Full text: 28.1938,20.Apr.=Nr. 1422 (1938142200)

7 > 4 AD 
MUNDO ARGENTINO 
Tercera semana de abril de 1829. Hace poco más de cuatro meses que el general 
avalle ha derrocado al gobernador Dorrego, y todavía no puede sentarse en su 
iespacho del Fuerte para cumplir las tareas inherentes al cargo, porque la mon- 
onera federal revienta por todas partes, dispuesta a arrasar con la antoridad tan 
lébilmente instituida. Evoquemos la época a través de los pocos diarios que conser- 
a nuestra Biblioteca Nacional. Las siguientes palabras de “El Pampero”, por ejem- 
vlo, constituyen un elocuente síntoma de la forma heroica en que debía practicarse 
:] periodismo de aquel entonces: “El Pampero — dicen — vuelve a continuar sus 
tareas. Un deber sagrado le obligó a suspenderlas por algunos días. La Patria se 
hallaba en peligro, y los redactores de aquél creyeron que su primera obligación era 
correr. a las armas para defenderla. El riesgo pasó, y ellos hubieran al momento 
trocado la plumá por el fusil, a no haber sucedido inmediatamente a los días de 
Marma otros destinados sólo a celebrar los actos más augustos de la religión santa 
le Jesucristo. Los editores están persuadidos que sus lectores, penetrados de la 
justicia de estas razones, disculparán su falta involuntaria.” 
Por ARTURO SILVESTRE 
NA carta que se publica en “La 
Gaceta”, del miércoles 22 de 
abril, nos informa muy bien 
acerca de lo que constituía la 
montonera federal, por lo menos desde 
el punto de vista unitario. He aquí los 
párrafos substanciales: 7 
El viernes llegó a muestras balizas 
el lanchón Napoleón, alias San Pedro, 
su patrón y dueño Bartolo Gallardo, 
procedente de San Pedro; conduce a su 
bordo varias familias, y al comisario 
de policía de aquel pueblo, quien da 
la siguiente declaración. Que el 6 del 
corriente aparecieron en las inmedia- 
ciones del pueblo como cien montone- 
ros santafecinos, al mando de un tal 
Moreno, y como: trescientos: indios 
guaycurúes. Se “mantuvieron algunos 
días sin atreverse a avanzar, hasta que 
un hermano del. dicho Moreno, vecino 
del pueblo, entró en comunicacción con 
los. enemigos; y el día 10 entraron los 
anarquistas, imponiendo al pueblo una 
contribución de mil pesos metálicos; y 
como no fuese posible obtenerla en esta 
especie convinieron en recibirla en bi- 
lletes, prometiendo no saquear; pero 
luego que recibieron la suma indicada, 
se retiraron los santafecinos algunas 
cuadras, dando lugar a la entrada de 
los indios, que ex el momento empezn- 
ron a saquear e hicieron mil estrago:. 
Los vecinos reclamaron el cumplimien- 
to de la promesa del general santafe- 
cino, y entonces gritaron los salvajes 
que López les había ofrecido el saqueo 
yeneral de todo lo que han del Arroyo 
del Medio pura este lado; y diciendo 
esto continuaron el saqueo. Que mu- 
chas familias habían podido guarecer- 
se en la isla de enfrente, en donde se 
creían seguras; pero los amigos de la 
federación denunciaron a estas infeli- 
e2s; y al momento pasaron los indios ya 
embriagados, y cometieron allí iguales 
excesos que de orden de López se fusi- 
laron tres vecinos, y se dió el mando 
del pueblo a un hermano del cabecilla 
horeno. Que un tal D. Juan Piñero, 
comisario de policía en” tiempo de la 
administración de los delitos, era uno 
de los que trabajaban con más empeño 
en favor de los anarquistas: que éstos 
uo Vienen bien montados, porque el se- 
ñor Gobernador Lavalle había hecho 
arrear todas las caballadas. Que el nú- 
mero de indios es de trescientos, y en 
santafecinos como setecientos, y mo 
bien armados. Que el pueblo del Bara- 
dero sufrió igual suerte; pero que las 
familias e internos estaban a cubierto, 
porque se habían puesto en tres buques 
mercantes nuestros, El grito general de 
los anarquistas era: robar a todo el 
mundo. 
LA MODESTIA DE LOS ANUNCIOS 
, Del mismo diario sacamos este anun. 
tio: 
Diego Nott, peluquero, calle de Bal- 
carce N? 3, del Fuerte para la Aduana, 
se cree capaz de poder cortar y aco- 
modar el cabello de las señoras y ca- 
balleros, tan bien como cualquiera otro 
de su oficio en Buenos Aires. Por lo 
taiito, pide el favor y protección de sus 
amigos y el público, prometiendo poner 
el mayor esmero en compiacer a los 
que se sirvan honrarle con su con- 
fianza, 
Los anuncios de antes revelaban una 
modestia desconocida en la publicidad 
moderna, petulante, afirmativa, hasta 
insolente a veces, 
SE HABLABA DE CONCILIACION 
Eran muchos los que pensaban en 
una conciliación entre unitarios y fe- 
derales. a fin de evitar la sanovianta 
ue en Nanarro desapareció el indulto 
me le ofreció un gobernador tan gene- 
roso como legítimo, perdió hasta el de- 
"echo de vivir al lado de sus compa- 
“riotas: él no es más que un asesino 
de su patria, y un criminal tan dignc 
del escarmiento como lo son los indios 
a quienes llamó en -su* auxilio. López 
menos delincuente, pero de igual modo 
funesto a Buenos Aires que él primero, 
tampoco merece la consideración de 
jue se transija con él, después de haber 
voto las hostilidades en la provincia y 
lado a nuestro territorio los primeros 
ttaques de devastación y pillaje.” -” 
PRECAUCIONES 
Las cosas no iban muy bien y la po- 
icía tenía que tomar sus precaucio- 
1es. De ahí el anuncio siruiente: 
No es, señor, de la mansión de les 
muertos en que usted me coloca: más 
ta de tres años, en su carta confiden- 
“al de 20 Enero de 1826, pasada al 
luque del Infantado, primer múnistro 
le S. M. C., que yo aparezco para tur- 
ar el reposo de V. Es de en medio de 
os vivos y es del seno de mi patrio, 
n que disfruto la tranquilidad que do 
Na “conciencia sin remordimientos, y 
a “estimación de mis conciudadanos, 
rue tengo hoy el desagrado de dirigir 
v Vd. esta carta, y documentos que la 
»compaña en reclamación de la atroz 
ralumnia -con que V. ha ofendido a mi 
wmbre. Una ofensa pública produci- 
la de un documento oficial exige una 
atisfacción también pública. Yo tengo 
a confianza de creer que V. se apre- 
urará a reparar el mal que me ha 
recho, manifestando en cotestación o. 
:sta origen de que V. sacó la noticia 
'de una venta a los agentes de-S.- M. 
7, cuando ocupaba el puerto del di- 
ector supremo de las P. Unidas 
'el Río de la Plata.” Yo creo que debo 
€ tener esta confianza, hasta que haya 
notives para persuadirme que V. pro- 
lujo una falsedad en aquel documento 
on el maligno intento de herir mi 
eputación. He tomado medidas capa- 
es de asegurarme que será puesta en 
núnns de Y. esta carta: y confío ora 
zeneral Juan Lavalle, que tuvo que 
uchar contra las montoneras que 
:staban dispuestas a arrasar con su 
utoridad de gobernante, después de 
In caida de Dorrego. 
De orden superior, se previene a to- 
los los vecinos de esta ciudad que, in- 
erín duren las presentes circunstan- 
“as, hasta mueva resolución, deben 
star ihminadas todas las moches la: 
usas de ella: principalmente desde las 
' hasta el venir el día: esperando que 
os ciudadanos amantes del orden cui- 
larán tenga efecto y exactitud una 
nedida tan Útil a necesaria 
liscordia que dividía a la familia ar- 
sentina. Pero “El Pampero” del miér- 
oles 22 de abril se levanta airado: 
Proponer que se transe con Rosas, o 
vópez, que son los únicos que se pre- 
entan como los primeros caudillos de 
cen hordas errantes. es como nennse- 
Por toaas partes aparecian las montoneras en el año 1829, que es la época que 
se evoca esta semana. resueltas a derrocar el gobierno recientemente consti- 
tuido. 
'ecibiré su contestación por el mismo 
onducto. Si así no fuese; yo protesto 
e me valdré de todos los medios. 
LAS ETERNAS NEGRAS 
Copiamos de “La Gaceta”: 
Se han perdido dos negras, la prime- 
a llamada Carmen, de edad de 18 
hos, sus señales, algo barrigona, echa- 
“4 para atrás, cara redonda yy una cica- 
riz en la frente. La segunda su nom- 
e Dolores, de 14 años, cara larga y 
astante boconn, Quien supiese su pa- 
'adero y diese noticia de ellas tendrá 
tna Drena gratificación, -ocurriendo a 
a calle Cangallo N? 288, cuadra y me- 
in al campo de la vlaza Nueva 
ar a la fuerza pública que transija, 
me se reconcilie, con una partida de 
adrones que se ha apoderado del 
lesierto, o de un bosque. El mismo de- 
“echo tendrían a pedir transacción 
iquellos que tiene Arbolito, el Rengo, 
1 Manco. y demás bandidos que aisla- 
los, y sin más reglas que el deseo de 
aciar sus férreas pasiones, ni más ley 
rue la estupidez unida a su barbarie; 
sin más autoridad que la impunidad y 
4 insolencia, dejan el espanto por 
ande quiera que pasan. VWosas desde 
UNA ATROZ CALUMNIA 
Leemos en “La Gaceta”, del 22 de 
bril: 
Refutación a una atroz calumnin 
echa con demasiada ligereza a un ge- 
1eral de la República Argentina por 
Ur. Alejandro H, Everett, Ministro 
?lenipotenciario de los E. U. de Norte 
Imérica en la Corte de España, 
— El que refuta es nada menos que don 
Juan Martín de Pueyrredón, prócer le- 
éítimo si los hay, en una carta enyos 
árrafos substanciaJes:
	        
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