Full text: 28.1938,20.Jul.=Nr. 1435 (1938143500)

20 de Julio de 1938 
| La mancha —. ¿ 
* (Continuación de la página 51) 
— Chacamundú — exclama, y prosi- 
zue trasponiendo el lodo de su cal- 
vario. 
La noche lo sorprende en. medio de 
na laguna cerrada por un cañaveral 
selvático. Es un laberinto. Mauricio da 
7ueltas y más vueltas sin darse cuenta 
Jue está encerrado en una trampa de 
juncos y espadañas. El caballo se de- 
tiene ahora definitivamente! pero el ji- 
hete cree que continúa marchando. 
Tiene la piel desgarrada por las espi- 
has y la ropa hecha jirones; mas de la 
nuea abajo no siente absolutamente 
nada, Está muerto. Piensa que está 
muerto y que se dirige hacía la eter- 
nidad, iluminado por la calavera de la 
luna, a través del reino dé las som. 
dras. Eso piensa ahora. 
— Hay que entrar desnudo — dice. 
- Sí: desnudo... 
Y comienza a despojarse del pañue- 
lo, de la camisa. Al llegar a la correa 
tropieza can el cuchillo y se acuerda 
le otra cosa. De la cirugía bárbara. 
“mpuña ferozmente el mango de la ho- 
ja entonces, aprieta las mandíbulas y 
corta sin eompasión. 
Al día siguiente torna a resplande- 
zer. el mismo sol en la colonia y en la 
marisma. Un sol inflamado, túrgido, 
amarillento, El caballo no se ha mo- 
“ido aún de su sitio y es acosado por 
aña nube de sabandijas. La mano del 
jinete, en cambio, seccionada, flota a 
la deriva por la laguna, enseñando el 
gujero del carbunclo. 
Entretanto, las moscas, como el día 
anterior, vuelven a invadir su rancho. 
Y como el día anterior también, de 
tato en rato, se oye la voz sepuleral 
lde la vieja. La voz cavernosa, agónica, 
“eclamando siempre lo mismo: - 
— ¡Mauricio! ¡Ayúdame, m'hijo! 
Esnántame las moscas! 
. 8 - 
-.— Silver llegó... | 
(Continuación de la página 49) 
Silver, Hughes y yo esperábamos 
nsiosos el desenlace. Wright, para 
witar el pinchazo mortal, tomaría el 
“amo por las flores. Y entonces... 
Ya su mano se estiraba hacia la 
'spisa, cuando: x 
—¡No, Walter! ¡No toques ese 
amo! 
Carlota Morton, luego de gritar esas 
balabras, cayó desvanecida, Quedamos 
estupefactos, Pero Silver pronto se hi- 
Zo cargo de la situación. Hizo salir a 
todos, acompañados por el sargento 
Bradford, que se hallaba en la puerta, 
y se dirigió a Carlota Morton. Dos 
minutos más tarde, ésta, que parecía 
aber. envejecido diez años. contá la 
ristorias 
—- Era una tirana. Todos aquí éra- 
Z0s sus esclavos. Yo aguantaba, por- 
jue pronto debía casarme con el se- 
or Wright. Lo habíamos preparado 
todo en silencio, porque Sara también 
le quería... Pero un día se enteró de 
nuestro noviazgo y me amenazó con 
Mierar a Walter que yo había sido 
expulsada de casa de nuestros padres 
por escaparme con un homore, Enton- 
"es yo tenía 17 años... No sabía lo 
Jue hacía... Veinte años de arrepen- 
miento y una nueva vida se vendrían 
Lajo por la maldad de mi hermana. 
"o maté a Sara, Junté mas flores, 
dia un ramo e impreené las esrinas 
— 
N 
AA 
7 
"0 — 
=-10 
aumentando 1 p. a cada lado, cada 1% 
vueltas para tener 175 p. A 20:cm, de 
los cetés, hacer las 36 m. del centro er 
p. turco tejiendo cón las agujas de 3 % 
milímetros (en-este momento se necesi- 
tan las 3 agujas de 21% mm.) Se aumen: 
tan a cada lado y todas las vueltas lor 
puntos turcos, hasta tener todo el cane 
sú del mismo punto. A 23 cm. de los co- 
bés, cerrar 4 p., 3 p., 2 D., y 5 veces 1 p. 
a cada lado para hacer la sisa. Cuande 
21 canesú tenga 27 em, de alto en e: 
medio, hacer 2 v. en jersey, con agujas 
le 2 % mm, El calado se hace así: * 
2 p. derechos, 1 lazada, 2.p. juntos, * 
uego hacer 6 cm. de jersey y remata: 
"odos los puntos en una sola vez. 
Espalda. — Montar 145 p. en las agu 
as de 2 % mm, y hacer 5 em, de coté 
Jobles y como adelante, con agujas co 
respondientes, hacer 23 cm. de jersey 
A 20 em. de los cotés, hacer los 7 p 
jel medio con p. turco, continuando la 
abor como en el delantero. A 23 cm 
le los cotés, cerrar 3 m. 2 m. y 5 veces 
. M. a cada lado, para las sisas. 
ferminar el canesú como el delantero 
Mangas.—Montar 132 p., hacer 6 cm 
de jersey, un trou-trou (calado), 2 yv 
je jersey con las agujas de 3 % mm. 
sobre 20 em. de alto. Cerrar 2 p. al co- 
nienzo de cada vuelta, hasta que resten 
16 m.. que se rematarán en una sola vez. 
. 
1 
ELUSITA JUVENIL 
Medidas: Para un talle 44 (92 cm. de 
listo, 53 cm. de largo). Para cualquier 
diferencia de talle, agregar o disminuir 
8 p. a cada lado, por talle. 
Material: 200 gr. lana fina, 3 agujas 
e 2 % mm, de diámetro, 2 agujas de 
3 % mm. 
Puntos empleados.—dJersey: 1 v. dere 
:ha, 1 v. revés. Cotés dobles: 2 p. dere- 
chos, 2 revés. Punto turco: 1 p. desliza- 
do, *, 1 lazada, 2 puntos, *, 2 v.: 
tejer todas las mallas al revés, Repetir 
estas dos yv. 
Delantero. -— Montar 161 p,- con las 
agujas de 2 % mm. y hacer 5 em, de 
cotés dobles; continuar con jersey, coh 
las mismas avuias sobre 23 cm. de alto. 
ZAPATITOS 
TEJIDOS 
Material. — 25 gr. de lana de 4 hilos; 
1wgujas No 3. , 
Se comienza por abajo del zapatito. 
Vontar 59 p. 1% yv. * 1 p, derecho, 1 
revés, * . 2! y.: todo al revés; repetir 
3 veces estas dos vueltas. 17s v.: todo 
revés, 18" v.: todo revés. 191 v.: tejer 
25 p.,, uNa disminución simple, 5 derecho, 
> puntos, 35 derechos, 20* todo revés, 
Tejer todavía 12 v., haciendo 1 dism. 
“ada 2 v., Unas sobre otras. Se tendrán 
siempre 7 p. derechos arriba del pie. 
En Ja vuelta siguiente, tejer: * , 2 
derechos, 1 lazada, 2 puntos, * , en toda 
la vuelta, para formar el “trou-trou”, 
Volver, tejiendo al revés y haciendo las 
lavadas como los puntos 
6 Y. punto fantasía, como al comier- 
z0, 6 Y. de jersey, 6 Y. p. fantasía como 
il comienzo, 6 v. jersey y terminar con 
3 v. de p. fantasía. En la última banda 
le jersey, hacer punto cruz con lana 
angora, y en el centro, una puntadita en 
mgora de otro color. Las mismas és- 
crellitas, pero más chicas, bordarlas so- 
bre la banda de jersey del pie. Cerrar 
el zanatito bajo el pie y atrás. 
ANNABELLA Y SIMONE SE VISTEN... 
..pero, para eso, los modistos creadores no descuidan la juventud de estas chicas, 
Por ello, para Annabella, proponen un tailleur de lana gris, con chaqueta tres 
cuartos y largas solapas blancas. Para Simone Simon, buscan Janilla gris-azul y 
Lerciopelo azul marino. Tanto para una como para otra, se proponen trajes de no- 
che de. muselina blanca sobre fondo de taffetas blanco. Uno de los modelos leva 
cintura color azul cielo, y el otro de taffetas rayado, Las que llevan cabello largui- 
to, hasta los hombros, podrán imitar a estas dos estrellitas, colocando abajo de la 
nuca un gran moño de taffetas que sostiene al cabello hacia atrás. Este es un se- 
creto, chicas: nada hay que rejuvenezca más que lo antiguo... cuando es bien 
llevado, ¿Entendido? 
ÉEM(LIII—SS SST Scala AMM SEDÁN dc TO UC «e CT NT UR PAIN Iv A CON AO TR AG 
7 
con el veneno. Coloqué el ramo sobre 
la cama de Sara... 
Tomó un sorbo de agua y continuó: 
— Emilia,.. Cuando usted habló 
anoche con Wright, yo escuché tudo, 
Esperé la hora de retirarnos y la lla- 
mé. “Emilia — le dije: — lleve ese 
ramo ala basura.” La pobre lo tumó 
“No hay rosas sin espinas — me di 
jo, — pero éstas tienen más de lo co- 
mún. ¡Y cómo pinchan!”. Como que yc 
las hbabía aguzado previamente... 
Un cobarde 
(Continuación de la página 8) 
gar y sus amotinados. Eran los únicos 
que tenían miedo. 
—Prosiga. : 
—Bueno, señor; Spigar y los otros 
venían corriendo por la cubierta en di- 
rección a mi bote, el N* 8, Dijeron que 
iban a llevarse el bote. Eso es todo 
—Y usted ¿no hizo ningún esfuerze 
para impedirlo? ¿No los contuvo? 
—Solamente a uno de los grumetes, 
un chiquilín, Yo lo agarré de un brazo 
y en el movimiento debí perder el 
revólver. No estoy seguro. 
—¡Hum! ¡Usted admite, entonces, 
que sin oponer resistencia permitió a 
nueve miembros de la tripulación llevar 
un bote que se hubiera necesitado para 
salvar a mujeres y niños? 
—¡No, señor! 
—¡ Cómo dice? , 
-—Los pasajeros no podían usar el 
bote salvavidas N? 8. Este pedazo de 
madera, ¿ve? ¡Lo deshago fácilmente 
con los dedos! Completamente podri- 
do, señor. El bote N? 8 no servía... 
Este pedazo de madera lo saqué de la 
quilla, mieñtras hacía la inspección pa- 
ra el oficial Prince. Ya ve... ¿No le 
dije que este pedazo de madera conta- 
ría la historia, señor? Esos amotina. 
dos que se llevaron el bote apenas si 
pudieron andar unas cuantas millas,.., 
pero no lo aseguro, Por eso le dije que 
no están aquí los que podían confirma: 
esto que les acabo de explicar. 
—i¡ Ah, entiendo, señor Swenson! 
El oro reina como un amo... 
(Continuación de la página 41) 
I— IZ—u——] —DC[——Ú— 
que se dedicaban a apacentar sus ga- 
nados. Como al conjuro de una varilla 
mágica, Johannesburg se transformó, 
de un día para otro, en una impor- 
tante y populosa ciudad. Sus calles 
:uentan con todos los adelantos mo- 
lernos, y su población pasa de 400.000 
habitantes, y sigue creciendo ránida- 
mente, — 
Tiene rascacielos, cuenta con una 
Universidad que puede competir con la 
de cualquier importante ciudad de In 
glaterra, una Escuela Superior de Es 
pecialidades, hermosos parques y mag 
níficos paseos. Pero la vida de Johan 
nesburg es el oro... 
Hemos visto el desenvolvimiento de 
esta ciudad, Sus minas valiosas dan la 
vida de millares de seres, pero ¿a qué 
precio? 
Millares de personas viven de la in- 
dustria del oro, pero otros mueren por 
ella, Anualmente pierden la vida mil 
quinientos nativos a consecuencia de 
axplosicnes o enfermedades contraídas 
en el trabajo. Unos tres mil más son 
víctimas del llamado “mal de las mi- 
nas”, que es algo como una parálisis 
que se produce por el aire enrarecido 
que hay en los boquetes y túneles, 
Más de cuatro anil hombres mueren 
anualmente en estos trabajos, Tal es 
el pago que exige anualmente la ex- 
tracción de esos setenta. millones de 
toneladas de mineral de aro.
	        
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