Full text: 28.1938,29.Jun.=Nr. 1432 (1938143200)

UANDO acudimos al Astral en 
busca de Armando Discépoln 
nos informaron que no esta- 
ba, pero que lo encontraríamos 
en un café próximo al teatro, Allí lo 
encontramos, en efecto, enfrascado en 
la lectura de un libreto escrito a má- 
quina y encuadernado en tapas azules, 
— Es “El candelero”, de Alfredo de 
Musset, cuya traducción acaba de en- 
tregarme Vicente Martínez Cuitiño — 
nos dice. — Será nuestro próximo es- 
treno, Estoy estudiando la obra, aun- 
que no sé todavía cuándo irá, pues “La 
niña sale de noche”, de Goicoechea y 
Cordone, que actualmente estamos re- 
presentando, parece que viene con 
fuerza popular, a juzgar por la abun- 
dancia de público que todos los días 
sale de su casa para venir a ver a 
esta niña moderna que sale de noche 
Este éxito me satisface, entre otras 
razones, porque así tengo más tiem. 
po por delante para estudiar y ensa- 
yar sin apuros la obra de Musset. Una 
obra nunca se estudia ni se ensaya lo 
suficiente, La corocida fórmula de que 
el arte es un. uno por ciento de inspira. 
ción y un noventa y nueve de pacien. 
cia, parece mandada hacer para el tea. 
tro. Yo podría dar fe de ello en mi 
triple aspecto de autor, de director y 
de actor. 
— No sabíamos que fuera usted 
actor. 
— Ahora, no; pero lo he sido en mi 
juventud, ya un tanto lejana, si por 
juventud se entiende únicamente un 
problema del tiempo. ¿Quiere usted 
que nos remontemos a ella? 
— Dispuestos a retroceder, preferi- 
ríamos llegar hasta su infancia. 
— Esa está más lejana todavía, na- 
turalmente, Quiero decir, que no sólo 
está más distante en el tiempo, sino 
también en el recuerdo, Yo no creo 
mucho en la infancia, salvo en lo que 
tiene da nromesa vara el niño Y de 
La VIDA es la Ct 
TEATRO” item 
MUNDO ARGENTINO 
nos dice Armando Discépolo. “El mundo — agre- 
9a — es como un “grotesco”, en que la risa y el 
llanto van siempre del brazo” 
esperanza pará el padre. Entiendo que 
21 hombre, al nacer, permanece espi- 
itualmente en estado de amibos. Du- 
rante los primeros cinco. años, sú espí- 
ritu vd evolucionando del estado Tar: 
vario al de crisálida. Recién a los sie- 
te años, y a veces a los diez, empren: 
de su vuelo la mariposa de la imagi- 
nación, De los diez a los quince (deje- 
mos aparte los casos. de precocidad, 
la imaginación y la. razón libran una 
lucha a muerte en la que casi siem- 
e vence la primera. Sólo al llegar a 
os veinte, con frecuencia a los trein- 
"4, empieza la razón a tomarse su des- 
mite. Esto por lo que se refiere al 
mundo intelectual, En el mundo moral, 
jue está ligado al otro por el doble 
'ordón umbilical del- instinto y el cono. 
imiento, la infancia sale aun más 
nalparada en el plano de las compa. 
raciones. Es un error creer que el ni- 
io es mejor que el hombre. No pueda 
serlo por la simple razón de que no 
sabe serlo. El hombre no nace bueno 
11 malo, Aprende a ser lo uno o lo 
xro. La ética está unida al conoci- 
niento como el espíritu a la .materia, 
Por eso un sabiy es siempre mejor que 
In tonto, y por eso un niño es inferior 
1 un anciano. Hay que poner las cosas 
on su luear, yv nara ello debemos am. 
Armando Discégolo en una expresiva 
caricatura de nuestro dibujante E. 
MWiorinna. 
ZN 
Después de la 
ectura, Discépolo 
mparte a la com= 
»añía de Paulina 
3ingerman las úl- 
:imas instruccio= 
ves del próximo 
estreno, 
pezar por libramos del mito de la 1n- 
fancia inmaculada. Es lo mejor ques 
podemos hacer en beneficio de los ni- 
ños, que, después de tcdo, maldita la 
culpa que tienen de ser como son. Pere 
dejémonos de filosofía, aunque de 
cuando en cuando no queda mal filo 
sofar un poco, 
EMPLEADO DE COMERCIO Y AC 
TOR INCIPIENTE 
Con Paulina 
Singerman vi- 
vilando la con- 
fección del ves- 
tuario, elemen= 
to importante 
de todo espec- 
tánuin tontral 
—- Y usted ¿cómo era de chico? 
— Ya no me atuerdo, Posiblemente 
no era mejor ni peor que los demás 
Sólo cuando fuí al colegio empecé a 
darme cuenta de que convenía más se: 
bueno que malo. Esa diferenciación es- 
aba determinada por el premio y e 
castigo escolar, cosa que no siempre 
»curre en la enseñanza maternal. La: 
madres, generalmente, practican ur 
método didáctico de índole sentimental 
que poco tiene que ver con el sentidr 
de la equidad y casi nada con el de 
la justicia. Por eso, lo mejor que pue. 
den hacer los padres es' mandar a su: 
hijos a la escuela a que los eduque» 
otros. Ni siquiera les conviene llevar: 
les la escuela a casa, como suelen ha- 
cer algunos padres ricos. Eso es lo 
mismo que si el cuartel en pleno, cor 
se
	        
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