Full text: Primera parte

— 43 — 
¡cuánto no sois parecidas 
á las flores que amé yo! 
Flores que en mi alma nacieron 
en mis horas de bonanza, 
¡yo las llamaba esperanza 
y el tiempo las marchitó. 
Modestas como vosotras, 
puras violetas,; nacieron 
pero pronto se perdieren 
un la bruma del dolor. 
No tenían otro riego 
que el de mi continuo llanto, 
ni otro sol que el fuego santo 
del mas inocente amor. 
Hermosas sobre su tallo 
en el aura se mecían: 
pero al par que ellas crecían 
también su pena aumentó: 
Y llorando acongojadas 
su desventurada suerte,
	        
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