MUNDO ARGENTINO
L presente estado de
k, zozobras financieras
en todo el mundo ha-
ce del oficio de rey
an trabajo bastante pesado.
Tomemos por ejemplo el caso
del rey Sisowath Monivong
de Camboja en la Indo-China
francesa. Su Majestad acaba
de recibir órdenes estrictas de
economizar.
De por sí la idea de econo-
mizar es bastante desagrada-
ble para cualquier monarca,
pero lo que hace el caso de
Monivong especialmente tris-
te es que tiene que comenzar a dis.
minuir los gastos de su propio ha-
rén. Se le ha informado que tiene :
que deshacerse de más de la mitad de
sus ocupantes. Cuando el proceso de
eliminación quede terminado, al rey de
Camboja ¡le quedarán solamente 100
esposas!
Esta' desgarradora orden proviene
del gobierno francés, bajo cuyo pro-
tectorado florece Camboja, El asunto
ocurrió de este modo. El rey pidió un
aumento de dinero para el sostenimien-
to de sus gastos. Diez millones de fran-
cos al año, la cantidad que recibía, no
álcanzaba, de acuerdo con Sisowath,
para mantener a su corte real y más
de doscientas esposas con la pompa
que su rango exigía, - — ,
—. Para mayor desgracia — dice su
majestad — el franco francés ha baía-
do nuevamente.
Como consecuencia, su sueldo ha ba-
jado enormemente con él, En tiempos
normales recibía la suma de $ 1.900.000,
pero con la desvalorización del franco,
esta simpática suma se convirtió en
unos insignificantes pesos: 275.000. -
— Con eso — exclamó el rey—|¡no he
podido solicitar a ninguna joven que
ge incorporara a mi harén desde ha-
ce meses! .
¡Con su renta actual no le era po-
sible comprar una nueva esposa ni en
lía de pago!
El gobierno francés, que es el dis-
pensador del sueldo real, se mantuvo
impasible a pesar de las quejas de
Monivone La única contestación que
“e le permiten
Las curiosas tribulaciones de un monarca asiá-
lico que también tiene que economizar como el
resto de los mortales.
Algunos detalles de la vida del harén.
Por
"GNACIO
TACITUA
»btuvo
'ué la de
¡ue debía
economizar
nn lujos
— Y un harén —agregó el oficial
'rancés que le dió la noticia— es in-
ludablemente un lujo,
Por supuesto, Monivong estaba muy
ontrariado al tener que ahorrar en
ssposas, pues desde tiempos inmemo-
jales los reyes de Camboja habían
oseído siempre de doscientas a txres-
entas, para distraerlos durante sus
10ras libres. Las jóvenes más hermo-
as del reino eran buscadas para ocu-
xar tan importante sitio, Los emisa-
os reales recorrían toda la extensión
le Camboja en busca de las esposas
deales para su monarca. Las jóvenes
:ran elegidas de acuerdo con los cáno.
1es de belleza de ese- país: por sus ca-
"as chatas y anchas, nariz pequeña, bo-
'as grandes, ojos un poco oblicuos
utis obscuro y cabellos renegridos.
Aquellas que se elegían eran lleva-
las al palacio para recibir una educa-
ión singular de parte de los monjes
»rahmines o bonzos, como los llamar
n su propia lengua. Una vez abren
'idos los bailes nativos las instalabar
an el harén, y llovían sobre ellas los
regalos. y hermosos vestidos.
Poco después, en una gran ceremo-
iia, bailaban los extremadamente in-
-rincados bailes ante el rey, expresando
» ellos ideas elaboradas de la historia
y la religión de Camboja.
Cada movimiento de los miembros,
:abeza, ojos y boca, hasta la más pe-
queña inclinación de las manos y de
'os. pies, representa una palabra o una
'rase, que el público que lo presencia
juede leer perfectamente como si es-
-uviese escrito. Silenciosamente las bai-
.arinas reaniman el espíritu entriste-
cido de los presentes con las leyendas
de su antiguo país. -
Todo esto Monivong presenciará de
ahora en adelante en menor escala, ya
que el gobierno francés no quiere au-
mentarle el sueldo. Pero el monarca
de Camboja es el único poseedor de
an harén que sufre con la crisis réi-
nante. En cada ciudad del globo-don-
de esta antigua institución florece,
sus dueños han tenido que disminuir
la numerosa cantidad de esposas, y
hasta en muchos casos suprimirlas
nor enmpleto.
Unos pocos harenes
existen aún en Turquía,
pero debido al reciente
decreto que permite a la
mujer turca andar sin
velo, parece que esta an-
tigua y costosa costumoré
pronto desaparecerá allí.
Egipto es uno de los
últimos países que con-
tinúan con la costumbre
de los harenes, Actual-
mente, los mercaderes po-
derosos y los monarcas no
pueden comprar más mu-+
jeres en los mercados pú-
blicos: Las mujeres que in-
gresan en los harenes aho:
rá lo hacen por su propia
voluntad.
LA
“
Hubo cierto número de mujeres oc-
dentales que han elegido esta cómo-
12 forma de vivir sin trabajo. La prin-
esa Djavidan Hanum, una de. este
srupo, describió sus aventuras en un
(Continúa en la nágina 29)