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0 las noches de tormenta
Que cuando relampagueaba
De lejos lo divisaba
Y allí fué á guarecer.
Luego sacando un cuchillo
Dejó su nombre grabado,
Diciendo: me has amparado,
Otro día he de volver.
Su piña rica y hermosa
Que cuando va madurando
Se va de por sí volteando
De su base alrededor.
Cuántas veces el viajero
El hambre satisfacía
Cuando cansado venía
A guardarse del calor.
A esa calma que le pinto
Viene el furor estupendo
De algún huracán tremendo.
Sus gajos á quebrantar.
El se repone de nuevo
Y vuelve á elevar la frente,
Mas ¡oh! martirio inclemente
Lo empiezan á codiciar.
Viene el leñador, lo mira
Con un afán receloso,
Diciendo que es muy hermoso
Porque lo quiere cortar.
Alza la vista á su copa,
Al ver su talla gigante
Con el hacha en el instante
El lo empieza á desmembrar.