Full text: Versos gauchos

20: —- 
a qué rumbo se entra el sol 
o el lado por donde nace... 
¡Y qué acertada! ¡Nunquita! 
siendo una cosa tan fácil 
como que cualquier paisano 
tan sólo con agacharse 
y medio tantiar las pajas 
secarronas, luego sabe 
que cuando las tuesta el sol, 
siempre cain al marchitarse 
con las puntas al naciente, 
y no hay cómo equivocarse. 
Algunos presumirán 
que éstas son barbaridades; * 
entre tanto, es la evidencia 
sin ponerle ni quitarle, 
y que no podrán negarlo 
más de cuatro que no saben 
tampoco decir la causa, 
porque no suele la carne 
cocerse de dos hervores; 
pero, luego que la saquen 
de la olla y en la agua fría 
la zopen por un istante, 
dándole un tercer hervor, 
tierna como choclo sale. 
Lo mesmo es la mazamorra; 
ninguno podrá negarme 
que se cuece, fijamente, 
en una tercera parte 
del tiempo que se precisa, 
siempre que acierten a echarle 
una argollita entre la olla, 
o un clavito, o tanto vale 
una losita cualquiera, 
para que hierva al istante. 
Además, a esos engreidos 
también quiero preguntarles: 
¿por qué razón un bagual 
  
       
   
    
    
   
   
   
   
   
  
   
   
   
    
  
     
    
   
   
   
    
   
     
    
  
    
     
  
  
GERY WILLMANS (GERMAN VILLAMOR) 
soberbio, alzao, indomable, 
cuando lo bolea un gaucho, 
desde el punto que lo agarre 
y le dueble las orejas 
para adentro, y se las ate 
de firme con unas cerdas 
que de la cola le arranque, 
el animal más bellaco 
en pelos deja montarse, 
y el jinete lo endereza 
como oveja a cualquier parte? 
Después de esto, a un avestruz 
es perder tiempo de balde 
correrlo, porque a ese bicho 
ni el demonio que lo ataje; 
pero, lo bolea un gaucho, 
y le impide que dispare 
con cuatro plumas de la ala 
que suelen atravesarle 
por medio de las marices; 
y de ahí lo sueltan a que ande 
y con las plumas en cruz 
se lo arrean por delante 
y lo arriman a las casas, 
sin temor de que se escape. 
Estos prodigios las bolas 
únicamente los hacen; 
pero de esto a los puebleros 
poco les gusta informarse; 
hasta que vienen al campo 
donde lo único que saben 
es maltratar mancarrones 
y charquiar y desollarse. 
Sin embargo, en otras ciencias 
hay hombres interminables 
en cacumen y saber 
y es preciso tributarles 
todo el respeto debido 
por lo que enseñan y saben. 
  
  
   
 
	        
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