Full text: 28.1938,6.Apr.=Nr. 1420 (1938142000)

$ de Abril de 1938: 
La delación Continuación de la página %) 
mer? ¡Pues un perro al horno!... 
: — No; pero broma fué la que hi- 
cieron últimamente, cuando el casa- 
miento de la mayor de las Giovanetti, 
— Bueno; eso ya fué por de más. 
La muchacha, dicen, ha quedado me- 
dio trastornada por el susto. El ma- 
rido andaba por llevarla a Buenos Ai- 
res para ver si algún médico se la 
:omponía. 
— ¡Ah! ¡Ah! 0í decir que de no- 
che se despierta a los gritos, cre- 
yendo ver a un difunto que viene a 
zamarrearla. : - 
. Mientras iban y venían comentarios, 
an casa de un pariente se había insta- 
ado el catafalco y- se encendían las 
yruesas velas del ritual. 
Los padres habían sido avisados y 
se esperaba llegaran al atardecer. Los 
curiosos desfilaban, observando las tac- 
siones del cadáver, 
— Está como si estuviera durmiendo. 
— Sin embargo, debe haber sufrido 
spantosamente, 
— Ha quedado delgadísimo. 
— Dijo el médico que no le quedó 
adentro ni una gota de sangre. . 
El muerto, rígido en la mortaja, con 
las manos endurecidas sobre un her- 
moso crucifijo de plata, parecía una 
:08a Más entre las cosas de la fune- 
xrería, menos presente que las mismas 
relas, vivas en la pasión breve y roja 
de sus llamas, 
— ¡Ah! ¡Ah! Pero... Bueno, si us- 
ed quiere, lo voy hacer llamar. 
— No; por mí, no, comisario. Era 
ina idea que se me ocurría, sin base 
iguna, En estas cosas, muchas ve- 
:es donde menos se espera salta la 
ebre. 
Don José no se hizo esperar. Ocu 
Jó la silla que le alcanzó el sargento, 
7 con el sombrero sujeto con ambas 
nanos sobre las rodillas, como si te- 
niera que fuera a escapársele, espe- 
6 el interrogatorio. A Escurra se le 
ntojó estar ante un hombre asusta- 
o. El comisario explicó amablemente: 
— Lo llamaba, don José, por «el 
anto de Julito Vega. 
Giovanetti movió la cabeza con un 
ve balanceo afirmativo. 
— ¿Hace mucho que no veía al di- 
unto? 
— Yo veía muy raras veces a don 
alito. - 
— Y esta mañana, en el callejón... 
Antes de que le concretaran nada, 
siovanetti, dura la mirada, anticinó 
'a defensa: —. 
— ¡No! ¡Yo no fuí! 
Pepe Escurra abarajó en el aire 
esa reacción. Ese apuro v el vo ante- 
puesto al no fur teman su significa- 
ión. Siempre en un yo mo dejamos 
:spacio para aquel sí. Yo no fuí es 
una cosa rotunda, que sólo brota de 
(Continúa en la página 25) 
'odía tener otro origen que el de una 
uestión personal, pues de haber sido 
mn asalto, el herido hubiera apareci- 
0 desvalijado, y, en cambio, no fal- 
aba ni siquiera un cigarrillo en la 
ica cigarrera de plata. 
Por vigésima vez se pasó lista a 
uanto enemigo o posible enemigo del 
nuerto pudo ser recordado. ¡Tarea 
útil! Al más ligero examen queda- 
an todos eliminados: 
Pepe Escurra, que asesoraba al co- 
iisario, tuvo de pronto una idea: 
— ¿No habrá andado alguno de los 
riovanetti en esto? 
El comisario se sobresaltó: don Jo- 
é llevaba ¿incuenta años de residen- 
ia en la zona; sus hijos varones eran 
1ás niñas que las mismas hijas, y el 
erno... 
— Me parece mucho sospechar, don 
'epe... - ; 
Escurra no conocía las consecuen- 
ias de la broma macabra, pero tuvo 
1na intuición, e insistió: 
— El viejo había dicho que ya le 
agaríamos la broma de aquella. tarde. 
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DOLOR 
DE f 
CINTURA 
En la comisaría la actividad toma- 
ya un ritmo inusitado. El asesinato de 
Julito Vega no podía ser tomado con 
esa descuidada parsimonia con que se 
considera la muerte de un “linyera” 
jesconocido. A las pocas horas llega- 
ría el padre, y don Julio no sólo era 
1 estanciero más rico de la zona, sino 
que su influencia pasaba por el go- 
bierno de la provincia y llegaba, in- 
:lusive, al despacho mismo del presi- 
dente de la república. El comisario or- 
ienó la detención de cuanto sospecho- 
30 0 posible sospechoso le pasó por el 
nagín: peones despedidos de la estan- 
ia, puesteros con hijas casaderas, a 
as que el mozo pudo haber andado mo- 
estando; algunos novios, dos o tres 
maridos pasibles de celos... : 
Como el hecho tuvo que haberse pro. 
lucido entre las seis y las seis y trein- 
ta del día, según la hora en que Julito 
Vega pudo haber llegado al lugar, ca- 
da sospechoso debía justificar el em- 
vleo de su tiempo durante ese lapso. 
La tarea era fácil para la casi tota- 
idad: en el campo y en los pueblos, 
“odos nos conocen y todos nos ven. 
—- Vea, comisario; yo, más o menos 
a esa hora, he estado en el almacén 
de Vélez, haciendo la mañana. 
Y media hora después, el almace- 
nero Vélez confirmaba la declara- 
ción. 
— Yo, a las seis y veinte miré la 
hora en el reloj de la estación. Estu- 
¿e hablando con el cambista Mendoza. 
Luego... . 
Y al rato, el cambista Mendoza da- 
a valor ala coartada. - 
El puestero más sospechado salió 
limpio, como de una vaina, en cuanto 
lo probaron: 
— Es cierto que yo estuve en la es- 
tancia hoy temprano, pero justo con 
mi llegada, don Julito montaba a ca- 
vallo para irse. Todavía alcanzó a de- 
*irme que en el potrero veintiocho ha- 
bía unos alambres flojos. Yo entré en 
la cocina, y allí me quedé mateando 
con el cocinero como hasta las ocho, 
0 menos, - : 
Era verdad eso, y el comisario co- 
menzaba a desesperarse. El erimen no 
SEÑORA 
Para calmar sus dolores, 
en cualquier época y a 
cualquier hora, así sea en 
ayunas, tome un GENIÓL 
que le devolverá el bien. 
estar de sus mejores días. 
_ MILLONES “E PERSONAS LO TOMAN 
GENIO" 
O 
TREINTA CENTAVOS EL LIBRITO DE CUATRO 
Sintonice los Bailes GENIOL que se transmiten todos los sábados desde el Auditorium de 
LR 3 RADIO BELGRANO y en cadena con: LT 1 Radio del Litoral de Rosario, L T 7 Radio 
Provincia de Corrientes, L T 9 Radio Soler de Santa Fe, L V 1 Radio Groaffigna de San Juan, 
L Y 2 Radio Norte de Stgo..del Estero, L V 3 Radio Córdoba de Córdoba, L V. 10 Radio 
Cuyo de Mendoza, L U 6 Radio Atlántico de Mar del Plata, 1 U 7 Radio Gral. San Martín 
de Bahía Blanca (ONDA CORTA), C- X A 8 Radio Real de San Carlos ¡Colonia), C X 24 
Radio Carve de Montevidaean.
	        
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