MUNDO ARGENTINO
TORA que el cine nacional es:
Lá definitivamente impuesto
entre nosotros, vale la pena
preguntarse si seremos capa-
ces de imponerlo más allá de nuestras
fronteras. Hasta hoy se han hecho tan-
"eos en algunos países del centro y sur
le América, y los resultados han sido
promisorios, No asombramos a nadie,
pero les hemos hecho comprender que
abía llamado la atención. Porque algo
ueno habían visto. Su juventud, su
elleza, su arte, sus canciones. Cual-
uiera de estas cuatro cosas, que lo
1ismo da. Lo cierto era que Libertad
amarque les interesaba.
— Canta muy bien...—decían unos.
— Fotografía espléndidamente—ase-
uraban otros.
— Puede llegar a ser una gran ac-
riz — vaticinaban.
Esto no significa que intentasen con-
ratarla de inmediato o que por ha-
»xerla visto en “Ayúdame a vivir” su
:onsagración fuese un hecho. -
- Pero ya la habían “visto”. Ya sa-
Xan quién era ella. Y ya su figura
es había interesado lo suficiente como
Jara recordar su nombre y pedir in-
Jormes. Esto, que en cualquier otra
parte carecería de importancia, en Hol-
Iywood la tiene, y mucha. Porque to-
las esas personas norteamericanas que
presenciaron la película no eran sim
ples espectadores, sino agen:
tes de los estudios, emplea:
dos cuya única misión consis.
te en estar siempre alerta
vara localizar figuras que
ofrezcan posibilidades.
Si tenemos en cuenta este
detalle y el hecho de que los
films nacionales han hecho y
:stán haciendo aun discretos
paseos de exploración por
países extranjeros, bien po-
Jemos pensar que lo que aquí
se produce puede abarcar ho-
rizontes más amplios
que los de nuestra Re-
pública. Claro que esta
23 una tarea de años
y que ofrece sus in-
quietudes. Ni con mu-
cho estamos aún er
condiciones de compe-
ir, no ya con el cine norteamericano,
sino con el francés, el inglés o el ale-
nán. Pero nosotros no hacemos pelícu-
as con la intención de equipararlas a
ulas muy buenas no basta
"on: que tenga dinero, hom:
res y material. Es necesa:
io, además, un conglomera.
lo de cosas que están fuera
le la cinematografía propia
nente dicha. Es mecesario.
vor ejemplo, que quienes ma-
1ejan ese dinero tengan en
cine la fe suficiente para
avertir en él muchos millo-
ves de pesos; es necesario
ue los hombres de esa na-
ión sean libres en el más
.mplio sentido de la palabra;
ue sean sanos de cuerpo y
e alma; que no vivan ator
1entados por el recuer-
lo de una guerra toda-
ía cercana o por la
reocupación de otra
'utura; que tengan el
erebro limpio para
Libertad
Lamarque,
protagonis-
la del tim
nacional
“Ayúdame
a vivir”
ES MAGNIFICO EL PORVENIR QUE
AGUARDA A NUESTRO CINE NACIONAL
Por KING
Pepe Arias, tal como actuó en “Maes-
tro Levita.”
nuestro eéptimo arte es bueno y que
puede ser mucho mejor.
Y esto ya es algo. Más sún, es bas-
tante. Cuando estábamos en Holly-
wood vimos dos películas argentinas y
somprobamos que el público quedaba
satisfecho con ellas. Era público me-
jicano, de habla española. Pero había
entre los espectadores algunos norte.
americanos cuyos rostros nos eran fa-
miliares por haberlos visto en los estu-
lios. Una de esas peliculas se titulaba
'Ayúdame a vivir”. Y a los pocos
las, en los departamentos de publi-
xidad muchos jefes nos preguntaban
¡uién era Libertad Lamarque.
La pregunta tenía su intención.
'uando querían saber algo sobre Li-
artad Lamarque era porque ella les
Aspecto general de un estudie cinematográfico argentino en Jos prena-
rativos de una escena.
"y
as de otros países, sino con el deseo
le hacerlas bien, que es otra cosa.
Un día llegará — estamos seguros
6 esto — en que el cine que se haga
n la República Argentina cubrirá al
mundo entero y estará a la par del
wejor. Parece arriesgado el vaticinio,
ero tiene su base sólida. Que es ésta:
Vara que una nación produzca pelí»
ealizar cosas grandes; que vivan en Un
aís que tiene fundados motivos para
reer en un futuro brillante, y que
sos hombres tengan el espíritu joven
+ eientan la imperiosa necesidad de
'acer obra, .
Aquí no carecemos ni de una de es-
as condiciones, Ninguna de ellas tiene
:parentemente algo que ver con el ci-
ne. Y, sin embargo, guardan estrecha
relación con él. Bien es cierto—¿a qué
negarlo? — que hay en muestro sépti-
mo arte elementos indeseables que na-
da han aportado ni nada aportarán a
esta industria naciente. Pero ello es
natural. Casi lógico. Hemos leído en
Hollywood un grueso volumen dedi-
tado a la historia de la cinematografía
en los Estados Unidos, y cientos de ve-
ces tropezamos con nombres de perso:
nas que también en los comienzos lu-
craron con el séptimo arte norteame-
ricano y nada hicieron por engrande-
cerlo. Hemos visto en ese libro nom-
bres de muchos productores improvisa-
dos, de artistas ocasionales, de directo-
res absurdos, .
Pero todos ellos desaparecieron. Tu.
vieron que dejar paso a los otros, a
los que hacían obra digna e a'los que
llegaban con capacidad para hacerla.
También la pantalla de Hollywood tu-
va sus tropiezos, sufrió porque nadie
le tenía confianza y se retardó hasta
ograr desembarazarse de quienes le
mpedían crecer. Pero finalmente cre-
16. Era una ley natural que el triun-
fo llegase, , .
- Y entre nosotros ocurrirá lo mismo,
Lo que hoy es sólo una industria local
e expandirá mañana, Traspasará
ronteras y llegará a puntos insospe-
:hados. Aparecerán los grandes direc.
res y los grandes artistas. Tendre-
nos también técnicos expertísimos y
renios de publicidad. No se sabe de
(Continúa en lx vásina: 74)