumbre, y tiene por junto, una sir-
vienta de veinte pesos.
Teresita, su bija, educada en los prin-
cipios aristocráticos de su señora ma-
dre, siente an desprecio profundo á
todo lo vulgar....... +
Su mamá, quiérala. entrañablemente,
y constantemente le hace toda clase de
observaciones para que su única hija
sea un modelo de virtudes y honradez,
como ella había sido. |
y en caso de hacerln, sería á
—Sé honrada, hija mía, le decía. La
honradez es un medio de vida más lu-
crativo que el vicio. ¡Ya te darás exac-
ta cuenta del valor que tiene una mu-
Jer honrada. Desconfía del sexo mas-
culino, no accedas nunca á sus inicuas
y ridículas pretensiones; muéstrate in-
diferente, pues la juventud de hoy, na-
da de bueno trae en si; y para evitar-
te lo que te digo, júrame, en el caso
de que admitas relaciones sin mi con-
sentimiento, que tu movio no tendrá
menos de cincuenta años.
El tono de la viuda era patético, y
Teresita juró sin vacilar.
E
* +
Pasaron unos meses, cuando una car-
ta anónima, seguramente de alguna en-
vidiosa amiga, no dejó á la madre du-
da alguna, sobre las relaciones que man-
tenía secretamente su hija con un afi-
lador de oficio y un poeta de grandes
melenas.
Para doña Ana, el golpe fué terrible.
No podía creerlo. ....... no obstante
“las pruebas eran evidentes, palpables.
Decidió llamar á la acusada, para que,
ante el tribunal familiar, explicase el
“porqué de su desobediencia.
Así lo hizo.
—Dime, desgraciada, ¿es asi cómo si-
gues mis consejos? ¿Es así, cómo cum-
ples el juramento aquel, de que no en-
tregarías las primicias de tu corazón,
un hom-
bre que tuviera por lo menos cincuen-
“ta años?
— No he faltado á mi promesa, mamá,
¡Precisamente para no fartarla, he teni-
do que hacer esta doble intriga!
La Pún “ERA es la que mo raya el DiSeo.