EL GAUCHO
RELAMPAGO
“El amor.. y sus cosas!
Y
Amor!...He aqui una verdad uni-
| versalmente reconocida.
— Una vida sin amor, es una noche sin
estrellas, un desierto sin oasis.
El hombre y la mujer han nacido pa-
ra quererse; y quererse es el poema de
la vida, el supremo consuelo para los
“que sufren... Esto era lo que Carlitos
decía, mientras se paseaba nerviosa-
mente por su habitación, pensando en-
“Margarita, aquella sugestiva morena de
“ojos grandes. negros .como la noche, y
mas melosos que el almibar, teniendo
“por mejillas, rosas, en la que frotaría
repetidas veces su rostro, como en un
“oloroso Bouquet...
— La madre de Carlitos, es una señora
“de sentido práctico: mujer tan obesa
“cómo gruñona, de anticuadas costum-
“bres. El padre el señor de Astorga, es
uno de aquellos, que habia pasado, en
lo que llevaba de existencia, una vida
muy azarosa, y merced á ella había
| adquirido mucha experiencia mundana.
— Carlitos á pesar de la extremada vi-
“gilancia en que le tenian sus padres,
“alimentaba en lo mas profundo de su
| corazón, la creencia de que muy pron-
| to podria ver realizados sus ensueños
“amorosos. Estos pensamientos atormen-
taban continuamente al bueu Carlitos,
| cuando un día, una graciosa aventura
de su señor padre, le vino en su ayu-
| da.”
| La casualidad hizo qre la protago-
nista fuese la misma morocha de Car-
litos. ¡Margarita !.. era una verdadera
beldad, sumamente sugestionadora, y
tanto al padre como al hijo les tenía
enloquecidos,
Asi fué, que un día, mejor dicho, una
noche el señor de Astorga dejó olvída-
do en casa de ella, el reloj de oro, des-
pués de una larga visita que le hizo.
“Al dia siguiente, y mientras él esta-
ba aún durmiendo, su mujer, fuá como
de costumbre 4 registrar los bolsillos
de las ropas de su marido. cuando en-
contró á faltar el reloj—¡Como!... ¿Y
el reloj?... ¿Dónde tendrá el reloj?...
se lo habrán robado?...
Mientras con esto se ocupaba, sonó
el timbre de la casa. La sirvienta ha-
bía salido y tuvo Carlitos que abrir el
mismo. Una indescriptible sorpresa se
reflejó en su semblante al reconocer
en la visitante á la tan apetecida Mar-
garita.
Pase... pase... Señorita...
No se moleste joven—contestó Mar-
garita, con palabras confusas—
«Venía tan solo á traer lo que su
padre, dejó olvidado, ayer en mi casa”
¡Mi padrel..... ¿y en su casa?
Sí, en mi casa, ayer noche ——Y Cco-
mo de mi podria formase tun mal con-
cepto, por eso venia ú traerle, el reloj
que dejó!...
—-Carlitos quedó como atontado...
y sin saber que contestar.
Cuando la Señora de Astorga, impa-
cientada por no saber lo que pasaba
se presenta con muy malas trazas y pre-
guntó ¿qué pasa? Vives... pués... pués
que—Balbuceó Márgarita.
De pronto Carlitos, sin dejar que presi-
guiese; dijo: Que ayer yo, me dejé olvida-
— El Disco “ERA” es el mejor.