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a
MUNDO ARGENTINQ
cquridad en el :
L día 4 de agosto” de 1906, en
LC viaje de Génova a Buenos Ai-
4 ss este vapor “Sirio”, de
cinco mil toneladas, con 470
pasajeros de primera y segunda; 695
de tercera y 127 tripulantes, se encon-
traba a la altura del puerto español
de Cartagews, . :*
| Siguiendo diferentes rumbos y a la
vista del “Sirio” se hallaban el vapor
alemán “Caya”, ótro vapor francés: él
laúd “Vicente Llicana”, y el pailebot
"Joven Manuel”, de cuya tripulación
yo*Tormaba parte como oficial, y cuyo
número ascendía a. siete. hombres, .: -
El día era espléndido y navegába-
mos con viento favorable en dirección
al puerto. de “Valencia, llamado El
Grao.*Espejeaba la cubierta. con-un
aspecto de frescura suntuoso, como la
tierra en días primaverales, El sol; ya
en descenso, arrancaba a los colores
salpicaduras de chispas y disparaba
sus rayos de oro sobre las barras repu-
lidas. Y las gotas de agua de mar ais-
tadas, olvidadas a trechos, a lo largo
de la batayola, eran tan límpidas co-
mo gotas de rocío, y arrojaban más des.
tellos, que brillantes dispersos, Yo es-
taba de guardia en el turno de 12 a:16
horas, -
Hacía rato que venía observando ai
“Sirio”, que, por el rumbo que llevaba,
cualquiera hubiera supuesto que tra-
taba de pasar al Norte de la isla Hor-
miga Grande, cerca del cabo de Palos,
entre cuya isla y la costa existe un ca-
nal de aguas profundas, paso que no
utilizan los barcos grandes por temor a
un bajo de piedra que existe en suce
inmediaciones, y que está registrado
2n las cartas marinas. —- -
Pero para un capitán. tan exper-
to como el del “Sirio”, que contaba
con 44 años de navegación y que
había hecho más de treinta viajes
al Río de la Plata, el peligro no
era grande si él o el oficial de
guardia hubieran localizado el ba.
jo por marcaciones, en lugar de
estimar a ojo la distancia a que
de él se encontraba, -
El exceso de confianza fué cau.
sa del accidente, como ocurre en e'
99 por ciento de los sinies-
tros, salvo los producidos por
la niebla, porque en este ca-
80, el marino no tiene defen-
sa que oponer al peligro, má-
zime en mares muy frecuen-
tados como el canal de la
El naufragio del “Sirio” es un ejemplo de la
poca previsión en. materia de salvamentc
Por el capitán MANUEL LOPEZ BENGOA
El capitán Manuel López Bengoa, de la marina mercante es:
pañola, ha tenido una larga experiencia en asuntos de nau-
fragios marítimos. Afirma este marino que las caiisas: del ele-
vado porcentaje de víctimas en los siniestros marítimos tie-
ne su origen en graves defectos de organización, que pueden
subsanarse mediante la adopción: de medidas que propondrá
en-el-Congreso:-de la Cruz Roja Internacional a celebrarse
en Londres: en--el-corriénte mes. Para que nuestros lecto:
res comprendan lo que significa un naufragio en las actuales
condiciones. de navegación, hace el relato de un caso típico
que aún se recuerda vivamente, y en el que le tocó. actuar.
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“Vimos otro bote,
1 que se aproxi-
maron varios náu=
fragos, que, al tratar
je subir, lo hicieron
nolrar.
Mancha, cuyo tráfico podría compa-
rarse con el de la avenida de Mayo
o la calle Corrientes,
Es posible que el capitán tratara de
pasar por el canal atendiendo a ruegos
del pasaje, ávido de acercarse a la cos-
ta para contemplar con más nitidez los
detalles de su configuración, -
Serían las 17 horas cuando el “Si-
rio” embicó el bajo de piedra, qué .el
:apitán suponía dejar a su izquierda.
El choque, dada la velocidad y el peso
lel barco, fué terrible. Las planchas
le proa y del centro se abollaron, cedie-
ron lós- remaches, y el agua penetró
:on violencia y en cantidad, inundando
as boderas.
Cometido el error de rumbo; tuvo-el
capitán la desdichada oturrencia de or:
denar dar máquina atrás. Esta medi.
da provocó el hundimientó de la popa,
y elevándose la proa, se facilitó la pe-
retración del agua, que invadió el .de-
partamento de máquinas en forma tan
repentina, que nc pudo salir de allí nin-
gún maquinista ni foguista por la ex-
vlosión de las calderas, Co
A los toques de sireña del “Sirio”
concurrieron a prestár auxilio todos los
darcos que estaban a la vista; llegando
primero nuestro pailebote, que estaba
a siete kilómetros de distancia,-lo que
hos permitió llegar en media hora.
. EL SALVAMENTO
-— El espectáculo que presenciamos era
20rroroso, y por sus proporciones ex-
ede a cuanto pueda desarrollar la ima.
zinación. Es en tales momentos trági-
:0s cuando se revelan los instintos más
sroseros y criminales, al par que, en
"udo contraste con ellos, aparecen las
virtudes de los. seres espiritualmente
superiores, y que por serlo, mantienen
la-serenidad ante el peligro, y desafían
la muerte en “holocausto de. sus 'seme-
jantes. —- .
Como siempre ocurre en tales Casos,
el barco se había inclinado sobré un
costado, el de babor, con un ángulé: de
15 grados. Entonces los pasajeros, tre-
yéndose más seguros, se agolparoñ al
lado contrario, en el cual los marinéros
trataban de bajar los botes; pero, como
siempre ocurre, no lo podían conseguir
porque los botes chocaban en el costa
do del buque y no podían llegar al agua.
Se trasladaron. al lado opuesto, pero
al iniciar.el descenso de los botes, el
pasaje de tercera, dándose cuenta de
que inutilizado el uso de la mitad de
los botes, el resto era insuficiente para
todos, se entregó a una frenética des-
esperación y a una.lucha horrible para
asegurarse sitio.
(Continúa en la página 51)