Full text: 28.1938,21.Sept.=Nr. 1444 (1938144400)

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XN OMO es sábado y primero de 
mes, el teatro Boedo desborda 
de público cuando llegamos a él 
en busca de Alberto Anchart. 
Acaba de terminar la última sección 
nocturna y encontramos al popular ac- 
tor en su camarín, enfrascado en la ta- 
rea de desmaquillarse. Aludimos a la 
muchedumbre, que momentos antes sa- 
da del teatro, y Anchart apunta esta 
axplicación: 
— Hoy no tiene nada de particular. 
Mañana es día de fiesta y la muchacha- 
la acaba de cobrar el sueldo y anda 
odavía con vento fresco. 
— ¿Y ayer? 
— Ayer fué mi debut. También eché 
a gente a la calle. En verdad que no 
suedo quejarme. Los muchachos del ba- 
rrio me Ban respondido. 
— ¿Es usted de este barrio? 
— No; pero como si lo fuera. He tra- 
bajado varias veces en Boedo, y en to- 
dos los barrios de la capital. Y tam- 
bién en casi todos los pueblos de la Re- 
pública. $ 
— Y en los teatros del centro — ín- 
terviene el apuntador Ismael Pandre, 
viejo amigo de Anchart, que aparece en 
a puerta del camarín. 
— Así es; pero antes de llegar al cen- 
tro hay que cincharla, compañero — le 
replica Anchart. . 
os ¿Dónde se inició usted en el tea- 
? 
—. En el circo, como buen artista crio- 
llo, La cosa ocurrió en Gualeguay, pro- 
fíncia de Entre Ríos, de donde soy 
wiundo, ¿Se dice oriundo, no? Allí na- 
1 el 20 de enero de 1905. Mi nombre 
sompleto es Jesús Alberto Anchart. Pe- 
ro aunque me llamo Jesús, todavía nú 
he cumplido treinta y tres años, que, co- 
mo todo el mundo sabe. es la edad de 
/ 
/ 
*risto. Soy el menor de mis ocho herina- 
os. Cuando aún no tenía seis años fa- 
eció mi padre, y nuestra casa, que nun- 
a estuvo arriba, se vino abajo del to- 
lo. Me mandaron a la escuela, pero no 
af mucho, Apenas si aprendí a leer y 
scribir junto a una maestra que te- 
ía más años que alumnos y a quien 
amaban en el pueblo la vieja Gadea. 
“ambién aprendi a sumar, y a restar, y 
. tocar la guitarra, que me enseñó un 
10reno payador muy popular en aque- 
'os pagos entrerrianos. Como mí pro- 
lema más urgente no era el de la ins. 
rucción, sino el de la alimentación, a 
»s ocho años abandoné la escuela de 
a vieja Gadea y empecé a aprender 
n el gran libro de la vida. Desde en- 
onces he sido un autodidacta. ¿Se di- 
e autodidacta, no? Me ganaba la vi- 
la vendiendo diarios v lustrando boti- 
II) | 
r 
empezó el teatro 
1es. Luego me hice payador. “Iba por 
os cafés tocando la guitarra y cantan- 
lo canciones criollas: “La yegiiecita”, 
Sanjuanina de mi amor” y otras que 
10 recuerdo. Y les dedicaba versos aje- 
108 a los notables del pueblo. Después 
asaba el plato. Los días de fiesta ga- 
1aba hasta dos y tres pesos, y entre se. 
nana, cuando tenía suerte, me redon- 
leaba un mango y a veces uno cin- 
uenta. Había que parar la olla en ca- 
a. También fuí portacestas de las com- 
1añías españolas que llevaba a Guale- 
¿uay el empresario Jaime Falconel. Y 
edo eso cuando aún no tenía diez años. 
EQUILIBRISTA, DOMADOR Y TONY 
DE “SOIREE” 
— ¿Y a qué edad debutó usted en el 
»irco? 
— Antes de cumplir los once. Fué un 
lebut de lo más modesto. Como que en- 
ré de peón en el circo criollo de los 
1ermanos Ponce... Con ellos venía el 
quilibrista Simón Lestrade, que traía 
in chico de ayudante. El chico se dis- 
ocó un pie y yo me ofrecí para reem- 
Xazarlo. Trabajábamos a veinte metros 
le altura en la cuerda floja y sin red. 
Y digo que trabajábamos, porque al 
nes ya era yo tan bailarín equilibrista 
mo mi maestro. El me ganaba bai- 
ando en la cuerda floja, pero no co- 
no equilibrista, Como no me pagaba 
más que ocho pesos por semana, tenía 
que hacer verdaderos equilibrios: finan- 
tieros para vivir y mandar algo a mi 
zasa. Del circo Ponce pasamos al circo 
alemán Cipifeltus, que nos quiso llevar 
1 Europa. Pero como Bimón se había 
enamorado de una ecuyere que dejó al 
Cipifeltus para pasar al circo america- 
no Lovandi, allá nos fuimos los dos de- 
'Tás de la ecuyere, que a su vez estaba 
mamorada de un domador de tigres. 
"or culpa de ella perdí la única opor- 
amidad de mi vida para conocer Eu- 
ropa. En cambio, he recorrido -todo el 
xaís y el Uruguay, primero como equi- 
tibrista; trapecista y tony de “soirée”, y 
lespués como guitarrero y actor. Tam- 
vién he sido domador de caballos y es- 
uve a punto de ser jockey. Con esa in- 
ención vine por primera yez a Buenos 
Tea 
gia 
E 
CY ISTOL LLE 
lla 
bailando en la cuerda floja 
Como tantos 
artistas criollos, 
pegó un salto 
desde el picade- 
ro al escenario 
, 
Mberto Ancharlt interpre- 
lándose a sí mismo en un 
papel de galán joven opti- 
mista w confiado. 
— ¿Cuándo fué eso? 
--Cuando ya andaba por los trece 
ños, Me presenté a Naciano Moreno 
, pedirle un puesto de aprendiz de va- 
eador. Pero se cortó en flor mi carre- 
2 de jockey por culpa de un paya- 
lor que se me atravesó en el camino. 
Jna tarde estaba yo tocando la guita- 
ra a la puerta de mi casa, en Pederne- 
a y Recuero, cuando se me acercó un 
1egro a desafiarme a una payada. Le 
cepté sobre el pucho y nos trenzamos 
Mí no más en presencia de todos los 
ecinos. Me venció el moreno, que resul- 
6 ser el negro López, un payador de 
webas mentas en el barrio. El. ganó 
nel contrapunto; pero yo me floreé en 
a guitarra y quedamos tan amigos. 
"ormamos un dúo y nos fuimos a tra- 
ajar a un café en el pueblo de Em- 
alme Tabo Cianábamos la comida y 
'a contribución espontánea de los clien- 
€8s, Recuerdo que el día del debut, por 
'omer apurado un plato de pescado, se 
e atragantó una espina al moreno, Con 
an sorpresa mía, pidió el collar de 
in perro para curarse. Yo creí que se 
o iba a poner; pero en vez de eso pi- 
lió una cinta, la cortó a la misma me- 
lida del collar y se la ató al pescuezo. 
Santo remedio, amigo! Al rato le des- 
ipareció el mal y cantó mejor que 
minica, 
—Es un tratamiento muy usado entre 
os negros — aclara Ismael Pandre. 
— Debe serlo. Pero sólo es eficaz en- 
Te ellos, pues yo lo quise poner en 
1rácticd una vez y por poco me 
wogo. - 
“En Empalme Lobo — prosigue Au- 
1Cantinña en la página sirmiente:
	        
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