MUNDO ARGENTINC
“El gran poeta inglés amaba
2] peligro, el peligro mortal, y no
se encontraba a gusto sino Vien-
lo levantarse a su alrededor to-
las las cóleras.” -
Taine, - Historia de la litera-
ura inclesa.
— L mismo día en que guillotina-
L ban en Francia a Luis XVI —
a 22 de enero de 1793 — nacía
en Londres Jorge Noel Gordon,
lord Byron, el más alto poeta que haya
cenido jamás Inglaterra, y uno de los
cerebros más poderosos que haya pro-
ducido el mundo. -
No se puede estudiar la extraordina-
ia personalidad de este gran desorbi-
sado, sin tener muy en cuanta sus an-
tecedentes familiares, pues únicamen-
le así podemos llegar a explicarnos mu-
chas de sus genialidades y desequili-
brios. Su padre, capitán de la guardia
real, fué hombre pródigo y vicioso en
xtremo, que disipó en el juego gran
parte de su fortuna. Y su madre, Ca-
talina Gordon de Gihth, de muy noble
familia escocesa, era de carácter vehe-
mente, caprichosa e irascible, que aca-
% separándose de su marido para de-
dicarse por completo a la crianza de
su único hijo, al que amaba de una
manera muy particular: tan pronto lo
cubría de caricias como lo golpeaba,
sin motivo alguno, formando en el ni-
ño, y después en el adolescente, aque-
da mezcla de bondad y recelo, violen-
ia y generosidad que constituyeron las
características de su genio... -
Con semejantes sangres.corriéndole
por las venas y sometido a una educa-
z2ión nada prudente, no es de extrañar
que el niño Byron dé ya, desde sus
primeros años, muestras de un tem-
peramento irritable. “[Ah, bribonzue-
lo — le decía su madre muchas veces,
cuando montaba en cólera, por cual-
quier intemperancia del pequeño —
eres un verdadero Byron! ¡Bien se ve
2] padre que te engendró!”
Un día — cuenta uno de sus bió-
grafos — agarró el delantal de su ni-
ñera con sus dos manos y lo rompió
a todo lo larro: después se quedó in-
móvil, en actitud agresiva, desafiando
el castigo de cualquiera que hubiera
osado corregirle. Al lado de estos arre-
»atos, surgía en él el admirable im-
pulso de un alma nobilísima. En cierta
casión vió en Harrow a un mucha-
chote fornido que maltrataba con un
»alo a su pequrño amigo Peel. Byron,
LOS GRANDES DESEQUILIBRADOS
f MT |
a
En este cuadro de
osway puede
verse a lady Fran-
es Wedderburu
'a la derecha), de
ruien estuvo loca=
mente enamorado
21 célebre Tírico.
Por PEDRO MASSA
[ue no podía luchar con aquel gran
lullón, se acercó a él, rojo de cólera
y con las lágrimas en los ojos y la vo;
-emblorosa, le dijo: -
-— ¿Cuántos golpes. pensáis darle to
davía?
— ¿Qué te importa a ti, pillastre?
— Lo digo porque, si os es igual,
juisiera yo recibir la mitad.
Téngase en cuenta que Byron no te-
nía arriba de ocho años cuando así se
comportaba. Esta nobleza de espíritu,
ante el desgraciado, no le abandonó
nunca. Más tarde, ya hombre, en Italia
—- cuenta su íntimo Moore, — por cada
cien mil francos que gastaba, regala-
ba a los necesitados veinticinco mil.
“Las fuentes vivas de su corazón esta-
van excesivamente llenas, y las aguas
del bien y del mal corrían impetuosa-
mente al menor choque.”
Una de las causas que ensombrecie-
ron más profundamente aquella vida,
llamada a los mayores esplendores y
triunfos, fué el defecto físico de su
cojera. Lord Byron tenía torcido el pie
derecho, y lo que para otro cualquier
mortal no hubiera tenido la menor im.
portancia, para un lord del imperic
británico, tan pagado de la belleza cor-
poral, como nuestro gran lírico, aque-
lla desgracia asumía los caracteres de
Jna verdadera humillación. “De buena
gana hubiera dado todo el genio poéti-
to por no sufrir tamaña deformidad”—
ascribe Taine, Y en todos sus biógra-
*os se ve corroborado este aserto,
A la cojera debe Byron el primero
Vo obstan-
le su TEn-
guera, Bi-
ron era de
della pre-
sencia y
vestía con
2£quisita
rlegancia.
Byron, el famoso poeta inolés.
fué un torturado por la obsesión
le su defecto físico: la renguera,
que le hizo perder la esbeltez que
él deseaba voseer.
y, acaso, el más grande dolor de su
vida. Cuando tenía quince años pre-
tendió a una muchacha, la encanta-
lora miss Caworth, quien no quiso
aceptarlo, precisamente por su defecto.
En nada estuvo que no se quitara la
vida, desesperado por la repulsa. -
Byron, en momentos de buen humor,
se burlaba él mismo de su pie torcido,
pero lo corriente era que mostrase la
tristeza más desaforada ante lo que él
llamaba su “debilidad”, Cuando alguien
le felicitaba por los fulgores de su ge-
nio, replicaba con desaliento: o,
— ¡Oh!, sí, esto — y se llevaba la
mano a la frente — me pone por eñ-
:ima de los demás hombres; pero esto
otro — señalando el pie — me pone
muy debajo de todos ellos. Soy un des-
dichado... - |
. (“Es evidente — escribe Metchni-
koff — que la concepción optimista es
correlativa de la salud normal, en tan-
to que el pesimismo tendría por causa
alguna enfermedad física o mental. Se
busca en los profetas del pesimismo la
tuente de sus concepciones en algún
mal profundo, El de Byron es atribuf-
do a su mie contrahecho, en tanto que
Lady Byron, la madre del poeta, in-
fluyó mucho en el carácter de su hijo
y era. como él, una mujer de esníritu
ertraño.
1 pesimismo de Leopardi se relaciona
on la tuberculosis”) ,
Una de las cosas que en mayor gra-
¡o heredó el poeta de su madre fué su
imor por lo maravilloso. Creía a pie
untillas en las historias de aparecidos,
7 todo lo sobrenatural hallaba en él
ina credulidad sorprendente y aluci-
lada. No hay que decir que su fe esta-
a siempre pronta para toda suerte
le hechizos, presentimientos e influ-
os misteriosos. Una vez, en Southwel,
ió a una dama amiga suya que llevaba
ina cuenta de ágata desprendida de
in collar, sujeta tan sólo por un hilo
le azófar. —
— ¿Qué significa eso? — le pregun-
6 el poeta. _
-— Se trata de un amuleto, que pre-
jerva contra los males del amor 2
juien lo posee,
— ¡Cómo le agradecería si me lg
lieseis!... Justamente es lo que nece-
sito yo para ser feliz, ; -
La dama se negó al ruego, y día:
(Continúa en la página 55)