21 de septiembre de 1938.
Y para ello no haré más que repetir
as palabras de un teniente alemán, a
muien traté en el año 1930. Hablamos
argo Tato en el "Bar Cintra”, reunión
le extranjeros en la calle Eduard VII
— ¿Cree usted que hay resentimientos
mtre Alemania y Francia? -
— Puede que no... Pero Alemania
jene necesidad vital, inmediata, de re-
:onquistar sus posiciones. Nuestra eco-
1mía mo puede mantener una situa-
ión internacional con la exigiiedad de
sus entradas... ¿Acaso Alemania pue-
le desenvolver sus industrias cuando
uy
Pa L
FRENTE A LA GRAVE
CRISIS EUROPEA, UN
PERIODISTA HACE
DECLARACIONES
FUERTEMENTE
LIGADAS A LA
ACTUALIDAD
Escribe FELIX D'ABREU
jebe adquirir. sus materias primas en
>] extranjero?
-No creo que haya inconveniente...
—. Sí, los hay. Y demasiado podero-
s08. Nuestro suelo, aquel más rico, es-
4 repartido. Nuestras colonias exis-
en para los extraños, y nuestro pue-
o reclama su vida independiente, des-
le el ciudadano hasta el campesino,
tonvertido en un peso muerto dentro
de las ciudades... ¡Y usted sabe de-
nasiado bien como quiere el campesi-
10, alemán a la tierra!
— Pero Francia debe cobrarse de
Alguna maner8... Ra
— ¡Mucho es lo que ha cobrado ya! -
Perdón: no olvido que usted es fran-
és; pero le ruego acepte el que yo sea
lemán... ¡Algún día nos veremos en
a obligación de denunciar el Tratado
le Versalles! ...
Y nos alejamos. El con su enérgico
aso de teutón y yo pensando en, Ale-
nanía. Ya para ese año, en Europa
e vivía la inquietante política de post-
ruerra.
ELA ACTUALIDAD
Con el empujón de Italia, hemos vis-
o cómo Alemania ha ido denunciando
EN LA
entamente el Tratado de Versalles.
'ómec se ha ido sosteniendo una. situa-
ión en un mágico equilibrio de políti-
a. Europa se ha visto libre de la con-
ienda gracias a que el Tratado tie-
e estupendas facilidades elásticas: el
xDebiscito del Sarre, la toma militar
e Renania, el rearme alemán, el “an-
huls” a Austria... Y la posible agrée:
ión a Checoslovaquia, punto culminan-
e del momento. .
¿Estaba Alemania en su derecho?
"o tendría que opinar que no. Rotun-
amente, Pero es la historia la encar-
rada de desmentir a los hombres, y
a historia del año 1914 al año 1938
stá llena de malos entendidos, de ar-
rucias, de luchas sordas y resentimien-
os, De ello. deben rendir cuentas en
rimer lugar los países agresores, los
ue han olvidado la dura lección que
odos experimentamos en la guerra pa-
ada. Alemania ha cometido el terri
le error de creer que su peso bélico
ebe ser usado en contra de todos los
lerechos, El Sarre fué un ejemplo
ue le pudo permitir. guardar la. tran-
¡vilidad necesaria para espantar de
Iuropa las probabilidades sangrientas
le una conflagración. Pero. Hitler no
0 cree así. Pesa por un lado la com-
»añía de militares del nuevo tipo que
nfluyen en la marcha internacional de
Alemania, y por otro, la seguridad
:quivocada de encontrar de-
vilidad. .
Se pensó en las esferas del
¿obierno alemán que se lo-
rraría en poco tiempo lo que
acíficamente tendría que de-
nora lo prudencial, Y se
entaron las grandes aven-
uras, Se emplearon los mé-
odos terminantes de la con-
quista violenta. No se pensó
que todo ello podría desem-.
bocar por el sangriento ca-
llejón de la contienda, -
Y ahora, en 1938, se vive
a dura realidad de estar
rróximo el levantamiento del
xlón para el comienzo del
irama.
Aquellas palabras del te-
siente alemán, palabras que
mis. creencias ya me habían
lenunciado, vienen 4 traer-
me la idea posible de una
cantidad de hombres que €es-
tán bajo las armas del otro
ado del Rhin...
YO ESTUVE EN LA GUERRA
He visto de cerca la deses-
eración. Ya lo dije, Pero pa-
'ece necesario repetirlo hasta
:1 cansancio. Veo a los mu-
hachos que no habían naci-
lo aún en 1914 decir por las
alles de este París que es
¡ecesario “el ejemplo termi-
1ante, dar el golpe que ter-
nine de una vez por todas
on las pretensiones de Ale-
nania... Estoy de acuerdo en
arte. Sé demasiado bien que
a enérgica actitud de Fran-
ía e Inglaterra pueden evi-
ar al mundo nuevas y terri-
»es. heridas, pero... ¿puede
Hitler retroceder? Eso de-
»xende más de su pueblo. Es
il quien tiene la última pa-
abra, ya que si los alemanes
e contentan con la impre-
ión causada, y los sudetes
10 claman por la interven-
ión de sus hermanos, aún
Titler está a tiempo de sal-
rar su prestigio. ¿Pero
id el dirigente del nazismo
era flaquear su popularidad
y el peligro de un desprestigio total?
Entonces, Europa no tiene más que
ima salida: la guerra. Y en estos mo-
nentos se respira un aire por demás
argado... .
Yo estuve en la guerra, Comprendo
jue la situación actual a Francia no
e cabe más que la medida de procu-
rar la paz y la tranquilidad del hom-
bre a cualquier precio; pern, a no du-
derlo, este es muy elevado cuando se
bara con sanere. -
Como antes, el hombre se va acos-
umbrando a vivir en la cueva de
'opos de la trinchera. Las tropas
checas “ya se hallan listas en los
tubterráneos abiertos a lo largo de
la trontera.
Los franceses tenemos plena con-
dencia, al igual que los ingleses, de
amestra misión en la hora actual.
Quiera Dios que Alemania no la pier-
la.
La poderosa múquina de guerra del
Reich se encamina hacia la jfron-
'era checoslovaca pretextando ma-
sobras. Los pesados cañones abri-
án el Juego de la posible nuevt
conti== 1"