ALCIDES DE MARIA
Decid al que no haya visto
de esta tierra la belleza,
la feroz naturaleza
donde está todo previsto,
que aquí, do el viejo Calisto
canta sentado a la sombra,
el campo vuélvese alfombr
de espigas, trébol y flores,
y mil pájaros cantores
alan un himno que asombra.
Que el cristalino arroyuelo
que por doquiera se dilata,
como una sierpe de plata
cruza bañando su suelo,
que el sol que brilla en su cielo
no alumbra débil ni huraño,
que verde está todo el año
el laurel y la palmera
y que a la fértil pradera,
cubre balando el rebaño.
Que aquí la selva es agreste,
y entre espesos matorrales
van a anidar los zorzales
bajo de un cielo celeste;
y de las sierras dal Este
sobre la negrusca cumbre,
la aurora esparce su lumbre
sr mejando en el desierto
un trono de oro cubivrto
por vaporosa techumbre.