MUNDO ARGENTINO
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— La última “tournée”
rizos, Sonríe con encantadora familia-
Tidad. .
— Neng+— expresa Maqui, — voy
1 presentarte al joven Vieytes.
— ¿Vieytes? — duda ella. — Me pa-
rece que conozco ese apellido.
— Sí, hija, sí — dice Maqui,. — ¡Ya
lo creo que lo conoces! Es el apellido
de José Hipólito Vieytes, prócer des-
de hace cien años, Aquí tenemos a su
tataranieto. ¿No es así?
— Creo que no — aclaro, un poco
confundido,
— Bueno, no todos pueden ser tata-
ranietos de próceres, Pero eso no tiene
importancia, Basta con que el apelli-
do sea ilustre.
La muchacha advierte mi” turba-
ción y expresa:
(Continuación de la página 16)
— Tú siempre con ésas salidas de
mmorismo equívoco. El joven podría
sentirse molesto,
-— ¡Oh, no! Vieytes me conoce per-
'ectamente, El será, por otra parte,
muestro empresario de “tournée”, Para
:mpezar, ya acaba de facilitarme dos...
dentos pesos.
— ¡Ah! ¿Sí? — expresa la mucha-
:-ha, eon alegre sorpresa. ¿Entonces
»dremos salir en seguida?
— No te apures, Aún no estás fuer-
e como para viajar, -
— ¡Sí que lo estoy! Mira.
Yergue su busto y se cuadra en una
¡ctitud risueña que realza la armonía
le sus líneas. Magui la observa pater-
1almente y dice:
—— Bien, entonces saldremos... qui-
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QUE APLICAN y PROLHIBIDO TRAER :
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“á mañana mismo, Pero haz el favor
de dejarnos solos un instante,
La muchacha me sonríe con alborozo
y se aleja saltando,
— Ya ve usted — murmura Maqui.
— Creo que acabo de cometer una tor-
2eza. Mi afán de producir imaginaria-
nente lo que desearía ver convertide
nn realidad, me ha hecho hacer una
iMfirmación que ahora no sé cómo éeum-
ir. En fin, para tener los doscientos
esos sólo me faltan. ciento noventa. y
cho. Yo me permitiría confiar en
1sted.
— Si no tiene nada más seguro...
— No, no tengo. Pero no sé por que
ne parece que usted-será nuestro em-
resario protector, por lo menos pare
ufragar los primeros gastos de la ex-
ursión, Ese es el impulso .que me fal
a. Lo demás... Mis primeros años di
eatro me dieron una valiosa experien
cia en materia de hoteleros y demás
empecinados que se empeñan en cobrar
a quienes salen a distraer la murria
de las gente pueblerina,
Maqui no se había equivocado al
confiar en mí, Tan pronto como volví
de la sorpresa que me produjo su ocu-
rrencia inopinada, pensé cómo podría
conseguir los doscientos. pesos para la
proyectada “tournée”. Si uno de mis
más íntimos amigos me hubiera hecho
tal pedido, no lo habría cumplimentado
con mayor confianza y satisfacción,
— Veré de dónde sacar ese dinero —
dije a Maqui. — Créame que no omi-
tiré esfuerzos.
— Ya lo sé. Veo en sus ojos el es-
píritu generoso y desprevenido que
Dios lé ha dado para su salvación...
y Ja nuestra.
|
Salgo a recorrer la ciudad en busca
de amigos con dinero y buena dispo-
sición para prestarlo. Después de una
serie de visitas y pretextos justifica-
tivos de mi apremio, consigo los dos-
cientos pesos. Por la noche nos reuni-
mos con Maqui y su hermana en..un
bar y dejamos fijado el itinerario de
a “tournée”. Se efectuaría por diver-
sos pueblos lejanos de la provincia de
Buenos Alires,
A la-mañana siguiente los acompa-
ño hasta la estación ferroviaria. Par-
:en y... Si confieso que me entristece
3 alejamiento de Pilar incurro en in-
liscreción, pero me absuelve mi since-
“idad. La noche anterior habíamos con-
versado con simpatía superior a la que
suele nacer de un breve conocimiento,
y en el instante de Ja partida:.. ¿Por
jué no creer en la sugestión de cierto
signo que vi en la mirada de Pilar,
:orrespondiente a mi visible emoción?
Pero estas son confidencias extrañas
2 la objetividad del relato. Sigamos a
los hermanos en su- viaje, El se halla
documentado en las cartas. que me di-
igió Maqui, las cuales voy a trans-
:ribir, substituyendo sólo los nombres
le los pueblos, para que nadie se vea
aludido directamente:
- Los Abrojos, abril 7 de 1930. Mi
muy estimado amigo: Anoche nos pre-
sentamos ante el respetable público de
esta localidad. No obstante que al lle-
gar al pueblo éste nos pareció muy po-
hlado, en la sala donde: actuamos sóle
había treinta y tres habitantes. Salvo
2se detalle, el éxito de la función hu-
dera sido completo. Pero se interpuso
na circunstancia fuera de programa.
Cuando hice el truco de la paloma que
vuela después de ser decapitada, el
Xájaro que voló fué un chingolo, Ig-
10ro cómo y en qué momento un pres-
idigitador desconocido me escamoteá
'a paloma, cambiándola por tin chin-
zolo. El público advirtió el error y co-
menzó a gritar los denuestos de prác-
tica en estos casos. En vano traté. de
2xplicar lo ocurrido, diciendo que mi
iropósito era no engañar al respetable
vúblico, puesto que ni yo ni nadic po-
Tría hacer volar una paloma sin cabe-
za. Los espectadores insistieron en su
grita y no húbo manera de conformar-
los. Está visto que la gente quiere que
se la engañe. Si usted no lo hace, se
siente defraudada. Bienes verdad que
ste mundo sólo es tolerable por. vir-
tud de esa cantidad de mentiras con
que doramos la píldora de la realidad.
"Pilar me ayudó en escena. Creo
que su presencia me salvó del lincha-
miento, Me habló mucho de usted y de-
sea que le transmita su mejor recuerdo.
”No conteste mis cartas. En/razón
de nuestra instabilidad, no llegarían
a mi poder. .
”Lo saluda con toda estima, —
Maqui.” .
- “Cascotes, abril 10 de 1930, Mi muy
¿stimado amigo: Llegamos a las 22 ho-
ras a este pueblo y de inmediato nos
(Continúa en la página 64)