Full text: 28.1938,23.Mrz.=Nr. 1418 (1938141800)

Me dieron muchos disgustos 
los traidores de teatro 
Así dice Felipe Panigazzi al evocar sus treinta 
años de actor. 
Por ANDRES MUÑOZ - | 
-Daba funciones en el patio del 
:onventillo en que vivíamos. Sólo tra- 
ajábamos los domingos por la tarde, 
7 cobrábamos cinco alfileres la en- 
rada... 
— ¿Y por qué cinco alfileres?... 
— Porque en aquel tiempo los alfi- 
eres era una moneda corriente entre 
:1 piberío del barrio. Por alfileres ju- 
rábamos a las bolitas, a la ravuela y 
Felipe Panigazai, uno 
je los actores nacin- 
ales más populares 
le la periferia bo- 
10erense, que nos 
relata “hoy algunos 
episodios de su vida 
imbulante y aventu- 
OY 
ya figura de Juan 
Wanuel de ' Rosas 
10 aparecido con 
frecuencia en los 
:scenarios argeñ- 
tinos y casi siem- 
me enfocada con 
2l-lente- que Suele 
1plicarse a los 
aidores ' de tea- 
:10, Al - alcanzar 
sta categoría de 
traidor teatral, 
toszs, natural- 
nente, no podi 
'scaparse sin que 
o interpretara 
amian>d —* 
- A pronto hará treinta años. 
Fué en agosto de 1908, Justa- 
mente veinte años después de 
* mi nacimiento, pues yo vine al 
nundo el 9 de septiembre de 1888, Co- 
mo usted ve, recién voy a cumplir mis 
Primeros cincuenta años, ¡Cuántos ac- 
»ores y actrices que yo me sé no po- 
irían decir otro tanto!... 
Felipe Panigazzi saca una enorme 
vetaca llena de tabaco negro y la co- 
oca sobre la mesa de este café de 
Boedo, donde se celebra nuestra entre- 
vista. En seguida se apresta a liar un 
igarrillo y prosigue: 
— Pero aquel de 1908 fué mi debut 
oficial. El otro, el particular y de afi- 
2ionado fué mucho antes, Apenas si 
endría yo unos doce años cuando ya 
organicé mi primer cuadro de artistas 
ie barrio. Recuerdo que a esa edad dos 
rocaciones me atraían con igual fuer- 
za: por un lado quería ser actor y por 
xro quería ser gaucho. Manejaba el 
lazo con una pericia consumada, Y 
Jara practicar y sacarme el gusto me 
dedicaba a enlazar a todos los que pa- 
saban por delante de mi puerta mon. 
ados en bicicleta. No sé por qué, les 
:enfa*una bronca bárbara a los ciclistas, 
— ¿Y qué hacía usted con su cua- 
iro filodramátion “* 
y 
t los demás juegos infantiles. Cuando 
ranábamos .le llevábamos los alfileres 
. la vieja, y cuando perdíamos, se los 
uitábamos, Además, se cotizaban en 
olsa y todo. Cinco alfileres valían un 
entavo; diez, dos; veinte, cuatro cen- 
avos, y así sucesivamente. Estos eran 
0s precios por menor, que al por ma- 
'or salían más baratos, Cien. alfileres 
istaban -diez centavos. o 
— ¿Y cuántos alfileres sacaban us- 
edes por función? 
— Según, La entrada bruta oscila- 
a entre doscientos y doscientos cin- 
uenta alfileres. Cuando hacía buen 
iempo llegábamos a los trescientos, Y” 
omo no pagábamos derechos de autor 
os quedábamos con todo. 
— Se lo repartirían ustedes equitati- 
amente... . 
—- Nada de. reparto, Para mantener: 
1 disciplina y el principio de autori- 
ad tuve que hacerme empresario. Yo 
obraba al público y pagaba a mis ar- 
istas. La primera actriz me costaba 
'einte- alfileres por” día, Entonces. no 
ran tan exigentes como ahora... 
-— ¿Quién era su primera actriz? 
— Un chico. Se vestía de mujer, 
tomo los actores antiguos, y hacía el 
ínico papel femenino de la obra. Esta 
bra, que constituía todo nuestro re- 
Jertorio, era “Justicia humana”, de 
Agustín Fontanella, Por cierto que al 
repartir los papeles tuve que claudicar 
inte la actitud de mis contratados. To- 
los se negaron a interpretar el traidor 
le la obra. No tuve más remedio que 
apechugar yo con el papel. Y este 
yrimer traidor. que interpreté en el 
teatro me resultó un augurio fatal. 
Desde entonces todos los ¿raidores de 
odas las compañías en que trabajé me 
os ligaba -yo. ¡Si habré hecho traido- 
'es en mi vida de actor! ¡Y los dis- 
sustos que me han dado!... El pri- 
mero de ellos lo tuve precisamente en 
vquella obra de Fontanella. “Mi” trai- 
lor era un vil homicida que estando en 
a cárcel confiesa su crimen a otro pre- 
so, que resulta ser hermano de la 
ríctima. Tan a lo vivo hice yo mi con- 
resión, que antes de terminarla un 
nibe del vúblico me tiró una hotella a 
Durante treinta años este intérpre- 
'e ha venido encarnando una mul- 
itud de traidores en las pistas y 
2n los escenarios criollos. Aquí lo 
vemos en su caracterización de An- 
7elotti que, pese a su apariencia 
'estiva, representa a un usurero ita- 
tano que comete mil jelonías en la 
vieza “El viejo Martin”, muy repre- 
seontada en las cirros de antaño, 
MUNDO ARGENTINO 
a cabeza, con tan buena puntería que 
ne abolló el mate. Adamás, el pibe 
¡quel se mandó su parte fuera del li- 
reto: “*— Tomá, por traidor” — me 
"Titó mientras: me arrojaba la botella 
1 la cabeza y salía corriendo, : 
"Excuso decirle — añade Panigazzi 
— que por aquella época Ni siquiera 
ospechaba 'yo- la existencia de Piran- 
lello. De haberla conocido quizá no 
ne hubiera dolido tanto aquel golpe 
ue en plena ficción me asestaba la 
ealidad...” 
CARPINTERO Y. CHACARERO, 
SOLDADO Y -TONY DE CIRCO 
— Como aquel negocio teatral a base 
e alfileres — prosigue Panigazzi — 
to daba para vivir, tuve que trabajar 
n varios oficios, Primero fuí apren- 
liz de carpintero junto: a mi padre, 
(ue tenía este oficio. Después ascendí 
In poco y trabajé durante dos años 
mo ayúdante de un tallista en ma- 
lera. También .ensayé la profesión de 
elegrafista, que practiqué durante un 
iño en el Departamento de Policía. 
Intretanto, seguía cultivando mi vo- 
ación de gaucho en poblado. Quiero 
lecir que por las tardes, cuando ter- 
ninaba mi trabajo, me dedicaba a en- 
azar a cuantos pasaban por mi casa 
nontados en bicicleta, Llegué a ser un 
rerdadero técnico en el arte de voltear 
iclistas. Por aquel entonces vi por 
orimera vez la obra: de Nicolás” Gra- 
1ada titulada. “Al campo”. Comprendi 
que la ciudad. está: llena de peligros 
para: un gaucho, y resolví. hacerme 
:hacarero. Me fuí.con un hermano que 
:erñía una Chacra -en-lá provincia de 
Buenos Aires y con. él “trabajé más 
le un año en calidad de peón -aso- 
sado, Aprendí a arar la tierra y a 
Sembrar y cosechar .el maíz. Pero 
quello me” resultó un trabajo. dema- 
siado rudo. Un día, al terminarse, los 
:rabajos de la .cósecha, acertó a pasar 
serca de allí un circo, el circo Pereira- 
Rafetto, y me ofrecí como actor. En 
al carácter fuí aceptado; pero a los 
vocos días faltó un tony y yo tuve que 
salir a reemplazarlo. La noche de mi 
iebut como tony me ocurrió otra escena 
xirandeliana. Apenas salté a la pista, 
1n0 del público me gritó: 
”— ¡Qué tony otario! > 
”Yo, que lo tenía. cerca, me encaré 
on el espectador y le grité a mi vez: 
”.. El otario sos vos. 
"El otro, que tenía malas pulgas. 
altó a la pista, y no tuve más reme- 
lio que trenzarme con él en una escena 
le pugilato. El cómitre del circo, que 
e hallaba presente, intentaba separar- 
tos, pero el público le tomaba por “re- 
eree” y le apostrofaba para que nos 
ejara pelear, Creía que todo aquello 
TA UN Número preparado y que el! 
spectador que me largaba los direc- 
2s al mentón era otro tony vestido de 
articular. Sólo cuando lo puse “knock- 
ut” se convencieron de lo contrario. 
rané la pelea, pero salí perdiendo, 
ues me costó mi puesto en el circo. 
"Otra escena digna de Pirandello me 
currió meses más tarde representan- 
lo el drama titulado “Pastor Luna”, 
70 hacía, naturalmente, el traidor de 
1 obra, Hacia el final del drama, “mi” 
raidor llega con la policía hasta Pas- 
or Luna, que está durmiendo, y le 
lice, al tiempo que se lo entrega a los 
ailicos: 
”— Y esto te lo hago para que veas 
ae soy más hombre que vos, -- 
"En aquella ocasión, apenas había 
-0 pronunciado esta frase, me inter- 
»xxeló un gaucho desde la platea:. 
”— ¡Qué vas a ser hambre vos. des- 
rraciao!... - 
”Y ahí no más se me vino al humo 
-uchillo en mano, Suerte que los fal- 
tos milicos de la obra se transforma- 
on en verdaderos y desarmaron a 
(Continúa en la nácina cionientaeal
	        
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