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:U1 YO, a Mi vez, cabeza de compañia.
Mejor dicho, no era más que un cuarto
de cabeza, pero algo es algo. Por mucho
menos se pierde una carrera. Los otros
res que completaban conmigo la caheza
del cartel eran Luis Vittone, Salvador
Rosich y Alberto Ballerini. Este último,
por cierto, además de ser un actor muy
jracioso, era el elegante de la compañía.
Ya en aquella época usaba esas cami-
3as multicolores que después habrían de
nacerse célebres:.. -
"Hicimos en el teatro Apolo una
emporada ecléctica, como ahora se di-
Gané una fortuna en
el teatro, y volȒ +
perderla — dice
Segundo Pomar.
“2:NDRES MUÑOZ
71 actor Se=
"undo Po-
zar, mane-
ando su
sho cilin-
“ros.-
Pp
, también he cumplido mis
treinta años de teatro — em-
pieza diciéndonos Segundo Po-
mar, — Y treinta años largos
omo los de algunas solteronas. Tan
largos, que son treinta y cuatro, y pronto
serán treinta y cinco. Pero eso no quiere
decir que sea un viejo. Más viejos son
otros que presumen en el cine de gala-
nes amorosos... Y no quiero dar nom-
bres, porque si yo hablara iban a caer
más de cuatro reputaciones de ciertos
Jonjuanes de la pantalla nacional...
"Haciendo el amor a lo cadete y ya po-
irían ser abuelos!.,. ¡Las cosas que uno
/e en el mundo, amigo!...
Segundo Pomar se echa las manos a
la cabeza, en gesto de humorístico asom-
bro. Después pide otro café y un tosca-
no. Le traen un manojo de cigarros ne-
gros que él examina con ojo de experto,
hasta elegir uno. El humo que despide
su toscano, ahora prendido, se va por la
ventanilla de este café del barrio Sur,
londe celebramos la entrevista con Po-
mar, en una de estas noches apacibles de
rerano. Y, mientras el humo de su itáli-
0 cigarro, nada aromático, por cierto, se
desata en volutas de un blanco azulado,
>] fumador trata de atar sus recuerdos de
Segundo Pomar.
En un tipo crio-
No de tierra
adentro.
¡petito insaciable —añade Pomar, — se
uenta el teatro en que trabajábamos.
luestra temporada terminó así por de-
wlición, como les ocurrió hace poco a
15 víctimas de nuestro actual y demo-
»dor Intendente. Pasé con Víittone, en
806, al- teatro Apolo, a la compañía de
on Pepe Podestá, Allí me encontré con
"orencio Parravicini, Enrique Muiño,
intonio Podestá, Totón Podestá, Hum-
xerto Zurlo. Un año después me incor-
Té a la primera compañía encabezada
yor Florencio Parravicini. Ya en 1910
AÑOS DE INICIACION Y DE LUCHA
-—Debuté en Montevideo, allá por el
1ño 1903, nos dice. Claro que aún no
contaba quince años de edad. Saque us-
ed la cuenta, si le parece, y verá que
todavía no he pasado el cabo de los
tincuenta, Y, sin embargo, ¡cuántas co-
sas pueden ocurrirle a uno en tan “po-
to” tiempo!... El teatro de mi debut
recuerdo que tenía un nombre muy pnú-
tico. Se llamaba “Stella d'Italia”. La
»ra con que me presenté ya no era
tan poética. Se llamaba 'Pica-Pica”, y
tra una revista bastante picante, de En-
rique De María y el maestro Antonio
Reynoso. También representamos una co-
media titulada “Con todo pronto”, de
cuyo autor no me acuerdo, y el sainete
de Ezequiel! Soria y Reynoso, “Justicia
:7iolla”. Recuerdo que el mismo día y
ton las mismas obras debutó el actor
Pedro Gialdroni, fallecido hace dos años
mn Montevideo. Yo aún tengo cuerda
hara rato, a pesar de los toscanos, pero
la verdad es que ya hace “iampo de
muuello... Juntamente con Pedro Gtal-
droni me presenté también en Buenos
Aires, a los pocos meses de iniciarme en
Montevideo. Debutamos en el antíguo
teatro Nacional, que estaba en la calle
Santa Fe, en el mismo sitio donde hoy
se Jevanta el cine Grand Splendid. En
aquella temporada, que duró dos años,
:rabajé por primera vez junto a Luis
Vittone, cuya carrera artística habría de
seguir, a partir de entonces, una trayec-
toria tan paralela a la mía. También
actué ese año al lado de las actrices
Ada Cornaro y Lea Conti, y de los ac-
"ores Guillermo Battaglia, Juan Man-
ziante, Francisco Ducasse, Pepito Pe-
Tay y otros nombres que tuvieron des-
»ués una significación destacada o se
vendieron con el correr del tiempo, que
11 final se lo lleva todo, como acreedor
mtransigente. - ..
— Entre las muchas cosas que se llevó
ste “coso” de las barbas blancas y el
Pomar en :a caracte-
rización de un tipo
catalán.
El popular actor trans-
mitiendo una charla
puntada por redio.
ce. Interpretábamos dramas, comedias,
salnetes, revistas y hasta alguna que
Jtra tragedia. A mí tan pronto me to-
caba en el reparto un catalán embrullón
y divertido, como tenía que vérmelas con
in gaucho celoso y cabrero, Pero la ju-
ventud y el entusiasmo por triunfar son
las mejores armas para luchar en la
:scena y en la vida, por más eclécticas
Jue ellas sean, como ahora se dice...”
NACIMIENTO Y TRAYECTORIA DE
LA COMPAÑIA VITTONE-POMAR
— Siempre con Vittone, Rosich y Ba-
jerini- — prosigue Pomar, -— pasé al
seatro Nacional, donde dor Gerónimo
Podestá, con sus hijos Arturo y José,
n0s propuso a los integrantes del cuar-
eto la renovación de los espectáculos
de aquel tiempo. Se trataba de hacer
»iezas en un acto en espectáculos por
ecciones. Apechugamos con aquella no-
vedad y bajo la dirección de Ulises Ta-
varo hicimos nuestro debut en 1911,
?resentamos una comedia musical del
nismo TFavaro, “El Caballero Pierrot”
on música de Arturo Povononi y En-
rique Cheli; una tTarzuela de Roberto
Zajal y Arturo De Bassi, “El Caburé”,
y un saineta de Carios M, Pacheco, “El
pan amargo”. El elenco, además del su-
sodicho cuarteto, contaba con figuras
tales como Ofilia Rico, Blanca Podestá,
Jlinda Bozán, Anita Podestá, María Es-
ther Podestá, la tiple Zoila Adams, y los
actores Gerónimo, Arturo y José F. Po-
lestá, José Ciómez, José Franco, Leo-
do Simari, Marcelo Ruggero y otros,
2ntre los cuales me acuerdo especialmen-
xe de dos muchachos: Alfredo Camiña
y Tito Lusiardo, que empezaron su ca-
*rera desde muy jóvenes y ya despun-
Aaban por su impaciente entusiasmo.
— ¿Duró mucho ese elenco de “ases”?
— Dos años. Los primeros que se re-
diraron fueron Salvador Rosich, Blanca
Podestá, Arturo Podestá y Alberto Ba-
llerini. Don Gerónimo y don José Po-
destá no se atrevieron entonces a seguir
en la brecha, frente a un género con el
que había que vencer muchas dificul.
tades, pues recien empezaba a tomar for-
ma decisiva para el público. Disuelto el
elenco, nuevamente Vittone y yo solos,
casi aislados no nos acobardamos. e
unos pocos pesos prestados constitul-
mos la primera compañía Vittone-Po.
mar, Rompimos el fuego en el viejo
teatro Politeama, de Montevideo, For.
valecidos por el éxito artístico y el :oxí.
geno económico, volvimos a Buenos Ai-
res, para reaparecer en el mismo esce-
nario del Nacional, donde iniciamos las
primeras piruetas de las revistas espec.
taculares. De entrada nomás nos senti.
mos huevos Césares de la revista criolla
quiero decir que llegamos, vimos y ven.
»imos.: Pero se mos ocurrió estrenar una
vudaz sátira política, titulada “El seño;
que hace como si fuera Intendente”, de.
bida a la colaboración de Samuel Lin.
(Continúa en la página siguiente)