ANTOLOGÍA DE VERSOS CAUCHOS
HARAGAN
Ayer con un gesto airoso
y pretensiones macabras,
me enrostraste las palabras
de haragán y perezoso.
Con expresión de alborozo,
a felicitarte voy
muchas gracias te las doy,
jovencito inteligente
que en forma tan elocuente
- interpretaste quién soy.
A. la plena luz del día,
llano como la anagnosia,
le voy a hacer una autopsia
a tu vida y a la mía.
Yo sin hacer ironía
al negarme a trabajar,
no es como el vago vulgar
que perdiera la vergiienza,
es como arma de defensa
en el trajín popular.
Sufres y me crees un vil,
y por envidia me intimas;
envidias y no te animas
a abandonar el redil.
A tu condición servil
le llamas conciencia y plan,
y sumiso como el can
esperas en el dintel,
que te arrojen del mantel
una migaja de pan.
Sabes arar y sembrar,
cubrir las pampas de rieles,
armar los grandes bajeles,
buscar camino en el mar;
sabes construir, trazar,
hacer el hilo y tejer,
y al través de tanto hacer
no has podido conseguir
el derecho de vivir
y el respeto de tu ser.
Trabajar es desmentirme;
sería anular mi fama,
antes me meto en la cama
y me duermo hasta morirme.
He desertado de firme,
volver ¡nunca jamás!
en esta legión solaz
no existe categoría,
y miran con alegría
cuando se agrega otro más.
Los que no quieren hartarme,
desde ya les aventajo
que se tomen el trabajo
obligado de matarme.
Que si llegan a encerrarme,
hay que mantenerme igual;
enfermo en un hospital
van a tener que curarme,
y. cuando muera, llevarme
hasta el lecho sepulcral.