27 de Julio de 1938
” UMEROSOS hombres y muje-
res en Rusia han venido confe-
sando desde hace bastante
tiempo abominables crímenes,
sabiendo que su castigo sería de muer-
ce. Con el científico “proceso de acon-
dicionamiento”, las “autoridades rusas
tan persuadido a sus víctimas a hacer
aquellas increíbles. confesiones. La
Ogpu, policía secreta” de Rusia, se
ncarga de este “delicado” trabajo. —-
¿En qué consisten. estos métodos?
¿Cómo se aplican? .
Uno de los veintiún acusados de la
reciente “purga” en Moscú era el doc-
tor LN. Kazakoff, un famoso especia-
lista 'en enfermedades glandulares. y
hombre de intenso orgúllo profesional.
Este eminente médico “confesó” que
1abía asesinado a un enfermo que le
Jagaba para que lo cu-
rase. Aunque fuera la
verdad, es imposible
imaginar que un hom-
ore tan orgulloso arro-
1aría, por su propia
voluntad, semejante
vergiienza sobre sí. y
su familia y asegurarse
una sentencia de muer-
te, admitiendo lo que en
la profesión médica es
el peor crimen.
Sin embargo, el mé-
dico, durante el proce-
ceso, no mostraba hue-
sos rotos, cicatrices,
esquimosis ni otra evi-
dencia de tortura. Era
un hombre robusto que
no parecía haber per-
dido siquiera un kilo
de peso durante sus
Cuatro meses de encar-
selamiento. Era-igual-
mente evidente que no
estaba hipnotizado ni
ajo la influencia. de
ilguna droga. -
Los guardianes vigt-
lan..., y cuando. al-
yuien, por culpa de
a jatiga, se desliza
hasta el suelo, abren
una canilla que cu-
dre el miso de agua
helada.
Por cué er
La conocida publicación “The American Weekly” de Nueva York ha
dado a conocer lo que considera el secreto de las confesiones arran-
adas a los dirigentes soviéticos que han sido fusilados en Moscú.
Transcribimos el sorprendente artículo, cuyas revelaciones aclaran
algunos misteriosos aspectos de las tan comentadas “confesiones”.
Stalin, el dictador de Rusia, considera
“psicológicamente ' perfecto”. el ex-
aordinario suplicio inventado por
Yagoda, y que ha servido para elimi-
nar los enemigos del régimen im.--
merante
habían sido torturados más de lo que
un ser humano puede resistir.
Algo nuevo en materia de torturas
se emplea en la moderna Rusia, una
:specie de “salvajismo científico”, re-
finado en grado sumo,
El propósito del “acondicionamiento”
5 destruir la voluntad y el carácter
del prisionero, y el método es la tortura
mental. .
Enrique G. Yagoda, mientras fué
efe de la Ogpu, era el responsable de
a aplicación de este sistema, Por iro-
1ía del destino, y para satisfacción se
:reta de toda: Rusia, se hallaba él mis:
no entre Jas veintiuna víctimas de la
purga” de Moscú. Yagoda pasó tam-
xién por los suplicios de su propio sis
“ma de “acondicionamiento”, y acabó
dor firmar una de aquellas “verdade-
“as confesiones”,
El tratamiento requiere poca violen-
ia”de parte delos guardias. Después
lel arresto la víctima debe esperar
1n0s cuartos días — o semanas — sin
:0nocer si suerte, durante cuyo tiempo
se hace mil y mil veces la pregunta de
jué se le sospecha y qué se hará de él.
i el prisionero es una persona de bas-
ante importancia, se le encierra en
ma celda minúscula y solitaria.
-Al cabo de un tiempo és llevado ante
1n0 de los investigadores, quien res-
Jonde a sus preguntas sobre el motivo
le su encarcelamiento, entregándole un
Sin embargo, un pequeño detalle.en
a apariencia del hombre dió la clave
le lo que la temida Ogpu había hecho
son él. Cuando el doctor Kazakoff fué
arrestado tenía unos cuantos cabellos
rrises en la sien, pero durante el pro-
:eso éstos habían desaparecido. Su ca-
xeza no lucía ni una sola cana. Este
:ambió se debió a que, durante el tráns-
urso del “acondicionamiento”, los cabe-
los del prisionero se volvieron comple-
amente blancos, Semejante transfor-
nación hubiera producido un efecto in-
'eseado, de modo que los maquilladores
xpertos de la -Ogpu, le tiñeron:el cabe-
10 de un hermoso color negro.
Es sabido que los acusados confiesan
uando están hipnotizados o bajo los
fectos de una droga. Cierta droga, lla-
nada “la droga de la verdad”, se está
mpleando, pero no podrá hacer con-
esar a una persona crímenes que no
a cometido. Es indudable que los. hom-
es que ¡hicieron áquellas increíbles
onfesiones se hallaban en plena pose-
ión - de sus facultades mentales. ¡No
staban ni hipnotizados, ni bajo la in:
luencia de una droga, ni mostraban
.eñales de tortura física. Sin embargo,
DEA,
»
. Pe E:
largo documento eserito a máquina.
Es la “confesión” que el prisionero
debe firmar. No sólo se culpa de toda
clase de crímenes, sino que complica
también a otras personas, inclusive
a sus mejores amigos, y provablemente
algunos miembros de su familia,
Cuando el prisionero se nieza a fir-
mar semejantes falsedades, el investi-
zador lo mira con fastidio y sorpresa.
El investigador sabe muy bien que el
hombre firmará tarde o temprano, y
que, al hacerlo en ese momento, se aho-
rraría un sinnúmero de agon'as terri
oles,
- El prisionero también puede saberlo
y ser lo, bastante filósofo como para
firmar inmediatamente su sentencia de
muerte. Pero no puede enviar a sus
amigos y familiares inocentes a la mis-
ma suerte si es que tiene algo de vo-
luntad, o hasta que se la quiebren.
Si se niega, lo llevan a una de Jas
celdas de “acondicionamiento”. A cuál
le ellas: verá . primero depende de lo
Jue el investigador calcula tendrá ma-
yores probabilidades de quebrarle :a
moral.
Si es un funcionario con cierta cx!
tura, de costumbres un tanto refina-
las, a quien le desagrada codearse con
la turba, se encontrará seguramente
en uno de los calabozos para “fiestas”.
Estos fueron construídos para alojar a
dos personas, aunque en los tiempos del
zar se decía que allí se confinaban a
tres. y hasta cuatro personas. Al retira:
todos los muebles los verdugos del so-
viet han podido apretujar dentro de
ase recinto a veinticinco o treinta de-
tenidos para hacerlos sufrir un nuevo
suplicio... No se utilizan para ello »
(Continúa en la nársina 55)
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