Full text: 28.1938,31.Aug.=Nr. 1441 (1938144100)

PARA EMPEZAR, UNA ANECDOTA 
N el año 1934 fué conducido 
preso a un juzgado de instruc- 
ción un hombre joven aún, que 
había sido sorprendido hurtan- 
lo un esqueleto de azulejos de escaso 
alor. 
Al ser interrogado por el secretario, 
le negó a contestar, y apoyándose en 
m derecho que acuerda la ley, mani- 
festó que sólo declararía en presen- 
cia del juez. 
Inútilmente se:le explicó que, dada 
a poca importancia del asunto, no se 
vodía distraer la atención de su seño- 
ría, ocupada en otros asuntos que ver- 
laderamente la requerían en esos mo- 
mentos. 
El hombre se mantuvo firme en su 
lecisión, y prefirió esperar dos dias 
más, incomunicado en un estrecho ca- 
labozo, hasta que obtuvo satisfacción. 
Ya en presencia del magistrado, y 
intes que éste le dirigiera la palabra, 
2 dijo: - 
— Señor juez: soy culpable de este 
hurto y... “de otros más, ¡Yo hurté dos 
azulejos! En el reducidero me dieron 
rinco vesos. :Sov culpable! Tenro “en- 
ima” tres condenas: dos por hurto y 
na por lesiones. La mayor fué de tres 
ños y medio; las otras dos no alcan- 
aron ni a un año... Si usted, doctor. 
1e “da” la preventiva..., ¡me “fajan” 
1 52!... Y tengo una mujer y dos pibi- 
25, — Y agregó sombríamente; — ¡El 
2, doctor!.... 
El juez era el doctor Jaime Llavallol, 
se hombre que de tanto elevar su de- 
cadísimo y dilecto espíritu, se iba 
n alto, que a veces perdía de vista 
.8 cosas terrenas... . 
Miró al preso serenamente; pero en 
is ojos había un tilde de compasión. 
,eyó el sumario, comprobó la veraci- 
ad de lo que afirmaba, liamó al se- 
etario y le dijo: 
— Secretario: arregle de alguna ma- 
.ra este asunto. Sobreséalo y póngalo 
1 libertad desde aquí mismo. — Y 
zregó en voz algo más baja, con cier- 
1 timidez, como dando una explica- 
ón: — ¡Tiene dos nenas.... y le van 
dicar el 52!... 
"N FANTASMA EN UN NUMERO 
'uando un delincuente se notifica de 
entencia, yv ésta lleva nor accesoria 
3 aplicación del artículo 52 del Código 
Zenal, siente que súbitamente desapa- 
ecen todo su valor y su entereza; que 
as piernas le tiemblan y se doblan sus 
odillas como en un “knoc down”; que 
1 corazón se comprime hasta el dolor 
" la frente transpira gotas heladas. Y 
qurmura: 
-— ¡No es posible!... — Y repite: — 
No es posible!... o 
Al fin, firma. Pero esa firma no es 
1 firma, ¡Qué va a ser su firma!... 
Son rasgos temblantes, Estertóreos. 
Como si la pluma se negara a trazar- 
los derecho, Por eso se clava en el pa- 
el y salpica... 
El “52” es el fantasma aterrador de 
«delincuentes, . . 
¿Qué tiene para que así sea?... 
Aparentemente, nada muy grave ni' 
»n pavoroso, Reléalo el lector. Ahí en 
1 acápite está. a? 
Si hasta presenta como un espejis- 
10 de esperanza y redención. 
Se ve clam que lo que hubo en la 
nente del legislador que propuso ese 
irtículo era el deseo de convertir al 
1ombre malo en bueno, al mismo tiem- 
yo que líbraba a la sociedad del sujeto 
jue la dañó y la ponía a cubierto de 
mevos desmanes de la misma mano. 
Jomo quien aparta un rodeo. 
ue los condenados con la accesoria 
del 52” van a parar, tarde o tempra- 
0, ¡Al presidio de Ushuaia! ¡A esa 
remenda “frigidaire”. de industria na- 
ional! 
Allá van para siempre y sin remedio. 
Porque, por un error surgido de pa- 
idójicos y complicados conceptos jurí- 
icos — artificialmente complicados — 
! sancionarse en 1921 el Código Penal 
igente, se cambió la palabra “relega- 
ón”, que existía en el anterior, y que 
Ta y es la única apropiada, por “re- 
luzión”. 
Y como dentro del lenguaje del có- 
igo reclusión es presidio. .., ¡allá van 
»s infelices! 
Si se piensa que la mayoría de los 
ndenados a quienes se aplica esa ac- 
:soria son ladronzuelos, cuyos delitos 
> pueden haber sido tan graves, cuan- 
o, aún en plena juventud, han cum- 
tido sus condenas anteriores y que van 
: Ushuaia (al presidio, no sueltos, co- 
ne Muchos creen) en Jas mismas condi- 
'ones de los más terribles criminales. 
UN PARAJE EN LOS TERRITORIOS 
DEL SURE 
Un paraje propicio para iniciar una 
ida nueva, de trabajo, de contracción 
1 la madre tierra, y donde dentro de 
ina disciplina racional, lejos de la gran 
dudad, de la barra de amigos viciosos, 
lel alcohol! y del garito, de la quiniela 
7 de las carreras — piezas todas del 
liesel impulsor del delito, — sea fácil 
a resurrección moral... 
Un paraje donde la tierra devuelva, 
renerosa y buena, en frutos de paz, la: 
ensión del nervio, la expansión del 
músculo, el sudor de la frente, el sa- 
rríficio de Ja compañera abnegada con 
+1 dolor de su vientre grávido... ¡Eso 
25 UN paraje en los territorios del Sur! 
“La reclusión en un paraje de los territorios del Sur será 
impuesta por tiempo indeterminado, y como accesoria de la 
última condena, cuando mediaren las siguientes circunstan- 
—T Dos condenas a reclusión, o una a reclusión y otra a: 
nrisión por más de tres años; 000 0% 
>? Tres condenas a prisión por más de tres años o una 
de reclusión por más de tres años y dos de prisión de tres.: 
ME A 
— 3 Cuatro condenas a prisión, siendo una de ellas mayor 
4 Cinco condenas a prisión de tres años o menores. 
- "Se aplicará la reclusión como accesoria de la condena en 
'0s casos de concurso de delitos, siempre que los delitos juz- 
“gados hubieren sido cinco por lo menos, y que dos de ellos 
'uvieren fijada pena mayor de tres años de prisión” -— Ar- 
tculo 52 del Código Penal... 
Eso es lo que fluye de la disposición 
yrevisora y humana de nuestro Código. 
Eso lo que interpreta cualquiera; el 
ueblo, el obrero, el estudiante, el pro- 
esional, el militar, el académico... 
“ualquiera. Es decir, todos. 
TN INAUDITO ERROR > 
?ero ¡cuán equivocados están! 
En la práctica no hay tal cosa, y ese 
Jisaje de luz y de trabajo que se vis- 
«mbra, y que hasta tiene algo de bucó- 
0, es sólo una ilusión. 
a realidad. la espantosa realidad »c 
n las mismas de todos los Mateos 
Janks, de todos los descuartizadores 
toninis, de todos los parricidas, se ob- 
ervará la gran injusticia que repre- 
enta este fenómeno de muestra defi- 
iente legislación y de nuestro caduco 
*gimen penal. ! 
La responsabilidad de que esto haya 
ido ocurrir y siga ocurriendo casi 
lariamente, la tienen por igual los 
“es poderes de la nación. 
El Congreso, por haber sancionado 
1 error y no repararlo desde hace 
*z y siete años, ¡Diez y siete años! 
ll Esecutivo. nor no haberlo nhear. 
ado a tiempo ni adop- 
ado ninguna medida que 
vudiera enderezar e] en- 
uerto. 
Y el Judicial, por no 
aber interpretado lo 
ue tan fácil era, es de- 
Y, que “un paraje en 
os territorios del Sur" 
10 debe ser, necesaria 
nente, el presidio de 
'shuaja, 
“Este poder que a fuer- 
A de interpretaciones 
Jue le son privativas ha llegado a 
anular, en la práctica, casi por comple- 
to, los beneficios de la excarcelación y 
de la libertad condicional, no ha podi- 
do hallar dentro del concierto de sus 
deliberaciones y de los viejos infolios 
lel Derecho, el argumento que destruya 
al error existente en la letra de la ley 
y permita que se imponga el espíritu 
de ella misma, que es su verdadero y 
ánico valor. 
“Por el contrario, opuso reparos, en 
sierto momento, a un pedido de indulto 
de un condenado con la accesoria de 
reclusión. aduciendo due ésta no era 
ma pena, y que el presidente de la Na- 
!;ón no puede ejercer el derecho de 
rracia sino sobre las penas. 
ero... si el no poder salir nunca de 
residio, perdiendo para siempre el de- 
echo a la libertad; si el vestir, hasta 
ue deje de latir el corazón, uniforme 
il de presidario, si la muerte civil no 
: una pena..., ¿qué es? 
— Una accesoria, 
— ¡Linda accesoria! 
Afortunadaménte, el Poder Ejecuti- 
'0 10 aceptó este criterio, y concedió 
1 indulto. 
RAZONES DE UNA SINRAZON 
ra sabemos que el no adoptar me- 
:das para poner término a esta injus- 
cia se debe a que todo el Sur argen- 
ino carece de elementos de seguridad 
ara relegados y confinados, y que 
stos, al poder circular libremente, se- 
uirían siendo un peligro social, sin 
tro cambio que el del ambiente, 
Sabemos que habría quejas de pací- 
icos vecinos de esos lejanos y laborio- 
os pueblos, a quienes poco les agrada- 
la una lenta invasión de personas tan 
Hco pPratas. 
3ajo un frio 
ntenso los pe- 
ados cumplen 
«+ trabajo en 
Ll monte. De- 
olación en el 
yuisaje y en el 
iIma de tos 
»om:denados. 
uede que 
opt _— Razones todas éstas ponderables y 
ito de ma- justas, pero que dejan de serlo en cuan- 
ur, pero “el to se repara que ellas no tienen nada 
2, en su “de común con el delito ni con el de- 
rio y ter- Jlincuente, a 
ninante -— ¿Qué culpa tienen los condenados de 
——_——— que en el país no haya los: elementos 
1 presidio necesarios pura que se cumpla la ley 
» Ushuaia, que los castiga o la ley que los ampara? 
Después de haber pagado sus deli- 
ne “on la prisión. tienen que pagar 
on el presidio la imprevisión de gober- 
antes que dictan o aprueban leyes 
ue no pueden cumplir ni hacer cum- 
ir. . 
Cuando Is justicia se ve obligada a 
meter una injusticia — valga lo re- 
1anido de la frase — el Estado debe 
oner en manos de aquélla los medios 
e repararla. . 
Y si esto ya es tarde para muchos, 
ara muchos más todavía se está a 
“empo.. 
Obsérvese esta pequeña estadística 
e castigados con el 52, que gentilmen- 
2 me ha proporcionado el Director Ge- 
.eral de Institutos Penales, doctor José 
faría Paz Anchorena: 
¿n la Penitenciaría Nacional.... 22 
"n la Cárcel de Encausados.... 1 
on el presidio de Ushuaia....... 126 
un el Hospicio de las Mercedes.., 2 
'sperando cumplir la condena 
principal para ser remitidos a 
NSHUNa + ....5 resunos . E 
226 
¡TOTAL: SON DOSCIENTOS 
"EINTISEIS HOMBRES CONDE- 
IADOS A LA PENA QUE, EN 
S¡UESTRO PAIS, REEMPLAZA A 
A DE LA MUERTE! 
Y no por condena... ¡Por acceso- 
ia! 
LAS SOLUCIONES 
Este problema no pide: ¡clama!, 
+rontas soluciones. o 
La primera surge, espontáneamente, 
le su simple enunciación. Es decir, la 
nmediata sanción de una ley que al re- 
ormar el artículo 52 haga desaparecer 
| funesto error. 
La segunda podría ser la demarca- 
jón de zonas, en el Sur, habitables y 
añas, prudentemente vigiladas, en las 
jue se podría confinar a los relegados, 
roporcionándoles viviendas y elemen- 
ns de trabajo rural. - 
.. Y una tercera solución, aunque de 
aráctér transitorio, a la espera de las 
a 
La nieve lo cubre todo, ahogando bajo 
u blancura la áspera tierra del Sur, 
*sidencia final de quien violó la ley 
inflexible, 
> e > 
os primeras, que me permito sugerir 
| ministro de Justicia y a la Direc- 
ión de Institutos Penales, consistiría 
n retener en las prisiones donde ac- 
ualmente cumplen sus condenas, a los 
astigades con la accesoria del 52, ha- 
iendo regresar, a la vez, a los que se 
lan en Ushuaia.
	        
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