7? de septiembre de 1938.
Un astrónomo casero |
(Continuación de Iz pág. anterior)
dla Ba *
+ carcajadas, Y cuanto más arreciaba
2 lluvia, más viva y desbordante se ha-
a su alegría, Impulsado por ésta, co-
no un demente, se lanzó al dormito-
o de su hijo, qué en ese momento
»Chaba una siesta para reponerse del
sueño perdido la noche anterior, y lo
lespertó a gritos.
— ¡Jorge, Jorge: llueve, llueve!...
— ¿Qué pasa? ¿Qué pasa? — dijo el
oven al despertar sobresaltado.
— ¡Es que llueve, Jorge, llueve a
:ántaros!
— Y bueno, ¿qué hay con eso? —
"epuso Jorge, sin dejar de mirarlo es-
"upefacto,
—¿Cómo qué hay? ¡Tu madre y tus
lermanas se han ido a una excursión,
7 a esta hora se están dando un re-
hojón! ¡Yo se lo había advertido de
tue iba a llover!
Jorge, atónito por la salvaje alegría
le que daba muestra su padre, llegó
1 Creer que de pronto se hubiese vuel-
o loco, Pero luego, reflexionando, com-
xendió las razones que lo impulsaban
+ tan inusitadas. manifestaciones. Y
aciéndose el solidario con sus miem-
"Tos de familia, un tanto contrariado,
n el fondo, volvió a acostarse, y dos
esundos después reanudaba sus inte-
TUMpidos ronquidos.
Era casi de noche cuando su señora
- SUS tres hijas volvieron a la casa.
Yo había cesado aún de llover, y aho-
"a la Nluvia persistía, fina y penetran-
e. Estaban caladas hasta los huesos.
Como se lo imaginara el inefable don
Sernardo, la tormenta las había sor-
»Tendido distante de todo reparo. Ve-
an malhumoradas, y serias, muy se-
las, pasaron junto a él sin siquiera
"oncederle el honor de dirigirle la mi-
ada.
Don. Bernardo se hizo intérprete del
homento psicológico por que atravesa-
"an, y guardó un respetuoso silencio.
Vo obstante, en su alma se agitaba
Ticontenible el vehemente deseo del des-
luite, “Es necesario esperar”, se dijo,
'Onvencido de que ya le había llegado
1 momento de poder reírse a sus an-
"has,
Una hora despúés, dispuesta la cena,
odos estaban reunidos en la mesa, La
cena transcurría silenciosa y con las
“aracterísticas que preceden al entie-
"To de algún miembro de familia. En
ácito acuerdo, todos se esforzaban en
20 darle oportunidad de hablar.
Don Bernardo, que había soportado
Neses tras meses, y tal vez años, sus
nofas y cuchufletas, comprendía el
1Enificado de aquella actitud, y en
in momento dado le resultó tan ri-
lícula y grotesca la situación de sus
amiliares, que estalló en una inconte-
Nible y feroz carcajada.
. ¡Mejor no lo hubiera hecho! Su se-
"ora y sus tres seráficas hijas, como
hovidas por un resorte, todas a un
Tempo, se levantaron indignadas. La
"imera en romper el fuego fué su
“ara mitad,
— ¿De .qué te ríes, pedazo de zan-
La voz amiga para
¿odo el día. El com-
pañero para sus hijos.
Esto es el receptor de
radio en su hogar, si
está sintonizado con
L R 1 Radio El Mundo
E ———]—Ñ
— ARMENEEAA—_——][]——]—]
-vuango? ¡Sería mejor que te avergon-
aras un poco de habernos engañado
in miserablemente!
— ¡Sí, papá; es de malvado la for-
13 con que deliberadamente ha obra-
o con nosotras! ¡Y eso no se lo per-
onaremos nunca! — Esto dijo la ma-
or de las tres hijas. Y a continua-
'ón, como por orden jerárquico, agre-
ú la segunda de ellas:
—¡Jamás lo creíamos a usted capaz
tamaña infamia!
Y la tercera afirmó: .
— Sí; ha obrado usted con preme-
«tación y alevosía, como cuadra a un
erfecto malvado! —
Don Bernardo, como galvanizado por
1 insolente e insólita descarga de ta-
años improperios, no atinó más que
murmurar:
— Pero... ¿acaso yo...?
—¡SÍ, sí; tú eres el culpable! —
'ociferó la esposa, — ¡No trates de
lefenderte! ¡Has obrado con tanta ma.
ibra, con la intención de recabar la
:pinión que le merecía tan inusitado
taque de que había sido víctima.
— ¿Qué te parece todo esto, Jorge?
El joven levantó de pronto la vista
el plato, y por un instante, sin po-
'er articular palabra, se quedó miran.
lo 4 su padre, con los ojos desorbita-
.08 y cuajados de lágrimas, en un vi-
ible esfuerzo gutural, como cuando
ma fuerte y honda emoción nos aho-
a.
— ¡Pobre! — se dijo mentalmente
1 inefable don Bernardo, — Se ha
ercatado de mis sentimientos y de la
rbitraria actitud de su madre y sus
ermanas. No puede decir palabra...
La emoción lo embarga!
Sin sospechar mi remotamente lo
ue en realidad le ocurría, pues el po-
re Jorge, a) ser sorprendido por la
regunta de su padre, se atragantó
on un bocado demasiado grande y es-
Avo a punto de ahorarse. Tanto es así.
e
OCURRENCIAS DE LULU
por MARGE
DERECHOS
TESERVADOS)
2 fe, que no esperes que he de per-
-onártelo nunca, nuca!
— Pero... ¿cómo mala fe? — insis-
16 él
— Sí, papá —- replicó la mayor; —
10 es otra la palabra que mejor cua-
Ya... ¡Mala fe! ¡Mala fe!
— ¡En vez de engañarnos tan tor-
emente — objetó la segunda -— bien
odía habernos dicho la verdad, como
o ha hecho siempre, de que iba a ha-
:er un tiempo espléndido, y nosotras
10 nos hubiéramos movido de casa!
— Sí, sí — replicó la menor; — es:
isted un perverso. ¡Un perverso!
Y las cuatro mujeres a un tiempo,
omo obedeciendo a una orden impar-
ida de antemano, salieron una tras
tra del comedor, dejando al pobre don
Jernardo atónito y con la hoca abier-
a. Todo aquello le había impresiona-
o hondamente, Miró un instante a
"orge, que, como si nada hubiese ocu-
rido allí, seguía devorando como un
roglodita.
Le pareció oportuno dirieirle la ba-
--—————]——;———]—
- Way"
ue al salvar el duro trance, se le-
“antó airado de la mesa y se marchó
aciferando:
— Y a mí ¿qué me cuenta? ¡Yo no
Jiero saber nada! ¡Que se las arre-
len ustedes!...
Una vez solo, el pobre don Bernardo
.óse a reflexionar profundamente so-
re la tormenta que había desencade-
ado. Deploró la situación engorrosa
ue le había creado su inofensiva e
1ocente manía. Su señora y sus hijas,
empre tan respetuosas con él, no ha-
lan vacilado en insolentarse y tra-
'Tlo irreverentemente.
Cuando se retiró a su cuarto, al
vantar la vista, se encontró con el
1adro de San Antonio, que parecía
tirarlo con inefable ternura. Recordó
ue algunas horas antes le había pe-
ido fervientemente que hiciera llover.
7 acercándose a la imagen, meneando
1 cabeza, le dijo:
— ¡Ahora comprendo, beatísimo San
1ntonio, por qué ya los santos no
uieren hacer milaeros!
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