DILUCIDACIONES MÉTRICAS
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Muerden su pelo negro, sedoso y rizo...
Julián del Casal, Una Maja, (1892).
Tu cuarteto es cuadriga de águilas bravas...
Rubén Darío, Salvador Díaz Mirón, (1888).
Al poeta malagueño le ha cabido en este caso la misma triste
gloria de ser un postrero. El soneto dodecasílabo, que no había
de hacerse con elementos increados, fué compuesto por buen nú
mero de poetas hispanoamericanos, quienes, cronológicamente son
guías y maestros de Salvador Rueda, a este respecto, o cuando
menos antecesores. De manera que diez y ocho años antes de
que Rueda lo “inventara”, ya Rubén Darío había hecho el soneto
dodecasilábico, y lanzádolo a recorrer todo el Nuevo Mundo y la
auténtica España desde las páginas evangélicas de Azul...
No acaba aquí esta cuestión. Razones de índole personal me
obligan a añadir algunos renglones más a los trazados. Si no
marro en mi nota, el soneto Bailadora lo vi por vez primera, in
serto, y con un dibujo, alusivo, de Angel Huerta, en la edición
de Blanco y Negro correspondiente al 11 de septiembre de 1897.
Y como que no trato de regatearle méritos a Rueda, quiero darle
a su asendereado soneto como nacimiento, no la fecha de la pu
blicación libresca, sino la que tengo por su primera inserción.
Aceptada esta lenidad temporal, siempre tendrá Rueda por pre
cursores a Rubén Darío, Julián del Casal, Salvador Díaz Mirón
y Amado Nervo, que yo conozca. Añadiré que Bailadora y Even
tail— del último poeta citado—son hijos legítimos de Un torero y
Una maja, de Julián del Casal; así como Cuadro Andaluz, aunque
con fecha de 1899—es un descendiente, en línea recta, de Bailadora.
René López,—condiscípulo mío pocos meses, en Barcelona—lec
tor de Núñez de Arce, conoció a tiempo el soneto de Rueda, como
lo conocí yo. La impresión de “su rareza” originó tal vez Cuadro
andaluz, que el cubano dedicó al malagueño.
Se me ocurre algo más, atañedero al particular, y voy a ver
terlo. Rueda, siguiendo la costumbre—pésima y ya generalizada—-
de refundir y republicar libros en parte, insertó en Camafeos
(1897), sonetos publicados en otras obras. A su vez, Piedras
preciosas (la primera edición es de 1900), contiene sonetos de otros