MUNDO ARGENTINO
1 laCe isimbs
a
Por ARTURO
SILVESTRE
L temporal ocurrió en la noche
del 31 de marzo. “La Prensa”
del día siguiente informa de él
en estos términos, siempre sin
inmutarse tipográficamente, como co-
rresponde a la época:
Es la segunda vez en pocos días de
intervalo que una lluvia copiosísima
se deja caer sobre esta región de la
América, produciendo inundaciones sin
ejemplo en el seno de la población. La
inundación de anoche ha subido una
vara más que la anterior en las calles
por donde pasan los arroyos que cru-
zan la ciudad. La lluvia, acompañada
de un fuerte huracán del sudoeste y
de una manga de piedra bastante
grande, ha durado cerca de tres horas
sin interrupción, volviendo a continuar
desde las cinco o seis de la mañana
hasta las once del día. En las calles
donde pasa el “tercero” y en sus adya-
sentes ha entrado el agua a las casas,
tocando en algunos hasta la altura de
vara y cuarta. Casas desplomadas, pa-
redes caídas, muebles mercancias
averiadas, personas dee han
vuelto a difundir la alarma en la po-
blación. A la verdad, este fenómeno es
más serio de lo que creen las autori.
dades del país, y creemos que no deben
concretarse, como la primera vez, a
recibir los partes oficiales de las des-
gracias ocurridas, Es indispensable el
nombramiento de una comisión de in-
7enieros para estudiar la causa de es-
tas inundaciones. Anteriormente las
ntribuíamos a la violencia del viento
del Este, que paralizaba las corrientes
1 su descenso al río, como también a
a creciente extraordinaria de éste.
Mas hoy, en vista de haber reinado
anoche viento favorable al desagie rá-
pido de las calles; nos inclinamos a la
opinión de muchos, cual es el haberse
aumentado considerablemente el núme-
ro de calles empedradas, que a más de
0 permitir se resuma el agua y
mentar así las corrientes, muchas
de ellas. no tienen sus niveles bien di-
rigidos,
Eso de atribuirle la inundación a los
empedrados no deja de parecernos una
hipótesis un tanto ingenua, Digna, en
verdad, de la época.
Leemos en la misma edición de “La
Prensa”:
INUNDACION. — La de anoche ha
sido mayor que la del diez, En la calle
de Bolívar, Suipacha, Córdoba y Tem-
ple las azoteas estaban llenas de fami-
lias que, temerosas de perecer en el
a9ua que inundaba las habitaciones. se
habían acogido allí,
Y más abajo:
AHOGADOS. — En la calle de Co-
mnercio han aparecido dos. A una seño-
ra vieja que estaba a punto de ahogar-
se cerca del arroyo que pasa por la
valle de Estados Unidos; la salvó un
individuo que hubo también de correr
la misma suerte, —
Enumerar aquí las desgracias pro-
ducidas por el temporal, que los dia-
rios consignan a grandes rasgos, re-
sultaría un tanto prolijo y monótono.
En la sección primera, por ejemplo,
'a piedra rompió 84 faroles del alum-
brado público, provocó derrumba-
mientos. causó heridos. etc.
UN SUBRTERRANFO
moche ha corrido de tal manera la
terra, que se ha descubierto un gran
ótano cuyas dimensiones no hemos po-
"ido distinguir bien, a pesar de haber
ajado a él tres veces. La fuerza de
as emanaciones y vapores despedidos
le ese subterráneo apagó por tres ve-
es consecutivas la mecha con que des-
endimos a él, para poder dar a nues.
ros lectores una iden exacta de lo que
s, Tiene como cinco varas de largo,
h seguida hay una pequeña bóveda de
adrillo por donde apenas puede pasar
mn hombre acostado, descubriéndose
'espués una gran fosa como de diez .a
'oce varas de circuito, cuya hondura
0 hemos podido distinguir por haber
arecido de luz. Con más detalles ha-
laremos después sobre esta obra de
endencias de la Compañía de Jesús.
La Universidad todavía estaba en su
ntiguo edificio de Perú y Moreno.
EXCITACION DEL ESPIRITU
PUBLICO -
Dias después, los diarios nos permi-
sen comprobar la excitación creada en
2] espíritu público por las inundacio-
1es, “La Prensa” del 5 de abril. por
-jemplo, dice:
Con motivo de las repetidas desgra-
+as que han tenido lugar a causa de
os últimos temporales, se ha produ-
ido tal exacerbación en los espíritus,
ue en todo se quiere ver una causa
'e las inundaciones. Hay quienes tie-
en la creencia de que estas son ori-
'inadas por los administradores de las
suas corrientes, que, encontrando lle-
08 sus depósitos, rompen los caños
ara desahogarlos, Parece imposible
ue esta vulgaridad pudiese tomar in-
"emento en algunas gentes. nero hr.
Pero no todo resulta trágico,
En uno de los encierros de nuestra
Universidad — se dice en la misma
edición de “La Prensa”. — el aoua de
Ultimos días de marzo y primeros días de abril de 1870, año más de una vez
"vocado en esta página, Vamos a sorprender ahora 2 Buenos Aires en una gran
nundación, “Toda la ciudad «2 halla alarmada, y con razón — dice “La Nación”
n su primer editorial del 3 de abril, — por los resultados presentes de los dos
“emporales que hemos sufrido en menos de mes y medio; y por lo que esos terribles
tmuncios de los elementos pueden envolver para el futuro. No hay memoria, en
'os hombres de edad más avanzada, ni en la tradición que ellos conservan, de
hechos semejantes a los que han sucedido. Los extremos Sud y Norte de la ciudad
han sido anegados. La desolación de las familias y la pérdida inmensa sufrida, no
on susceptibles de ponderación. Para comprenderla, figúrese cualquiera una casa
londe el agua. ha penetrado en todas las habitaciones a una vara de altura. La
erturbación de las familias, que no podían calcular hasta dónde iría el peligro, ha
lebido ser inmensa. Todos los valores contenidos en las casas inundadas pueden
'alcularse perdidos. Los sótanos inundados, los tapices sumergidos, los muebles,
1asta las camas cubiertas por el agua durante toda una noche, deshechos completa-
mente; los efectos de las casas de negocios que han quedado inservibles, el deterioro
le las propiedades, el derrumbe de algunos edificios, la desolación consiguiente a
stos estragos, forma un cuadro capaz de conmover a cualquiera y mucho más a
os que en él son actores” Sarmiento pudo con alguna razón jactarse de que
— durante su presidencia debió conjurar todas las calamidades...
hos recientes han venido a confirmar
le lo que es capaz de patrocinar la
maginación fantástica de los pueblos.
iyer, al ir a practicar un ingenierc
municipal, con varias cuadrillas de peo
:es ciertas obras requeridas en el em.
'edrado para precaver en parte nue-
'as inundaciones, hubo de formarse un
totín en los arrabales, cuyo objeto era
vacerse evidenciar la bondad de los fi
ves que la Municipalidad se proponía
Tué preciso la intervención de vecinos
espetables, que unidos al ingeniero di.
uadiesen a los promotores, para cal.
nar la excitación que se iba produ-
“endo, Esas buenas gentes creían a
nes juntillas que se trataba de cons-
irar contra sy seguridad.
LA POPULARIDAD DE ADOLFO
ALSINA
He aquí un rasgo que quizá expli-
que un poco la popularidad de que dis-
frutaba Adolfo Alsina, a la sazón vi-
cepresidente de la República, Esa po-
pularidad que, cuando murió el cau-
dillo, precipitó al pueblo sobre la cama,
“cortándole el pelo, en una curiosa ido-
latría”. Transeribimos de “La Pren-
3” del 5 de abril:
Generoso siempre, el doctor Adolfo
Alsina, que era vicepresidente de la
República, hizo una importante do-
nación en favor de las víctimas de la
inundación, que fueron muchas..
Por la es-
quina de
Florida y
Viamonte,
donde está
ahora el
Ceniro Na-
val, pasada
en 1870 uno
de los fa-
mosos “ter=
ceros” que
provocó la
yan inun-
lación a
que se re-
tiere esta
crónica.
awvidando las necesidades y dolencias
le su potria, son acreedores a la, con-
sideración de sus conciudadanos. Por
nuestra parte, ofrecemos muestro dé-
»l contingente con toda la espontanei-
lad que nos caracteriza,
Y gestos como éste eran frecuentes
n Alsina, ”. ,
INESPERADA CONSECUENCIA
" noticia de “La Prensa” del 1 de
oril:
UNIVERSIDAD. — A causa del
nal tiempo no han asistido a las clases
ino muy pocos estudiantes, De los pro-
'esores tan sólo acudió el Sr. D. Ma-
“ano Larsen, a pesar de hallarse en-
vermo, y el secretario Dr. Alvarez. Fe-
icitámoslos por su celo y actividad en
de cumplimiento de. sus: deberes.
El contenido y el continente, todo, es
leliciosamente genuino de la “gran al-
- Pero hay algo mejor en este sen-
ido:
LITERATURA. — Se dice con mu-
has miras de verdad, que se va a au-
rentar el sueldo al Sr. D. Mariano
Larsen, catedrático de Ser año de La
eratura de la Universidad. Bien lo
nerece, pues el Sr. Larsen ha sido el
'"undador de dicha clase, regenteándo-
2 durante tres años casi de balde.
¿Cómo no iba a justificar un aumen-
d de sueldo el único profesor que asis-
16 a dictar clase el día siguiente al
sran temporal? “La Prensa” parece
taber olvidado circunstancia tan nota.
Je.
El Dr. Adolfo Alsina acaba de ini
iar una idea, que merece el aplaus(
seneral. En una carta que dirige hoy
1 la redacción de la “Tribuna”, pide
a cooperación de la prensa para llevar
+ cabo la idea de levantar una subs.
Tipción destinada a socorrer las fami.
ias pobres que han sido perjudicadas
or la última inundación. Dando prin-
ipi0 a la realización de su noble pen.
'amienito, el doctor Alsina se subscribe
or cinco mil pesos. Funcionarios co-
no éste, que permanecen en contacto
on el pueblo de que surgieron, Y que
10 Be iNnfatúan con 9u alta mosirión