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¡Cásese..., y vivirá
más y mejor!
Por MIGUEL SASO
la estadística dada a conocer
por una gran compañía de se-
curos de vida demuestra que
los casados llevan una buena
ventaja sobre los solteros, en
cuanto a salud. y longevidad.
” ODOS nos reímos... con mucha
burla cuando oímos la frase,
esta frase que es todo un clisé
en la vida matrimonial:
— Es mejor que te pongas una bu-
fanda, querido... No salgas desabrt
gado...
Y la burla se acentúa y se hac:
más hiriente todavía si escuchamos:
— No vuelvas tarde, que el tiempo
está. muy malo...
Más que una expresión del minu-
cioso y cariñoso cuidado de la esposa,
cada una de estas frases se interpre-
ta como un signo de su tiranía... Cu
mo un verdadero smbolo de la “es-
clavitud” del hombre casado,
*¡Qué equivocados están, sin embar-
go; todos los que así piensan! ¡Cómo
se asombrarían si pudieran comprobar
la extraordina.ia importancia que.ad-
quieren en la vida del hombre esos
pequeños y minuciosos cuidados de su
esposa!... -
Baste decir que está científicamente
comprobado, con datos exactos y pre-
cisos, que el matrimonio alarga la vi
da del hombre, mejorando su salud
y conservando su físico.
Este curioso e interesante fenóme-
no fué ampliamente comprobado por
la Metropolitan Assurance Corpora-
tion de Estados Unidos, que a través
de numerosas estadísticas, con millo-
nes y millones” de individuos, ha esta:
blecido la longevidad de los hombres
casados con gran ventaja sobre los
solteros.
Y no hace falta abundar en argu.-
mentos para explicar clara y fácil-
mente este fenómeno,
UNA BUENA BASE: LA “COMIDA
FAMILIAR”
L0s cuida-
los de la es-
7080 PI-
rán-- pare-
cer excesi-
0s muchas
xeces, pero
prolongan
la vida del
marido.
A IMPORTANCIA DE LOS
PEQUEÑOS CUIDADOS CASEROS
Pero aún quedan otras ventajas dig-
las de tenerse en cuenta dentro del
rden físico, que aseguran la mayor
- mejor vitalidad del hombre casado.
No hay soltero que no se ría del
olega o amigo a quien su esposa lo
bliga a cargar con el paraguas, la
ufanda o el sobretodo... Son deta-
les, no más, Pequeños detalles de la
ida cotidiana, que constituyen otras
rarantías para la salud y el confor:
ndividual, Y es gracias a esos deta
les, que a primera vista resultan in-
'ómodos, . que los casados se evitan
in gran porcentaje de las enfermeda-
les que, en cambio, aquejan a los sol-
aros,
Resfríos, pulmonías, gripes, etc., que
t la larga acaban por debilitar al in-
lividuo, exponiéndolo a otros males
mayores,
Prueba de ello es que en las estadís-
icas de mortalidad por tuberculosis, en
ndividuos mayores de veinte años, los
élibes suelen aportar el setenta y ocho
or ciento, en tanto que los casados
lustración de
Para empezar, no hay duda de que
>| régimen de vida que el hogar im-
pone a todo hombre casado, constitu-
ye una sólida base p:ra su salud.
Mientras que la libertad — tan pro-
picia al desorden y los desarreglos —
en que vive el soltero se convierte, por
el contrario, en el mayor enemigo da
su físico,
Las comidas a deshora, por ejem-
plo, agravadas por la diversidad de
cocinas, alternando restaurantes y con-
dimentos de toda clase — y no siem-
pre de buena calidad, — son un factor
decisivo entre las muchas amenazas
que pesan sobre los solteros.
En tanto que al casado le sucede to-
do lo contrario. El régimen de comidas
constantes, a horas determinadas, con
cierta uniformidad en su factura y en
sus gustos, y con la garantía que su-
pone siempre la cocina familiar, fa-
vorecen considerablemente su salud.
Y ya sabemos bien la importancia
excepcional que para cualquier mor-
tal ofrece el asnecto estomacal...”
apenas contribuyen
con un veintidós por
ciento,
NO HAY MEJOR
ENFERMERA .. QUE
LA ESPOSA
Pero el matrimo-
nio no solamente sir-
ye para preservar al
ombre de contraer
muchas enfermeda-
des, evitándolas gra-
cias a los materna-
es cuidados de la
*sposa, sino que,
idemás, cuando
a enfermedad
lega, inevitable,
:1 hombre casado tic-
1e muchas más proba-
ilidades de curarse que el soltero.
Empecemos por tener en cuenta la
»roverbial indiferencia con que el hom-
xre suele mirar sus enfermedades 0
nalestares, Es debido a ella que en la
nayoría de las veces ni se preocupa de
surarse debidamente. Y si lo hace,
xi tiene cuidado ni constancia para lle-
rar al término de su curación com-
neta.
Otra cosa, en cambio, sucede con el
ombre que tiene a su lado una com-
añera que se desvela por él, y que se
ULIO - ARRXAT7Z
[
MUNDO ARGENTINO
iplica a ofrecerle la mejor asistencia
osible, prodigándole la atención nece-
aria y preparándole o brindándole los
*emedios o medicinas con la consabida
minuciosidad femenina,
-Como. se ve, no hay que ahondar
nucho. para destacar las. enormes. y nu-
nerosas. ventajas que 'el casamiento
lepara a los que tienen la prudencia
le colocarse bajo su amparo.
LOS CASADOS MATAN Y SE MATAN
MENOS QUE LOS SOLTEROS .
Muchas otras razones podrían adu
irse, todavía en los más diversos as
pectos de la vida para convencernos
totalmente de las bondades de la vida
hogareña. —-
El alcoholismo, por ejemplo, con to-
da la lamentable y numerosa secuela
de males que trae con-
sigo, es un azote al
que están expuestos
en mucho mayor grado
los célibes. Y no hace
a
falta abundar en ar-
gumentos para expli-
zarlo.
.Del: mismo modo, se
ha comprobado que los
suicidios son mucho
más frecuentes entre
os hombres sin familia. -
Por ende, las estadísticas de la de-
incuencia muestran cómo los homici-
las 'son, en su enorme mayoría, sol-
eros. No solamente porque éstos son
os más propensos a mezclarse en el
imbiente del delito, sino porque, aun
n los homicidios accidentales o por
ausas especiales, los casados están en
ninoría por el freno que constituye
Jará sus impulsos la responsabilidad
le su esposa e hijos.
En fin: no es “preciso justificarlo
nás. El casamiento es para el hombre
ina garantía de mayor y mejor vida.