MUNDO ARGENTINO
para ir cambiando, chicas,
¿qué les parecen estos ves-
tidos? ¿Verdad que son lindos
y graciosos?... Por eso se los
he elegido: para que pudieran
ustedes verlos, ubicarlos, hacér-
selos.
Son trajecitos sencillos, de
corte práctico, moderno, y que
sentarán a maravillas bajo el
wbrigo de invierno.
En el conjunto hay modelos
rombinados de indudable efecto
moderno e interesante, que, se-
yuramente, sabrán aprovechar
nis amigas lectoras.
Para ir
cambiando
> NI LO DE JUAN...
- y NI LO DE PEDRO...
Las doce de un día gris, des-
templado, triste. Un tranvía
repleto de gente: hombres y mu-
jeres empleados, apurados, ner-
viosos, apretándose uno con tra
otro para poder viajar rápido y
pronto. En el pasillo “completo”
del susodicho tranvía, dos muje-
res jóvenes, bien puestas, char-
an animadamente y a viva voz...
Una dice:
— Pedro dice que el general
Franco sabe lo que hace, porque...
La interrumpe la amiga:
— Yo no sé; pero según lo que
ne cuenta Juan, la defensa del
general Miaja es valerosa...
Todo el tranvía, la masa huma-
na de ese vagón andando, está
pendiente de las elegantes “char.
latanas”,
-¡Qué mal! ¡Cuánto mejor hu-
diera sido oírles hablar.de tra.
pos, de hijos, de sus 'quehace-
res!.... - E
No repitamos nunca lo'que di-
¡o Juan, amigas queridas, ni tam-
Poco lo que pensó Pedro...
No lo repitamos nunca, ni a
“sotto voce” siquiera...: es un
buen consejo,
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