PI Y MARGALL Y LA INDEPENDENCIA CUBANA
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El Gobierno provisional de Cuba radicado en Nueva York, por
boca de Don Tomás Estrada Palma, rechazó el ofrecimiento de
amplia autonomía que le hizo el gobierno español, por mediación
de Rafael Gasset de El Imparcial. Estrada Palma dijo que
ningún patriota cubano podía aceptar la autonomía; que los cubanos
habrían de obtener la independencia por las armas; y que estaban se
guros de que, aun cuando España ofreciese ia autonomía, después no
cumpliría su palabra.
Al conocer Pi y Margall esta contestación escribió:
Así las cosas, opino que debemos resignarnos a perder la Isla.
Perdida para nosotros está hace tiempo, a los ojos de las demás na
ciones... Estoy decididamente por la independencia de Cuba. La
aconsejan a la vez el derecho y la salud de la patria.
Con igual entereza de palabra y de concepto advirtió a los
gobernantes y a la opinión conturbada, de la locura que iban a
cometer, al disponerse a declarar la guerra contra los Estados
Unidos. Él conocía la desigualdad enorme que, en todos los ór
denes, mediaba entre España y Norte América, cuyo elogio hizo
antes y después de aquella guerra (2). La insensatez de los oli
garcas españoles enfrente de la torpe aventura iniciadora del de
sastre colonial de España, inspiró a Pi reflexiones e imprecaciones
inolvidables.
Emonces, como nunca, necesitó Pi de toda su entereza y se
renidad de carácter, para batirse con la opinión española, em
briagada de fermento belicoso contra el pueblo norteamericano.
Los Estados Unidos—decía—son poderosos; España, pobre y débil.
Tendrán ellos el campo de acción casi a la puerta; nosotros a la distancia
de 1,200 leguas. Hallarán ellos auxiliares en los cubanos insurrectos;
nosotros, enemigos. Encontrarán ellos, en Inglaterra, un más o menos
disimulado apoyo; en nación alguna nosotros, para quienes no han
tenido las de Europa sino estériles oficios.
(2) Con igual sinceridad, como se verá en el Apéndice, expresó
decepción por la política norteamericana, al observar los propósitos
Me Kinley contra Puerto Rico y Filipinas.
Pi y Margall su
imperialistas de