MUNDO ARGENTINO
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por Arturo Silvestre — -
El capricho radiorretrospectivo, ins-
pirador de estas crónicas, nos lleva
ahora al tenebroso año de 1842, La pri-
mera columna de “El Nacional” de
Montevideo correspondiente a la se-
mana —- ya hemos dicho que la pren.
sa porteña de la tiranía no ofrece nin.
gún interés, — nos pone en seguida
en ambiente con sus “Fastos Rocines”,
publicados diariamente. He aquí algu-
nos: “Cuartel General en el Ceibal,
septiembre 24 de 1841.,, Entre los
prisioneros se halló el ex coronel Fa-
cundo Borda, que fué al momento eje-
cutado con otros traidores titulados
oficiales de entre los de caballería e
infantería” Y en seguida la firma:
Manuel Oribe... “Cuartel General en
Mentán, octubre 3. Los salvajes unita-
rios (que me ha entregado el coman-
dante Sandoval, que lo fué de la es-
colta de Lavalle) Marco M. Avellane-
da» titulado gobernador general de Tu-
cumán, coronel titulado José M. Vide-
la, comandante Lucio Casas, sargento
mayor Gabriel Suárez, capitán José
Espejo y teniente 1% Leonardo Sou-
za..., han sido al momento ejecutados
en la forma ordinaria, a excepción
de Avellaneda. .., a quien mandé cor-
tar la cabeza que será colgada a la
expectación de los habitantes en la
plaza pública de la ciudad de Tucu.
mán. Manuel Oribe.” “El titulado sal-
vaje general Mariano Acha fué deca-
pitado ayer, y su cabeza puesta a la
espectación pública en el camino que
conduce a este río entre la Represa de
la Cabra y el Paso del Puente, Angel
Pacheco.” “Acha se rindió a condición
que le salvarían la vida. Oribe cortó y
saló las orejas de Borda y se las mandó
a la hija de Rosas.” “Adunalde, 14 de
octubre. Sr. D. Juan Ortiz de Rosas,
Yo voy en marcha para Catamarca, y
habrá biolón. Mariano Maza.”
Recogidas directamente de los pe:
riódicos de la época, estas terribles no-
ticias nos producen una impresión mu-
cho más viva que transmitidas por la
historia. ¿No es cierto?
SOBRE LA HONESTIDAD DE
ROSAS
Hasta sus más recalcitrantes enemi-
Bos, como Ramos Mexía, han debido
reconocer que Juan Manuel de Rosas
fué un gobernante honesto, que no se
Doctor Marco M. Avellaneda, gobernador de Tucumán y jeje de la Liga del
Norte eontra Rosas.
121”, de Montevideo, de fecha de 18
le enero, con el título de “Robos del
legollador Rosas”:
“En 1830, cuando Rosas subió al no-
nal estado que no había fondos pura
:omprarle (a Rosas) una casa, y que
:5t0 se debía a que era un pésimo ad-
ministrador de su fortuna y de la
wena. Entre los fuertes motivos que en
1835 adujo Rosas para no admitir el
gobierno que se había hecho dar por la
fuerza y que repitió en San José de
Flores, a donde hizo que fuesen a bus-
carle los demasiado difíciles Represen-
tantes, se contaba el atraso en que se
encontraba su fortuna: Se apoderó de
la suma del poder público, y con la
ridícula pompa de que rodea todos sus
2ctos, renunció los sueldos que le co-
“respondían como gobernador y capi-
tán general de la Provincia. Ocupado,
exclusivamente, en degollar argentinos.
en dominar las provincias, y turbar
'a paz de los estados vecinos, no ha
vodido consagrar un solo momento a
nejorar su fortuna por los medios
egítimos del trabajo; pero, sin em-
bargo, de que ya no se encuentran te-
0708 enterrados, de que a no hay
techiceros que vuelvan oro lo que to=
za cOn SU vara, que el diablo no com-
ma almas, y que se ha perdido el se-
veto de la piedra filosofal, Rosas en
os seis años que lleva de gobierno
sbsoluto ha hecho el siguiente condal;
tsombroso para el que no culeule que
os tiranos llenan sus arcas de ore
tesidencia de Juan Manuel de Rosas, en Palermo, según un cuadro de Carlos Sívori.
enriqueció a expensas del erario. La
prensa unitaria de la época, sin em-
bargo, acusaba al tirano de grandes
robos, como lo comprueban los pá-
rrafos siguientes, extraídos de un lar-
go artículo publicado en. “El Nacio-
ter por primera vez — dice, — D. Juan
José Anchorena, que era su apoderado,
ltijo en presencia de dos sujetos res-
xetables, de los que uno está aquí en
"ontevideo, y el otro en Buenos Aires,
rue la fortuna de Rosas estaba en tan
son la misma facilidad con que yer-
man campos, destruyen los pueblos y
ahogan las vidas. Después de quince
? más años de personal e incesante
'rabajo en la campaña, no tenía en
1880 como comprar Una causa, pero en
Yez años de gobierno ha podido edi-
ficar un palacio en que vive, y que por
todos títulos merece los honores de tal.
Zomprar las casas contiguas a las su-
as por el Oeste, y el valioso terreno
de la Cofradía del Sacramento que es-
"á al Este de ella. Comprar infinidad
le quintas en el distrito de Palermo:
'as más bellas, aquellas en que la in-
lustria más se ha afanado y en que
ha progresado ganando espacio, sobre
las aguas del río. Enviar al banco de
Londres crecidas suma de dinero, ra-
zón porque figura en los. libros del
banco como uno de los más notables
Tepositarios americanos. Las tierras
que posee henchidas de rebaños de tode
7énero se extienden desde el arroyo
del Sesgo hasta los orígenes del Arro-
yo Azul, que es una extensión de Nor-
este a Sudoeste de treinta y cinco
'eguas lineales.
Ese supuesto envío de cuantiosos
fondos al Banco de Londres, sin em-
bargo, no impidió que don Juan Ma-
nuel se las viese en figurillas para
sostener su modesto hogar del des-
ierro. -
UNA VERDADERA PROFECIA
En “El Constitucional”, también de
Montevideo, de 22 de enero de 1842,
se publica una carta abierta que con-
tiene una verdadera profecía sobre la
actitud que, algunos años después, ha-
bría de asumir el general Urquiza con
respecto al tirano. Aunque no nos gus-
La, como habrán advertido quienes nos
leen, hacer barullo en torno de la:
cosas de esta pequeña sección, exenta
de pretensiones, no podemos dejar de
reconocer que se trata de un verdade-
ro “documento”, La carta es anónima.
“Hemos leída las juiciosas observa-
ciones — se dice en ella — que en va-
rios números de su patriótico periódi-
20. han hecho ustedes al Mensaje del
Gobierno de Buenos Aires. Nada tene-
mos que añadir a ellas respecto de
este país, porque la prensa oriental no
ha dejado ningún vacío que llenar a
2ste respecto. Pero ustedes nos han
de permitir, que por vía de apéndice
2 lo que han escrito, hagamos una
mservación sobre un período al men-
3aje, escapada a la perspicacia de cuan-
"os lo comentaron. Ella nos parece que
wroja alguna luz, respecto al general
Jrquiza, o más propiamente hablando,
'especto a la especia que Rosas ha
techo circular en Buenos Aires, de es-
arle esperando. Podemos equivocarnos,
vero opinamos que D. Justo Urquiza
10 será el que vaya a Buenos :Ajres a
frecer su espada al hombre fiera, que
nás de una vez lo ha reconocido como
'umesto a su patria, bien que es sen-
ble que no haya vuelto la punta de
u lanza contra su corazón infame y
Tepravado.” .
Y ahora una circunstancia concreta
vue documenta la sagaz sospecha:
En la fecha que Rosas dirigió su
nensaje a la Legislatura, el general
Urquiza había sido electo ya goberna-
lor del Entre Ríos: el tirano lo sa-
xa, pero así como se guardó con es-
“udio de decir una sola palabra sobre
a situación de Entre Ríos, para nada
vizo mención de Urquiza. Esta cir-
unstancia, Sr. Editor, indica mucho,
El general Urquiza había sido nom.
oredo gobernador del Entre Ríos, pe-
'0 sin embargo Rosas reconoce toda-
úa a Echagie en este carácter. El
lijo estas palabras en el mensaje:
el benemérito ilustre restaurador del
(Continúa en la página 74