MUNDO ARGENTINO
gobierno británico declaró que esto
>ra una mentira, El mundo entero de-
seaba saber cuál era la verdad. Ade-
más, se rumoreaba que conducía de
dos a quince millones de dólares en
oro en su caja fuerte,
: Cuando fuí a París el año pasado,
al pasar cerca del lugar. del siniestro,
20. podía quitar mis ojos del mar, y
sentí apoderarse: de mí la atracción
enorme de la posible aventura que
ofrecía el rescate de los tesoros del
“Lusitania”, No sólo el asunto de los
millones en oro captaba'mi imagina
ción, sino que también estaba el mis.
terio de las causas de su hundimiento.
(Continúa en la página 23)
“i-profesión-es
el 7) Iiah o”
. Por JUAN D. CRAIG
Las ambiciones que impulsan a los hombres a realizar extraor-
dinarias hazañas son de naturaleza tan diversa, que el sueño
dorado de uno puede parecerle un absurdo a otro. De todos
los anhelos que hemos conocido se nos antoja que la ambición
de Juan D. Craig es la más extraña: librar a los muertos de
su prisión y hacer In luz en un aran secreto histórira.
Lotro día un hombre me escribió
ofreciéndome un trabajo de mi es-
pecialidad, que es rescatar los te-
soros de los barcos hundidos en el
fondo del mar. Cuando me presenté
en el lugar indicado, esperando hallar-
me en presencia de aventureros como
los que muchas veces acostumbran
lanzarse a la pesca de tesoros, tuve la
sorpresa de ser presentado a varios
hombres de negocios, serios y de buena
reputación, Ante todo, deseaban saber
si yo trabajaría en los mares donde
había naufragado el “Mérida”,
¿El “Mérida”? Hice un esfuerzo por
recordarlo, Por fin di con el barco: es.
aba marcado en mi plano; pero su va-
or no era grande, Más o menos un
nillón de dólares. Se encontraba cerca
le la costa del Atlántico de los Esta-
los Unidos, a unos 70 metros de pro-
“undidad. Había naufragado en el año
911, y llevaba a bordo, según se de-
ía, las joyas de la corona de Méjico
lel tiempo del emperador Maximilia-
10. La pérdida ocurrió cuando el go-
ierno del general Díaz tuvo que huir
'e Méjico después de la revolución, El
esoro que transportaba estaba cons-
ituído principalmente por barras de
lata, y muchos fueron los que trata-
'on de rescatar la valiosa carea: nero
La expedición hacia el “Lusi-
tania” es una aventura intrépi-
da que el autor de este artículo
proyecta realizar. A la derecha
el croquis demuestra cuán sen-
cilla aparenta ser. Lo que no se
ve es la enorme presión del agua
v los peligros que acechan en el
fondo del mar.
nadie había podido encontrar lo que se
buscaba. Los hombres con quien me
entrevisté ya tenían un barco en el
sugar del naufragio y necesitaban un
duZo experimentado que pudiera rea-
izar el trabajo con alguna esperanza
le éxito. ¿Estaría yo dispuesto a acep-
ar ese trabajo?...
Por supuesto que acepté, Y no era
yrecisamente por lo que pudiera ganar
2n esa tentativa, La expedición me
xfrecía una ocasión ideal para ensa-
ar varias ideas que tenía formadas
sobre la realización de un trabajo mu-
'ho más importante. Me refiero al “Lu-
itania”, Cuando el “Lusitania” llegé
erca de la costa de Irlanda, aprove-
hando una densa niebla en mayo 7 de
-915, un torpedo alemán abrió un enor:
ne boquete en su costado, y tan gran
le fué la avería, que las bodegas
“el gran palacio flotante.se inunda.
on en seguida, y no fué posible obte.
'er auxilio a tiempo para evitar una
atástrofe, Más de mil vidas se per-
lieron en ese siniestro del tiempo de
2 guerra mundial, Los alemanes dije-
"on que había sido torpedeado porque
ransnortaha municiones de guerra. El
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