TIENE
N- su departamento de la calle
" Corrientes .nos.. recibe -don.. An-
¿ tonio Podestá, con quien había-
, “mos concertado una entrevista,
a fin de trazar, con la síntesis que exi-
yen estas notas, una reseña que -resuma
la larga trayectoria cumplida por este
veterano de la escena nacional. Ente-
rada de nuestro propósito la actriz
Lea Conti, esposa del artista, nos ayu-
da en la tarea con estas palabras: .
— Hablen, hablen ustedes. Hasta
ahora casi siempre nos han reporteado
juntos. Pero el hecho de que seamos
matrimonio no quiere decir que tenga-
mos que salir también siempre juntos
en los periódicos y revistas. Además,
que cada uno debe tener su personali-
dad. El tiene la suya y yo tengo la mía.
— Desde luego — explicamos. — Lo
que nos proponíamos hoy era evocar
en primer término los tiempos lejanos
en que su esposo se inició en el teatro.
— ¡Ah! Si se trata de evocar tiem-
pos lejanos ha hecho usted bien en di-
rigirse a él. Mi marido está mucho más
lejano en el tiempo que yo. Con decirle
que cuando él ya había cumplido la
edad de hacer el servicio militar yo to-
davía no sabía decir papá y mamá...
" — Es cierto, afirma, no sin cierto
orgullo, don Antonio, No sé si soy el
más viejo de los actores nacionales,
pero sí que soy el más antiguo en el
teatro. Yo soy el decano de los actores
argentinos, y quizá lo sea también de
"odos los actores del mundo...
— Pues ¿cuántos años lleva usted en
el teatro? — inquirimos. —
— ¡Sesenta y cinco! Ni uno más ni
uno menos.
— ¡No se lo decía yo! — exclama
Lea Conti. — Hablen, hablen ustedes,
que yo no me acuerdo nada de aquellos
tiempos... Mientras hablan, voy a ce-
barles unos mates.
EL CIRCO CRIOLLO DE HACE
SESENTA AÑOS
— Sí, mi amigo — dice don Antonio,
mientras su esposa hace mutis rumbo'
a la cocina. — Yo nací en 1868, el 4 de
agosto. Y aquí está la prueba — agre-
ga, mientras nos muestra el árbol ge-
nealórgico de los Podestá. Desnués. aña-
T
HACE 65 QUE DEBUTO
Antonio Podestá, decano de los actores ..
criollos, evoca su larga vida...
Por ANDRES MUÑOZ
Caracterizado de gau-
>ho vemos aquí a An-
tonio Podestá, que
'legó a ser especialis-
ta en la composición
de tipos criollos.
abajo, al otro gimnasta, que solían ser
mis hermanos menores Amadeo y Pa-
>lo. Este último se inició en el circo
siendo más pequeño que ninguno de
mis hermanos, pues aún no había cum-
plido los cinco años. En el mismo año
30 vinimos por primera Vez a Buenos
le aquí el árbol . _ am.
odestá. Aparecen en el tronco Mc-
ia Torterolo de Podestá (1829-1917,
Pedro Podestá. (1825-1902), padre:
le los mueve :hermanos Podestá,.a
os Cuales puede verse en las ramas
le izquierda a derecha, en la si
niente forma: Luis (1847-1896), Je-
'ónimo (1851-1923), Pedro (1855-
'894), José (1858-1935), Juan: (1861-
'915), Graciana (1865-1924), Anto-
tio (1868), Amadea (1871), Pablo
1875-1923). Como podrá advertirse,
os únicos sobrevivientes de estu
arga familia son Amadea y Antonio
Podestá.
Aires. Incorporada toda la familia Po-
destá al circo Raffetto, hicimos tna Jira
vor el Sur, que duró más de dos años.
Yo se me olvidarán nunca aquellas
¡iras pintorescas, accidentadas y algu-
1as hasta heroicas. Tbamos en carretas.
Siete carretas enormes, tiradas cada
na de ellas por ocho o diez caballos,
-ormaban aquella' caravana circense.
comíamos en las carretas, dormíamos
»1 ellas y-vivíamos constantemente en
1quella especie de ranchos ambulantes.
le: — Aún no había cumplido -cinco
iños cuando debuté, en 1873, en el
irco Sud América, en el que trabaja-
san mis hermanos mayores. También
staba allí Enrique Bozán, el padre
le Olinda. Bozán, que era clown: Ya
rabajaba con él en los juegos sicarios,
?oco después, cuando yo andaba por
os ocho años, ingresé en el circo Are
va, que dirigía mi hermano Pepe, Ade:
nás de mis ejercicios de acrobacia
1acía de bailarín internacional. Baila
a la tarantela, el fricosé, el cancár
In 1880. cuando arenas había cump!l:
Además de
actor, miúsi
20 y acróba-
ta, Antonio
Podestá es
también es-
cultor, como
lo pruebda
esta escultu-
ra que re-
mrresenta a
Un gau-
cho”.
ea Conti,
>sposa de
intonio Po-
lestá, y une
ie las actri-.
:es más popu-
ares de la es-
Pna argentina
lo doce años, no sólo era bailarín, sino
in buen gimnasta, que me lucía noche
| noche en el trapecio simple, trapecio
loble y, sobre todo, en el número cono-
ido por el salto del Niágara. A par-
ir de esa edad, yo era el fuerte del tra-
ecio;'o sea el que recibía y sostenía en
ac manos estanda snenendidn caha7»
Antonio Po-
lestá, el de-
cano de los
1etores na-
cionales, en
a actuali-
. dad,
EN UN CIRCO
Los caminos y los caballos de tiro pe-
sado: nos obligaban a ir despacio. Re-
uerdo que: para” hacer las veintidós
eguas que separan al Azul del Tandil,
ardamos siete días con sus siete no-
:hes. ¡Y pensar que cualquier joven
le hoy puede salvar esa distancia con
su auto en poco más de una hora! ¡Có-
no “cambean” los tiempos! Claro que
10y se vive demasiado de prisa. No hay
iempo de sacar ninguna experiencia
le los viajes. Yo, en aquellas excursio-
les en carretas, aprendí varias cosas.
Zntre ellas, a sofrenar la impacien-
ia, lo que me fué siempre de gran uti-
idad en el circo y en la vida. También
aprendí, incitado por la necesidad, a
comer crudos el hígado y los riñones
del animal recién muerto. Carneado in-
mediatamente, esas vísceras no. nece-
sitan' ponerse al fuego, pues resultan
ciernas, calientes y sabrosas como si
estuvieran recién asadas. Y si uno tie-
ne hambre, como a mí me ocurría er
aquella época, entonces tanto mejor.
— ¿Qué hicieron ustedes al regreso
de aquella jira de las carretas?
— Seguimos un año más con Raffet-
-0, en Buenos Aires, trabajando en el
Politeama Raffetto, que se alzaba en
:1 mismo sitio donde está hoy el De-
¡artamento de Policía. Al año siguien-
:e, en 1884, pasé con los demás Podestá
“Continúa en la nácina sicuiente)