Full text: T. 27.1921,107 (19210027107)

SOBRE UN LIBRO DE LA GUERRA, ETC. 
243 
dura poco. La aventura, para la inmensa mayoría, pierde el encanto 
de la novedad antes de mucho; y la realidad férrea mata en breve 
las ilusiones forjadas en la ciudad, entre la sugestión de las mú 
sicas militares, el clamor del populacho y la embriaguez patriótica. 
La realidad es, o brutalmente sangrienta, o indecible, terrible 
mente árida, trabajosa y triste. La libertad soñada conviértese en 
esclavitud de todos los instantes, múltiple esclavitud de todos y 
cada uno, que hace del hombre una máquina de matar a la orden, 
fríamente, desde lejos las más veces, sin ver al enemigo las más 
veces, escondido, bañado en sudor, tiritando de frío, sin ver el 
objeto de la propia actividad homicida, hundido en cuevas o mar 
chando en la noche, ignorante del rumbo y el objeto, bajo la lluvia, 
sobre piedras... 
En este segundo estadio, que sobreviene tan rápidamente, es 
indispensable, para sostener el ánimo desprovisto casi de repente 
de todos sus falsos apoyos de la víspera, una fuerza ideal. Llá 
mesela patriotismo, fanatismo, aun odio, esa fuerza es necesaria 
de todo punto para no desmayar. Donde ella falta, sobreviene, 
repitámoslo, avasallador como un torrente, el deseo de la paz, que, 
contenido entonces por el miedo al castigo, la disciplina, la duda, 
envenénase a la larga y se convierte en disgusto, en cansancio 
iracundo o en fatalista resignación sombría. La nostalgia de las 
antiguas condiciones, por míseras que realmente hayan sido, se 
apodera del soldado con fuerza elemental, haciendo a su imagi 
nación embellecerlas con formas y colores que tal vez nunca 
poseyeron. 
No es cierto que la guerra ennoblezca a los hombres. No lo 
es en modo alguno. Cierto es que posee la humanidad fuerzas que, 
contenidas, o sistemáticamente envenenadas, han de hacer explo 
sión tarde o temprano, con daño de los mismos que, por ignorancia 
o maldad, causaron la explosión. Pero tan absurdo será afirmar 
que la explosión destructora es inevitable porque existen las fuer 
zas, como lo fuera el decir que porque un hombre rebosa de 
salud y fuerza ha de cometer forzosamente, para empleo apro 
piado de éstas, un asesinato. La fuerza puede emplearse en bien 
o en mal; en sí misma es amoral. ¡Ay de los que no saben em 
plearla; de los que la llevan por rumbos inciertos, de los que la 
alimentan en la ignorancia o en el odio, en el miedo o la envidia,
	        
© 2007 - | IAI SPK
Waiting...

Note to user

Dear user,

In response to current developments in the web technology used by the Goobi viewer, the software no longer supports your browser.

Please use one of the following browsers to display this page correctly.

Thank you.