MUNDU JIRGENTINO
e
DO)
En 1806, invadida la ciudad, habríase construído
uno d2 los subterráneos de la Casa de Gobierno.
Por DARDO CUNEO
IJLVEMOS a hablar. de los
subterrános de la Casa de
Gobierno. Cuando se adelante
ía demolición emprendida ' de
sus viejos muros, se los hallarán.. Nin-
zuno de ellos es actual; son restos, los
más, de los antiguos sistémas de co-
municación del Fuerte, que el conquis-
tador levantó cara al río; y los otros
— de éstos. hablaremos, precisamente,
hoy, — fueron trazados en la hora
primera de la invasión inglesa por, el
afán civil de la reconquista. Son his-'
toria, Buenos Aires de ayer supo de
varios” subterráneos, que su hombre
— el hombre de la conquista, el hom-
bre 'de la- colonia — construyó en su
tierra para hacerlos su refugio y su
secreto.” Se adelantaron los años —
marca el reloj el tiempo de otro siglo,
-- y hoy podemos decir nosotros que
los viejos subterráneos, tendidos en los
subsuelos: de -la ciudad nueva, como
1na gran araña dormida, aún existen.
Cuando el ciudadano del Buenos Ai-
res antiguo dejó de servirse de ellos,
los sistemas, extensos y confundidos,
de subterráneos no fueron destruídos.
Sólo olvidados. Hoy los traeremos al
reconocimiento del presente de la ciu-
dad. Diremos de ellos en estos térmi-
nos: el suy de la ciudad los. contiene:
y -forman-entre sí complejos e intrin-
:ados sistemas de comunicación, cuyas
redes e itinerarios serían de dificultoso
»xamen en la actualidad. Abandonados
sodos, la tarea de recorrer sus venas
yería de riesgo; pero pronto — tan
xronto como la renovación edilicia de
la ciudad se haga posible, —, con la
demolición de muchos viejos muros,
surgirá a la visión del porteño actual
el espectáculo de los subterráneos que
31 ciudad oculta. En estos momentos
11 Fuerte de. Buenos Aires, uno de los
»dificios ál que se pensó hacer volar
por medio de la dinamita, para des-
slojar a los invasores del año 1805.
le abril de 1938 esperamos una reve-
ación: la de la Casa de Gobierno. Al
aer sus muros, se tendrá el testimo
nio de esta verdad que decimos,
1806. HISTORIA DE UN SUBTE-
RRANEO y
1806. Las naves de Inglaterra hus-
zaron la costa y desembarcaron /sus
10mbres. Fusiles, Tambores. Tropa. Al
lía siguiente, era del invasor la ciú-
dad. Las tropas, las banderas y los
fusiles aparecieron en marcha de con-
quista por la calle Residencia, Defen-
sa actual, e hicieron la ruta que lleva-
ba al Fuerte. Lo ocuparon. Esto pasó
poco después del mediodía. Al anoche.
cer, el criollo ya conspiraba, Humilla-
da su ciudad, fiebre de lucha apresu
raba su pulso y su inquietud.
“A los diez días de la ocupación ex-
tranjera se concebían los planes pri
meros de la reconquista. Hay do: cata-
lanes que son ingenieron — Felipe
Sentenach y Gerardo Esteve y Llac se
llaman, — que asocian sus intencio-
nes en una misma empresa: libertar
a ciudad. Los dos hombres fijan las
osibilidades. Organizan la labor de la
conspiración. Reúñen amigos. Los ami-
zos tienen estos nombres: Juan Trigo,
José Forneguera, Tomás Valencia, Jo-
sé Franci, Pedro Anzoátegui, Miguel
Esquiaga, Juan de Dios Poso, Juan
Vázquez Feijos. Españoles unos, Natu.
rales otros, Voluntarios de la libertad.
Jna aspiración — la reconquista — mo-
viliza las audacias. Todos se juramen-
tan. Y consbiran.
Ina vista antigua de la
Jasa de Gobierno y de
a Aduana tomada des-
le el río. Cuando-caigan
os muros vetustos de la
primera, se descubrirá
un subterráneo que des-
le las casas inmediatas
Yoenaba al Fuerte >
LA CONSPIRACION DE LOS DOS
CATALANES
Reunidos, Sentenach, uno de los dos
ingenieros catalanes, debió decir pala-
bras como éstas:
— Para abatir al invasor y asegurar
su derrota, el mejor método, que la
rrudencia aconseja, consiste en minar
a Ranchería y el Fuerte,
Explicó: !
'Continña en la ne?inxa 191