OLLYWOOD está sufriendo
2quivocada publicidad
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¡QUE OPINA USTED DE ESTO?
Por si no la han reconocido, nos
ipresuramos a manijestaries que esta
toma es la estrella Martha Raye.
¿Creen ustedes que una foto así, am-
nliamente difundido, constituye bue-
na proneganda nara ella?
ECUERDO que cuando. estuve
: en Hollywood, cada vez que en
un estudio conversaba con al-
gún jefe de publicidad me ne-
gaba a reconocer totalmente las ven-
Lajas de la propaganda tal como allí Ja
entendían. —:
— La - publicidad me. parece muy
bien — les decía, — pero siempre que
ásta sea constructiva y tienda a enal-
ecer los méritos de una película o de
m artista, Pero si, en cambio, tiende
a desprestigiar a una figura, enton-
nes..
— ¡Mentira! — me, respondían, —
¡La publicidad es buena siempre! ¡No
importa que se hable bien o mal de un
artista! ¡Lo esencial es que se hable!
Mientras el nombre de una estrella
astá en el candelero, interesa. Lo malo
23 cuando no se la nombra. Entonces
quiere decir que a la gente le resulta
indiferente, y eso es lo terrible... *:
Así, sobre la base de esta respuesta,
se trabajó siempre en los departamen-
"os de propaganda de Hollywood.
— ¡Primero tenemos que mencionar
il artista! — decían sus jefes. — ¡Y
:ecién después debe interesarnos ha-
plar bien de él!
Yo nunca pude entender esto. Jamás
»ude reconocer cómo era posible que a
Joan Crawford, por ejemplo, le con-
venía que un periodista la nombrase
y dijese de ella que es rematadamente
ea y que tiene el cutis cubierto de
Jecas, ,
— ¡Lo esencial es que la nombren!
— me respondían por allá cada vez que
es planteaba este problema.
Y cuando, por casualidad, caía en
mis manos una revista que había re-
producido una foto de Joan sin ma-
quillaje y exhibiendo toda su fealdad,
¡e las mostraba.
TE, Bi .
— Y, esto. ¿también es buena publi-
idad para Ella? — les pregiftaba. '
— ¡También! — me respondían,
Pero yo núnca creí en lo que me
ecían.
ASTROS Y ESTRELLAS “AL
— NATURAL”
“ a 4 . xo a -
Y es que a mi, ndiva como periodista,
¡no como simple espectador, jamás
se produjeron buena impresión los as-
ros y estrellas vistos al natural. Es.
lecir, sin maquillaje, sin arreglo ál-
uno. —.
Muchas veces tuve oportunidad: de
erlos a ellosiy a ellas en los dancings
clubs nocturnos a altas horas de la
.oche. A esas horas en que las traido-
as ojeras marcan un negro surco so
e los párpados y la pintura se va
vaporando. A esas horas en que la
atiga se hace presente y con ella ese
esgano por aparentar más belleza de
a que en realidad se tiene. A esa:
ras en que se ha bebido un poco más
le la cuenta y el alcohol hace decir y
acer tonterías.”
Y más de cuatro veces, contemplan-
10 así a los grandes astros y estrellas,
'o Me preguntaba: - A
— Suponiendo que aquí hubiese mi-
15 de admiradores de todos estos .-ar-
istas y pudiesen ver y escuchar lo
ue hacen, ¿qué impresión recibirían?
7 suponiendo que todo esto se utiliza-
DESILUSIONO A LOS ADMIRADO-
RES DE WILLIAM POWELL
ste gesto del popular galán causó
nuy mala impresión, sobre todo en-
re sus admiradoras. Y mirándolo
xien..., No es para menos, Sabre todo
i consideramos que el astro está en-
re dos bellezas como Norma Shearer
4 Kay Francis.
PROPAGANDA QUE SURTE EL
EFECTO DESEADO
"otografías como ésta son las que
Tollywood trata de difundir. Ann
Rutherford y Mary Howard han
vosado para un modelo de joto
7ue, según los técnicos de Holly-
wood, es publicidad ideal, sobre
todo para las actrices que comio
ollas recién se inician en el cine.
se, tal cual yo lo veo, como material de
propaganda, ¿no sería contraproducen-
€ esa. publicidad?
¿Qué efecto causaría en el público
si algún fotógrafo retratase a los ar-
vistas en estos momentos y luego pu-
blicase las fotos en un periódico?
De acuerdo con lo que los jefes de
rTopaganda me habían dicho, eso sería
Suena publicidad. Aparecerían impre=
308 los nombres de los artistas y sus
rostros... Eso sería nombrarlos, es de-
cir, satisfacer la única exigencia pu-
blicitaria que por Hollywood tenían...
Y sería también “sacarles. los tra-
pitos al sol”. a los astros y estrellas.
Narrar algunas de sus intimidades,
ponerlos ante el público tal como so,
sin esa aureola con que siempre han
sido rodeados, Decir que gritan y se
enojan, y mienten y tienen, como cual-
quier mortal, defectos y calamidades.
¿Llenaría esto los requisitos de la
ublicidad, que siempre tiende a elevar
a Una figura e imponerla, tanto por
sus virtudes como por sus defectos?