RTURO Gare" e aún
en los ojc- *. los
países qu: 4 su
reciente - le, co-
"0 uno de us, A, — Jetores, al
lenco.de Pauliña Singerman, Los
ómbres de las ciudades que visitó van
saliendo de sus labios lentamente, co-
mo sí al pronunciarios quisiera sabo-
rear aún los recuerdos que le evocan.
Nueva York, París, Madrid, Barcelo-
na, Lisboa, Oporto, Méjico, La Ha-
hana, Caracas, San Juan de Puerto
Rico.:. Estas palabras van sonando
a fiesta en la rueda de amigos que es-
tacha a García Buhr en tormo de una
mesa, en un café de la avenida de
Mayo, donde la “barra” habitual re-
tibe esta vez, alborozada, la visita del
riajero. ” PU
-—. Aprendé a viajar, vos, che, que
;e das tanto corte porque una vex es-
tuviste en Bariloche...
El que así interrumpe es “el Negro”
Podestá, que se dirige a Alejandro
Lamanna, a quien decimos “el Abue-
lo”, no por provecto, sino por su aire
antiguo y reposado... -
. — Y usted que tanto ha viajado,
García Buhr — interviene “el Peque”
Lanuza, parodiando el tono de las co-
medias caballerescas, — ¿por ventu-
ra no estuvo nunca en Coca?... —
— ¿Coca?... No conozco... —
responde García Bubr, un tanto sor-
prendido.
-—— Me extraña, señor mío — insis-
le “el Peque”, y agrega irónico y ex-
plicativo: —— Coca, antigua Cauca...
-— Patria del emperador Teodosio...
— intercepta “el Abuelo”, presumien-
do, él también, de erudito...
— No csigo.., -—- insiste García
Buhbr,
—— No se esfuerce, compañero, Cora
:3 mi pueblo — replica alguien, cor-
¡ando la broma, asax extemporánea.
de los muchachos...
POR TIERRAS DE ESPAÑA Y
PORTUGAL
— ¿Cuánto tiempo duró la ausen-
sa? — inquirimos de García Buhr,
levando la conversación a un terreno
menos jocoso.
—— Dos años — responde. -— Es de-
sir — rectifica, — dos años menos
veinte días, exactamente, ¿Qué poco
dempo es, y sin embargo, cuántas co-
sas pueden verse y hacerse en dos
años! ¿Cuántas veces se puede dar la
melta al mundo? ¿Cuántes: comedias
na vueden internretar? :Cuántas no-
¿CUANTAS NOVIAS
tene .en DOS AÑOS?
egunta, ante la barra amiga del café,
turo García Buhr, al referir sus andan-
zas por el mundo, .
7Zor ANDRES MUÑOZ -
tas puede uno tener en dos años?
- Según, según... —— exclama *
1elo”, soliviantándose de pronto.
— ¿Cuántas cartas de amor pueden
'ibirse y contestarse en dos mños?
e pregunta a sí mismo “el Negro"
hera que las va de peñolista amo-
Ó. :
4— ¿Cuántos países ha visitado us
2d. en ese tiempo? — preguntamos
nosotros.
- Pocos, pocos para los. que hubie-
R leseado conocer — nos contesta
rarpía Buhbr, que prosigue, -— Luego
le partir de Río de Janeiro, que me
rodujo la impresión de una pelícu-
1 en colores, nuestra primera recala.
a fué en las Canarias, que más que
na serie de islas parecen los restos
1sumergidos del viejo paraíso terre
'al :que sin duda estuvo ubicado en
se archipiélago africano. De allí pa-
ames a Bercelona, que es algo asf
omo un París traducido al catalán.
'0s ¿meses en Barcelona, y a Madrid.
Vadrid! ¿Es posible que ya ho exis
1 aquel Madrid que yo encontré en
8 primeros meses de 1936? Era tal
. sugestión de Madrid, tan absorben-
: el imán de mi simpatía, que a los
os días de pisar la calle de Alcalá ya
e sentía uno más madrileño que ur
vadrileño de Arniches,
”Cuando nosotros llegamos ya se sen:
a el rumor nada disimulado de la re-
olución. Todos sabíamos que iba a
aber pronunciamiento militar. Todos
1enos el gobierno, Pero Madrid, sun-
ue lo sabía y presentía, no daba ma
or "mportancia al peligro. Tampoco
osotros se la dábamos al partir para
ásboz, donde hicimos una brevísima,
une fructífera temporada, Lisbos
s una ciudad que tiene, sin embargo,
in aire de pueblo. Oporto, en cambio,
5 uf pueblo con aires de gran ciu-
'ad.:-En Oporto, naturalmente, tomé
nas' copas de vino añejo que, por cier.
o, Me pareció menos añejo que en
Jueños Aires, Volvimos a España por
alicia. Galicia es como una acuarela
tres tintas; verde, blanco y azul
lzul el cielo, verde la campiña y blan.
0 eh las aldeas y en los. caseríos. En-
os jolores los he visto en muchos
"tros paisajes, pero en ninguna parte
an puros y diferenciados como en
"alicia. La Coruña, Vigo, Santiago de
sompostela,.. Santiago de Compos-
la, más que una ciudad antigua, pa-
ecc £l monumento a una gran clu-
lad milenaria. Todo en ella sugiere
a «“enda recordatorio: luz entzax lar
An
puede uno
escalinatas de piedra, las piedras de
las calles, la Catedral. La Catedral,
sobre todo. Más que una catedral, la
de Santiago de Compostela parece el
mausoleo en piedra dedicado a todas
las catedrales de España...” .
— ¡Qué metáfora!... Parece de
ma .comedia... — comenta “el Ne-
gro”,
— Y lo es: de una comedia de Li-
nares Rivas, si mal no recuerdo -—-
aclara “el Peque”, que es el erudito
de la peña. — ,
—— Naturalmente -— explica García
Buhr. — A ver sí se habían creído uste-
des que cra mía... _
— Menos interrupciones — dice “el
Abuelo”, imponiendo su autoridad, que
nadie discute desde su viaje a Ba-
riloche, — Prosiga usted.
MADRID EN ARMAS O UNA REVO-
LUCION DE VERBENA
— Volvimos a Madrid — prosigue
él viajero, obedeciendo — a primeros
de julio. Entonces sí que ya no era
un misterio para nadie la revuelta.
Hasta el gobierno lo sabía. 'Sólo había
dudas con respecto a la fecha en que
debía estallar. El tema servía para po-
ner a prueba el espíritu madrileño,
que no pierde el buen humor ni en los
instantes de mayor gravedad. En los
cafés se cruzaban apuestas como és-
tas: - - ;
“__ Te apuesto un duro a que se le-
vantan el 20. .
“—. Va... Yo digo que el 19...
”..Juego dos pesetas al 17. .
“—— ¡Colorao...!... -
“No seas bruto: el 17 es negro.
“_..Sf, ya lo sé. Lo de colorao lo
digo por ti, ¡so rojo!...”
"Así esperaba Madrid —- continús
Carcía Buhr — el día de la revolución,
En el café, en el hotel, en nuestros
propios camarines, oíamos constante-
mente secretos a gritos y chistes *
granel. Tal vez por esto no tomamor
en serio un dato cierto que nos pasó
una vez un conjurado. Entró en nues-
tro camarín a la disparada y nos dijo
s Serrano y a mi: —
”_ Muchachos, váyanse de Madrii
cuanto antes. - . "e
”.. ¿Qué pasa?... — preguntamo:
nosotros fingiendo no saber nada. - -
"Que el 16 de julio, día de ls
Virgen del Carmen, se va a armar lr
— El se fué corriendo, como. habís
entrado, y nosotros nos quedamos un
poco preocupados por tratarse de ur
hombre de gran posición social y po
lítica. Pero pronto nos contagiamos
del ambiente cachador y empezamos
a difundir la moticia, traducida a'
criollo: o
— ".—. Muchachos, váyanse en seguids
de Madrid, que el día de la Virgen
del Carmen se viene la maroma,
”..¿Y eso qué es, chico? — mos
preguntaban.
"... Lo mismo que “se va a armar
la gorda”, _
*— No me digais vos, che — repli-
caba algún castizo, tratando de imi-
tar, a su manera, nuestros modismos
criollos, .
"Uno de estos castizxos, que visitaha
nuestro camarín, compuso esta copla,
que circulaba de boca en boca y can-
taban a tiempo de jota los maquinis-
tas del teatro
"Para la Virgen del Carmen,
cuando el sol su rayo asoma,
dicen que. se arma la gorda
o “e viene la maroma. ”
¡Conti-E- .= la márina alruilento: