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3 7 el
2 de Agosto de 1938
Sua AE”
DR DOM
CERES IEEE TE
IEMPRE me ha gustado el
- cuento del escocés cuya
- , hadá madrina se le apare-
ció un buen día y ofreció
:oncederle tres gracias.
Por su primer deseo el escocés
sligió “todo el whisky que cabe en
el lago Lomond”, Esto le fué con-
:edido, El segundo deseo, bien in-
teligente por cierto, era “bastante
tiempo como para poder tomár-
melo”, También le fué concedido.
Cuando llegó al tercer deseo el es-
cocés no supo más qué pedir, Ha-
bía obtenido su mayor deseo y no
podía pensar en otra cosa, Pero
el hada madrina insistió: — Tie-
nes que pedir la tercera gracia;
si no, las otras dos no podrán cum-
plirse. —” El escocés pensó largo
“ato y finalmente exclamó: —
¡Entonces agréguele otro whisky!
¿Cuáles serían las tres gracias
que usted pediría, lector? Supongo
que la respuesta depende en grar
parte de a quien me dirijo. Conceda
nos, entonces, que sea una mujer
En ese caso querrá ser ante to-
do exquisitamente hermosa, y para lograrlo, está pre.
parada a realizar una serie de ejercicios que, con só-
lo mencionarlos a un boxeador que se entrena para
21 campeonato mundial, éste se desmayaría. Hace
»oCco tiemvno leí en un artículo de helleza lo sicuilente:
“Esparcir. una capa de crema nutritiva sobre el
cutis, Masajearlo con- movimientos firmes ascenden-
tes partiendo del cuello, empleando un movimiento
2n forma de abanico en el rostro. Dar golpecitos se-
guidos y rítmicos. Luego acuéstece con los pies levan-
tados sobre almohadones, otro más duro colocado en
.a nuca y la cabeza colgando un, poco por encima del
:ostado de la cama”, Así continuaban varios párrafos.
Habiendo pasado toda la mañana en esta forma
sstúpida, alimentándose con un minúsculo almuerzo
le frutas y verduras, por algún principio misterioso
le mecánica femenina aún no descubierto por la cien-
ia, sigue efectuando estrafalarios pasos de bailes,
omo una víbora girando sobre su cola. - E...
Antes de salir de casa usted se baña con algún
verfume. lo bastante poderoso como para derribar a
na persona a veinte metros de distancia, En pocas
valabras, la primera gracia que pide es ser una gran
estrella” de cine,
La segunda, es atender a la “premiere” de su pri
mera película, y al llegar al cine tencontrarse con
oda la ciudad aclamándola a su paso! ¿Su tercer
'eseo? Simplemente que la multitud espere ansiosa
me salga nuevamente. Si llueve, le causaría aún
nayor satisfacción,
Ahora supongamos que usted es un joven del mon-
ón, como yo. Si es verano, trata de tostarse de un
olor que alarmaría a un megro del Africa. Para
"btener esto, se pasa las horas acostado en las pla-
"as pensando absolutamente en. nada. Acto seguido,
7 por ninguna razón particular, realiza un raid
:Éreo en tiempo récord desde Nijni-Novgorod, en Ru-
da, hasta Antananarivo en Madagascar. Habiendo
umplido este acto heroico a satisfacción, usted ha
onseguido su primer deseo, que es ser “aviador de
arga distancia más quemado por el sol”, y por
supuesto, adorado por todo el elemento femenino de
3 comarca...
Su segundo deseo es volver a tiempo para asistir
1 esa “premiere” que mencionamos más arriba y pa-
ar a la posteridad por intermedio de las. cámaras
fotográficas, abrazando, con casco de aviador y ove-
rall, a la “estrella” de cine cuya
“premiere” se efectúa. También po-
lía darle por convertirse milagrosa-
mente en otro Clark Gable o el me-
jor jugador de fútbol del país.
Su tercer. deseo es casarse con la
“estrella” y tener un hijo prodigio
con cabellos ensortijados y sonrisa
2ncantadora, quien a la edad de seis
años volará desde Antananarivo, en
Madagascar, hasta Nijni-Novgo-
rod, en Rusia, en menos tiempo que
su papito.
No me cabe duda de que he des-
crito con bastante exactitud los
sueños secretos de la mayor parte
de la juventud moderna.
Por lo tanto, tengo que hacer
frente a sus reproches y preguntas.
¿Cuáles son las gracias que creo
cazonables? Se me ocurre una sola
Yracia aplicable a ambos sexos y a
todos los tiempos. Es el deseo de
ser “el mejor”.en el empleo o en
la empresa en que uno trabaja.
El otro día estaba dictando un
artículo sobre la naturaleza de las
obsesiones. La joven a quien dicta-
(Continúz en lIz nárina 71)
ee
PUNTA
* *
. 4
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