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24 de Noviembre de 1937
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N AMINAR es algo que está al
alcance de todo el mundo. Es
el más racional de todos los
ejercicios físicos y, además, el
nenos costoso de los deportes. Viajar
1 pie es favorecer la salud y, al mis-
no tiempo, hacer una apreciable eco-
1omía de dinero.
Hay muchas personas que pueden
'ealizar lo que habría que llamar va-
aciones pedestres, Es este, por otra
arte, el único y más saludable medio
le volver a la naturaleza que, en esta
'Poca generosa, hos llama con innume-
'ables atracciones: la suavidad del
ire, la caricia de los rayos del sol,
as flores que tienden sus corolas mul-
icolores al transeúnte...
Gozar de todas estas tentaciones, es
Lvir,
Cada vez que la ocasión se presente,
lebemos: caminar, pero no de la puerta
le nuestra casa a la del “garage” o
1 la próxima parada de ómnibus, sino
1asta el fin de nuestro camino o de
mestro paseo, Si se puede, es agrada-
De salir a pie para un fin de semana
» por algún tiempo más largo aún.
as vacaciones pedestres son sanas, de-
»ortivas y alegres,
Hace muchos años, cuando todavía
€ usaban las pelucas y las ropas com-
Jlicadas, Juan Jacobo Rousseau había
ipreciado las ventajas de marchar a
ie, En su “Emilio”, el filósofo ha tra.
ado un maravilloso cuadro de esta
uelta a la naturaleza: “Sólo concibo
— decía — una manera de viajar más
igradable que a caballo: ir a pie. Uno
Jarte en el momento propicio, y se de-
iene a voluntad, de suerte que hace
2] ejercicio que quiere, Puede uno ir
»bservando todo, volviéndose hacia de-
recha o izquierda, examinando lo que
1 atrae con más fuerza y deteniéndose
2n los puntos que quiere. ¿Llega uno
i uN río? Pues, camina por su orilla,
o examina, Donde le agrada, se queda.
En cuanto se aburre, se va, No depen-
le ni de los caballos ni del postillón.
No tiene necesidad de elegir los cami-
vos trillados ni las carreteras cómodas;
asa por cualquier parte por donde un
1ombre puede pasar. Ve todo lo que un
10mbre puede ver y, al no depender
nás que de sí mismo, goza de toda la
ibertad de que un hombre puede
zozar,”
Además, agreguemos nosotros, gra-
as a la vida al aire libre y al ejer-
icio regulador que es la marrha. tino
"espirará mejor, la san.
e circulará perfecta-
nente, los músculos se
lesarrollarán con natu-
“alidad. Por otro lado,
:e adquirirá un perfecto
'quilibrio moral; la vis-
a de un vaisaie siempre
a Bao
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uevo, sin transición brutal, calmará
2s nervios, al divertir el espíritu. En-
mces se serítirá uno renacer, volverán
os colores naturales a las mejillas y
e podrá satisfacer el apetito resuci-
ado sin el temor de engordar, gracias
1 ejercicio que habrá operado en el
uerpo una completa transformación
isiológica.
En efecto, el ejercicio provocado por
2 marcha, trae consigo una aceleración
e la respiración y, por lo mismo, la
entilación de los pulmones se hace
1ejor. Esta excitación de la ventila-
ión ejerce, a su vez, una aceleración
1 el sistema circulatorio; el corazón
rabaja mejor y la sangre toma oxí-
eno en mayor cantidad. En cuanto a
1 fatiga física, causada por el ejer-
icio muscular, hace quemar las reser-
as que posee el organismo y, de ahi,
2 eliminación de los- desechos por me-
ios naturales, como por ejemplo, la
ranspiración. De otro modo, esos des-
chos se transforman, ordinariamente,
1 grasas y perjudican siempre, de
na manera o de otra, a la salud y
¡; la belleza, ” .
Puede ocurrir, sin embargo, que al
esarse uno, después de haber adquiri-
o el hábito regular de la marcha, se
ote un aumento de peso, aunque la
nea aparezca afinada. No hay que ex-
rañarse de ello, porque si hay dismi-
ución de grasa, hay aumento de peso
— pero no de volumen aparente, — en
1 parte muscular. De este modo, ga-
an la belleza y la salud.
Y, junto a estos factores de la feli-
idad humana, está también... el de
2 cartera, que igualmente se va a
ntir tonificado. Pues, si el automó-
il y el ferrocarril cuestan dinero, via-
1 a pie no exige casi ningún des.
mbolso...
Y es caminando cómo se podrá prac.
car esos deportes que más favorecen
la silueta moderna, y es también ca-
timando cómo se hará un perfecto
'amping”, un delicioso picnic.
Andar y andar, sobre todo sabiéndo-
» hacer con perfección, equivaldrá a
n sistema, a un régimen que redun-
'ará en beneficioso efecto para la sa-
1d y también para el espíritu,
Evidentemente, todo el mundo no sa-
e caminar. Si así ocurriera, los apa-
itonados de las largas caminatas se-
íÍan muchos. Porque para saber cami-
ar, hay que dejar a un lado todas las
ofierías y las “posses”, y disponerse
alamente -a “caminar”, vale decir, a
leslizarse por el terreno
con movimientos rítmi-
:0s, centrados, equilibra.
los, sueltos y cómodos.
Se hace necesario, en-
-onces, proveerse de un
¿quipo especial, que per.
mita todos esos movi-
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47 + > o
nientos cómodos. No se piense, ni en
ueños, en “toilettes” ajustadas; lo que
1ace falta para caminar como Dios
nanda, es tener ropa indiscutiblemente
yráctica y holgada,
Los calzados que se elijan, no des-
nentirán la afirmación anterior; por
» contrario, deben ser considerados co.
mo una parte vital e importantísima.
idemás, caminar con un recio bastón,
ma y sostén de indubitable mérito,
'aldrá a aminorar el cansancio que to-
a caminata regala,
Pasos amplios, bien sostenidos (una
ase firme y plana es necesaria), ritmo
:n candencioso movimiento, todo ello
1ará más saludable los efectos de la
marcha,
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