3 de Junio de 1938 
“*Debuté a los diez años...” — (Continuación de la página 26) — | 
— En familia. Con un elenco infan- 
il que organicé yo misma y de la que 
*ra empresaria, directora y. primera 
actriz. Yo, de entrada no más, fuí pri- 
nera figura, como Lola Membrives, se- 
zún he leído en alguna parte. Y esto 
0 digo por vía de coincidencia y no de 
»arangón, ya que Lola Membrives tie- 
1e en mí a la primera de sus admira- 
loras. Pero yo también me inicié en 
ll teatro como primera actriz, En ese 
nuesto entré en el teatro Labardén, y 
ios, leía mucho. Sobre todo historia 
el teatro, obras teatrales, vidas de 
rtistas, y autores, y novelas, muchas 
ovelas, especialmente del género ro- 
1ántico. En el fondo siempre fuí un 
oco romántica, Hoy mismo, si me es- 
arbo hacia adentro, encuentro 'aga- 
apada en mi conciencia, sin atreverse 
salir, a una romántica fracasada. Y 
s que la vida actual es algo así como 
1 freno del romanticismo. Hoy no se 
uede soñar demasiado sin riesgo' de 
— BUENA OPORT" 
“TDAD 
NA 
— ¡Te ha hecho saltar dos dientes! ¿Tiro la esponja? 
— ¡No! A ver si consigo que me haga saltar la muela que tengo picada y 
que me hace ver las estrellas. 
ali Mai ia A A 
:0 mantuve hasta que salí, Desde en- 
>onces he tratado de no perder posi- 
iones. . 
— No sólo lo ha procurado: también 
0 ha conseguido, que es más difícil, 
— Desde luego. Pero eso, aunque sea 
verdad, no está bien que yo lo diga. 
Déjeme ser un poco modesta, aunque 
no me gusta mucho la modestia. La 
sonsidero una vanidad al revés, y yo 
prefiero las cosas al derecho. ¿Para 
qué vamos a desfigurar la realidad? 
Y la realidad es que yo, desde que de- 
»uté hasta ahora, estoy muy lejos de 
saber perdido terreno, 
— Todo lo contrario. 
— Así me lo han dicho los demás, 
y yo, que a pesar de mi repertorio 
soy un poquito ingenua, pues me lo he 
:reído... Pero volvamos a mis tiempos 
del Liceo. Además de seguir mis esti- 
ue la desp.:rten a una de un golpu. 
ero también es lindo imaginar, eva- 
irse de la realidad cotidiana. Lo ima- 
inado también forma parte de lo vi- 
ido, Y acaso la parte más importante, 
"o diría. que con la imaginación vivi- 
108 todos la vida que hubiéramos de- 
eado vivir... Pero volvamos al Li- 
e0, que si seguimos divagando no va- 
108 a terminar nunca, 
:U FORMACION ESPIRITUAL Y SU 
CARRERA ARTISTICA - 
— Volvamos al Liceo y al Conser- 
“atorio, para ganar tiempo. 
— De acuerdo. Asistía a los dos si- 
tultáneamente. Y mi formación espi- 
itual la iba completando en mi casa, 
unto a mi hermana Berta y su rueda 
le amigos, formada ropor ascritores. 
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voetas, artistas. En ella brillaba siem- 
ye que asistía, Alberto Gerchunoff, 
(ue posee como nadie el don de la pa- 
abra sabia y amena. Además de un 
onversador docto y amenísimo, Ger- 
hunoff era y es un amigo íntimo de 
ai familia. También es el padrino de 
2 hija de mi hermana Berta. Además 
e Gerchu, solían visitarnos Horacio 
Juiroga, cuya barba negra me infun- 
ía un poco de miedo. Y él, que lo sa- 
ia, siempre tenía para mí alguna 
rase amable, Me dedicó todas sus 
bras, y cuando cumplí los catorce años 
ne regaló un ejemplar de “Las mil y 
na noches”, que conservo aún, Tam- 
ién acudían Alfonsina Storni, con sv 
'ehemencia y su bondad; Enrique 
Téndez Calzada, con su humorismo de 
vasos largos; el poeta Fernández Mo- 
eno, que siempre parecía estar en 
rance de inspiración, y otros que ya 
enían un nombre, una obra y un pres- 
igio, Y yo los oía y los miraba a to- 
los con admiración, por supuesto; pero 
ambién con un secreto instinto de 
mularlos algún día... 
— Seguía usted escribiendo... 
— Sí, también escribía. ¿Por qué no? 
Yo es mucho más difícil escribir que 
1ablar. Lo importante es tener algo 
ue decir, que teniéndolo, lo mismo da 
Xxpresarlo con la boca que con la plu- 
na. Y para esto último .yo contaba con 
nis diez puntos en gramática... Pero 
2 que más me agradaba era intervenir 
n las conversaciones de los “hombres 
abios” que prestigiaban las tertulias 
le mi hermana. Por eso leía mucho. 
Vecesitaba estar documentada. Y leía 
le todo, como ya le he dicho; desde 
schopenhauer hasta Pittigrilli, que 
vor cierto se parecen más de lo que 
upone la gente. Se parecen en el es- 
díritu demoledor. Las diferencias son 
nás bien formales que fundamentales, 
onsisten en que uno no toma en serio 
1ada, y el otro se indigna de todo... 
'ambién descubrí por aquella fecha a 
?irandello, en sus cuentos, en sus no- 
relas y en su teatro. Y en todo lo 
sue leí suyo me pareció fuerte, vibran- 
e. Lo que más me impresionó de él fué 
a audacia de sus ideas y su origina- 
idad insaciable al expresarlas. 
— Muy bien, Paulina. Se ve que no 
1a pérdido usted el tiempo leyendo, Va- 
"amos ahora a su debut oficial. ¿Cuán- 
lo fué? 
— Aún estaba en el Conservatorio. 
Enrique García Velloso era mi profesor 
le arte escénico. También lo fueron 
'oaquín de Vedia y José González Cas- 
illo. Los tres han desaparecido ya, y 
1 los tres los recuerdo con afecto y 
»ratitud. Creyeron en mí, me enseñaron 
- me estimularon. A Enrique García 
"elloso lo considero mi descubridor. 
lorencio Parravicini tenía en ensayo 
na obra suya titulada “Una cura de 
2poso”. Necesitaba una primera actriz 
o mayor de diez y siete años. Yo no 
13 había cumplido todavía, y García 
“elloso, que era mi maestro y mi con- 
ajero artístico, me confió el primer 
apel femenino de su obra. Puse tanto 
ntusiasmo en él, que no podía fraca- 
ar. Aquí me permitirá usted que le 
oloque otra de mis frases. En la vida 
ólo fracasamos cuando emprendemos 
.Jgo que está fuera de nuestro alcan- 
e o cuando no ponemos el empeño 
uficiente para triunfar. El triunfo es 
ma aleación del esfuerzo y la medi- 
'a por partes iguales... E 
— ¡Buena frase, Paulina!... 
— Se la regalo. Tengo muchas como 
Sa... Y ahora prosigo, que se va ha- 
siendo tarde. No creo que tenga mucho 
interés periodístico el relato detallado 
de mi carrera artística, Además de que 
:5 aún muy reciente, mi actuación es 
lemasiado conocida. Nada inédito po- 
Iría agregar a lo ya publicado. Le daré, 
»ues, UN simple esquema cronológico. 
En 1927 debuté con Florencio Parravi- 
'Cantinúa en la pácina 57) 
om: 
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Janara 
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Las buenas intenciones no le pro- 
Jorcionarán un buen empleo. 
Vd. tlene que ser un competente 
Ȏcnico diplomado si desea tener 
xito en esta creciente industria, 
a que requiere para sus buenos 
estos hombres con amplios co- 
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