28 de septiembre de 1938. -
si han de sufrir? — terminó Maldo-
nado alejándose,
m
— Engracia: tenemos que d'irnos -—
'e dijo a su mujer esa noche, cuando
ipagó la vela dispuesto a dormir,
— Como querás, Crispiniano.
En la obseuridad de la pieza contó
4 su esposa la pena que lo oprimía des-
de que Toribio dentó. Refirióle la po-
a importancia que le habían dado sus
compañeros, la indiferencia agresiva
*0n que recibía el dueño de la estan-
tia las nuevas de su chico. Era por
demás inaguantable continuar vivien
do allí, entre la escarcha de los cora-
¿ones de la gente.
Hacía ya varias noches que lucha-
ba consigo mismo. Antes, cuando no
había nacido Toribio, lo querían bien
y desde que el muchachito llegó, em-
vezó la frialdad de todos, ——
— Si no hubiera venido Toribio -—-
MuUrmuró entre dientes — me querrían
HÁs,,.-
Pero de inmediato desechó esta idea
“omo se.-espanta un caballo a la vista
"e una víbora. 4
— ¡No, no! — gritó. — ¡Bienveni-
do, mijo! — Y saltando de la came
abrazó fuerte a Toribio, hasta hacer-
le arrancar lagrimones por su cari-
ctas intempestivas.
El invierno ya avisaba su llegada,
El agua se había escarchado con el
"río de la noche. Pero a los primeros
“avos del sol se fué derritiendo, mos-
trando los charcos su arruga móvil
4g1tada por la brisa mañanera. .
En el corazón de Crispiniano tam-
*ién se licuó la escarcha,
— Toribio se escapó solito. Nadie lo
tabía visto. Sus padres corrían de un
ado a otro buscándolo como perdices
iSustadas, -
—l Toribio, Toriiiibio! — lo llamaban,
Toda la peonada los ayudó. Revisa-
»an los cuadros, el monte, la aguada.
7 Toribio no aparecía.
Crispiniano miró a sus compañeros
Jna idea lo asaltó: su patrón no es
“aba,
— Le habrá hecho algo don Albino...
Desesperado, con un presentimiento
que lo atoraba, corriendo sin rumbo,
legó al mimbral que tapaba el arroyo,
Sin hacer ruido separó las varas. Tras
ellas estaba el dueño de la estancia
"on su hijo en brazos. .
.— ¡Muchachito lindo! — le oyó de
Ir. — Si no juera por mí, gtien cha.
mMzón te das...
— ¿Y papá? — preguntó Toribio,
Albino Maldonado lo besaba en las
manos, en la carita coloradota por el
"río. Con su barba hirsuta acariciaba
'as mejillas tiernas del chico.
—¿Tu papá? Feliz de él que te tie-
Ne...- Vamos, vamos a casa, que te
la dar un trajecito lindo que mandé
*ráirte de Giienos Aires,
Crispiniano ya no veía. Sin. poder
“ontenerse abrió el mimbral y cayó en
“Trazos del patrón, - -
En los charcos se mecía el agua, Ya
“a había más escarcha,
——a——]——[——]r———— iD
Los “gangster” no eran...
. (Continuación de la página 15) |
ame das FL
Tres norteamericanos a la propagación
del crimen juvenil? Primeramente: la
Juventud de hoy goza de demasiada, li-
bertad, El joven que lo hace todo por
“u cuenta, viene y va como le place, y
'UYos padres nunca averiguan cuáles
sn sus actividades, es la presa más
ndicada del “gangster”, y es fácilmen-
te atraído hacia una vida criminal con
16
a promesa de “un rato divertido” c
dinero fácil”, l
Un niño “mimado” es también un eri-
ninal en perspectiva. Si siempre ha
1echo su propia voluntad, también lo
1ará cuando grande, aunque tenga que
riolar la ley para satisfacer sus ca-
ichos. De este modo, una madre de-
nasiado indulgente causa más daño
1 su hijo de lo que es posible estimar.
Hace poco tiempo hice un reportaje
2 un joven que estaba por comenzar
ina condena perpetua por asesinato.
-0 interrogué sobre su vida anterior
y si algún motivo durante su infancia
0 indujo a tomar el mal camino. Me
onfesó que había sido desobediente.
Contaba que su madre nunca lo re-
taba por ese motivo, y decía a cualouie-
a que aconsejaba castigarlo. por -su
lesobediencia: “¡Es solamente un ni-
io!” Reñía constantemente con los
naestros y se disgustaba por cualquier
rítica, sobre su. comportamiento,
“— ¡Ella creía que yo era perfecto!”
— exclamó el joven con una sonrisa
marga.
Otro caso notable es el del joven
¿duardo George Dillon, de San Luis.
Jurante todo su vida, su madre indul-
sente continuó haciendo uso de su gran
ortuna e influencia para sacarlo de
m lío tras otro, Una mañana su pa-
Ire, el doctor William Dillon, fué en-
:ontrado muerto de un balazo, y la po-
icía sospechaba del joven Eduardo
vorque era el beneficiario de la póliza
de seguro de vida de veinticinco mil
lolares. Pero el hijo.se rió de ellos, ne-
Jándose a decir dónde había estado la
3oche del asesinato, y lo dejaron ir.
En menos de un año Eduardo fué
sentenciado a varios años en la prisión
de Sing-Sing por un asalto en Nueva
York, y después de hacer gestiones du-
cante cuatro años, la madre consiguió
que Jo indultaran. ¡Pocos meses des-
vés fué encerrado en una cárcel de
“hicago por tomar parte en setenta y
uatro robos! Todavía está en la pe-
sitenciaría de Tilinois, y de acuerdo con
as últimas noticias, su madre está ha-
“iendo todo lo posible para que lo in-
Julten nuevamente. Quizá si ella lo hu-
sera castigado cuando niño, cada vez
que lo necesitara no estaría actualmen
fe tratando de sacarlo de la nrisión.
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